Lo más bonito de tener un objetivo es defenderlo, ser necio y no olvidarlo, motivarse y recorrer todo ese camino que te lleva a realizarlo. Así, escuchando sólo el latir del corazón y aquella eventual ráfaga de viento, al superar una cuesta se descubre un nuevo paisaje, tan soberbio como hipnotizante.
Roberto Gracia Bolaños