Anboto

Aprovechando uno de los pocos días con buen clima, me propuse hacer una travesía por la cresta del Anboto. Viaje considerado en la región como el más hermoso, pero el más arriesgado.  Inicié el viaje ascendiendo la montaña Saibi (de poco más de 900 metros) con un desnivel de casi 600. Atravesé la montaña y después de un par de horas llegué al parqueo donde todos los montañistas inician su recorrido. Habría que subir otra montaña, Urkiolamendi, que muchos evitan bordeándola. Pero vale la pena ascender para apreciar mejor los picos que rodean el área.

Anboto, sentado en la cumbre del Anboto luego de haber superado toda la cresta, misma que se aprecia en el fondo.
Fotografías cortesía de Christian Rodgríguez.
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Ya en Anboto tomé una ruta directa. Sin saberlo terminé en la ruta que corona los tres picos de la montaña. Mientras comía algo, me alcanzaron un par de montañistas vascos que venían tras de mí porque sabían que me dirigía a la mejor ruta de la montaña. Pensaban que yo la conocía.  Pero ya juntos comenzamos la escalada con poco nivel técnico por toda la arista.

La mayor parte del cresterío es por una sendero de no más de 30 centímetros de ancho, algunos de mucho menos. Toda  con precipicios enormes, la que da al lado norte con más de 700 metros en caída libre. Algunos puntos con hielo y nieve sobre las laderas rocosas nos hicieron tomar más precauciones.  Al cabo de dos horas llegamos a la cumbre. ¿El final del camino? No: faltaba mucho más porque bajaríamos por el otro lado para completar la travesía por la ruta normal.

Nekane, antes de llegar a la cumbre del Gorbea el segundo punto más alto del País Vasco.

Ganekogorta

Los primeros días de enero del 2009, tras una fuerte nevada (la más grande en 20 años según decían), comencé una travesía en solitario desde el centro de Bilbao hasta la ciudad de Lloidio a 42 kilómetros, atravesando varias montañas entre cada punto. Pagasarri, Ganekogorta, Paguero, Arrabatxu y Gallarraga. Hora y media después llegué al parqueo donde ya la gente comenzaba a bajar de sus autos y se preparaban para el ascenso, la gran mayoría tenía como meta el Pagasarri.

Últimos metros antes de llegar a la cumbre del Ganekogorta

En el parqueo hay un chorro con agua potable para abastecer a los montañistas pero cuando lo accioné solo salió un pedazo de hielo y la corriente se atascó. Estaba completamente congelada. Unos montañistas se admiraron pues jamás habían visto algo parecido en esa área. Eran del Club de Montaña Juventus, de Bilbao, y me invitaron para hacer una ruta no muy conocida. Acepté y comenzamos el ascenso y, convencidos de que era un día especial por la gran nevada, decidieron acompañarme hasta Ganekogorta, el punto más alto en Bizkaia.

El ascenso fue agradable con un par de pendientes pronunciadas, la nieve aún suave hacía que nos hundiéramos en algunas ocasiones hasta la cintura.  La cumbre del Ganekogorta sería el punto final para todos, excepto para mí, que continuaría en solitario hacia la cumbre del Gallarraga, que en esos momentos aún no se veía. Me sugirieron no hacerlo, ya que había una pequeña escalada en roca pero no era segura con tanta nieve, y viajando en solitario… Pero no quería dejar de intentarlo y continué.

Tras un par de horas subiendo y bajando por otra arista impresionante llegué hasta Arrabatxu y desde ahí ya se veía mi meta.

Otra de las aristas más hermosas que se encuentra en el Parque Nacional de Urkiola.

A los pies del Gallarraga, no había una sola huella en la nieve. Intenté tres rutas diferentes pero fallé en todas. Lo máximo que logré escalar fue un cuarto de la distancia total. Cuando ya había decidido regresar, intenté una cuarta ruta y esta vez tuve éxito. Continué por varias horas más del otro lado en dirección sur hasta llegar a una carretera en donde me informaron que no habrían buses hasta el día siguiente. Qué remedio: tuve que caminar otros 10 kilómetros para llegar a Lloidio.

En total logré ascender una veintena de montañas y muchas caminatas, en su mayoría en solitario, las más altas junto a mi novia y otras con clubes de montaña o personas que iba encontrando en el camino. Sin duda esto fue lo mejor del País Vasco, pues me llevó a conocer mucho sobre esta región: cultura, costumbres, gastronomía y su gran afición por la montaña.

Gracias por compartir conmigo y mi novia sus rutas, consejos, pero sobre todo los buenos momentos. ¡Gero arte!

Nekane y Christian Rodríguez el punto más alto de Euskadi - País Vasco.