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Montañismo y Exploración
Viaje por las montañas de Euskadi

Las montañas del país vasco parecen no ofrecer retos por su altitus, pero las dificultades técnicas y la belleza son impresionantes. Este es un viaje por diferentes montañas del norte de España.







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Es la primera vez que visito Europa,  especialmente la región norte de España: el País Vasco. Este es un pequeño relato del viaje que hice junto a mi novia de noviembre del 2008 a enero del 2009. A donde sea que he ido con anterioridad he tenido en mente subir montañas y conocer los lugares que la gente por lo general no visita.  Fuera de todo contexto turístico en lugares de muy difícil accesos pienso que es la mejor manera de conocer a cada pueblo y su gente.

En la cumbre del Gallarraga, última cumbre de la travesía desde Bilbao a Lloidio.
Fotografías cortesía de Christian Rodgríguez.
Haz click en las imágenes para agrandarlas.

Comparadas con las montañas de Guatemala (muchas superan los tres mil metros y un par de volcanes miden más de cuatro mil), las de Euskadi no parecían ser grandes retos: la más alta tiene un poco más de 1,500 metros.  Además ya había ascendido a montañas de entre cinco y seis mil metros en México y Ecuador.

Pero me equivocaba: las montañas vascas tienen lo suyo, aparte de ser hermosas. En la mayoría se comienza a subir desde el mismo nivel del mar y tienen rutas con niveles técnicos y caminatas muy largas.

Los vascos y vascas tienen una gran tradición montañera, muchos de renombre mundial como Edurme Pasaban o Juan Oiarzabal.  Por las calles casi toda la gente viste de montañero aunque no lo sea, no digamos en las mismas montañas donde suben con ropa y equipos sofisticados. Marcas que en América Latina se consideran de lujo, en Euskadi —y creo que en todo Europa— son cotidianas. En un club de montaña me comentaron que en esa región hay gente que usa equipo más sofisticado que lo que se usa en los Himalaya.

Vista parcial de la cumbre del Gallarraga

Pensé que exageraban pero lo confirmé en la montaña Pagassarri, una montaña que toma sólo 30 minutos ascender por una amplia carretera casi sin inclinación: varias personas con equipos de alto desempeño, incluso crampones, cuando el terreno era totalmente plano y hab´`ia escaso hielo y sólo unos cinco centímetros de nieve.

Uno de los inconvenientes para llegar a las montañas fue sin duda el transporte público. La parte buena es que son sumamente ordenados y limpios; pero lo malo es que tienen paradas establecidas muy lejanas entre sí, con horarios estrictos y evidentemente escasos en comparación con Guatemala en donde hay buses para todos los lugares por más remotos que sean y casi a cualquier hora del día inclusive noche.

Todos los montañistas vascos utilizan automóvil para llegar a las montañas, así que hay parqueos hasta en los lugares más inverosímiles. Ninguno de ellos me pudo ayudar con la información de horarios, muchos ni siquiera sabían que los buses llegaban por ahí.

En la cumbre de Paguero entre Ganekogorta y la cima Arrabatxu

Cuando no encontraba transporte tenía que caminar muchos kilómetros más que los otros montañistas. Pero esto tenía sus ventajas: como prescindía del automóvil, no era necesario regresar al punto de partida, así que me dediqué hacer travesías de montaña. La desventaja era que la mayor parte lo hice en solitario y un par de veces me llegué a extraviar. Sin embargo en ambas ocasiones terminé recorriendo rutas espectaculares y después algunos vascos me felicitaban porque eran las mejores rutas y muy pocas personas las hacían.

Un detalle muy curioso es que en cada cima de montaña hay pequeños buzones. Ahí, los montañistas dejan sus tarjetas para que los clubes lleven un control de sus afiliados y lo que han logrado. Una buena cantidad de cumbres tienen hachas incrustadas en los mismos buzones u otros objetos: el hacha es un símbolo vasco.

Entre las mejores travesías podría mencionar dos que fueron mis favoritas, que incluían a dos de las montañas más populares en Euskadi. Ganekogorta y Anboto.

Con el Club Juventus, uno de los más antiguos de Bilbao en la cumbre del Ganeko

Arnotegui: una de las montañas más sencillas de ascender con 450 metros de altitud, pero comenzando desde el nivel del mar.

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