Por fortuna en abril el sol nunca se pone. Veinticuatro horas de luz de día hacen relativamente sin importancia el tiempo para planear. Después de casi 18 horas, llevamos nuestro equipo y trineos a un gran campo glaciar para alcanzar la sección superior del glaciar Tryggvebreen e instalamos el campo base. Las temperaturas pueden bajar mucho: registramos -28º C dentro de las tiendas. Slibowitz calentaba desde dentro mientras Klemen y Boris desempacaban una sorprendente cantidad de licor. Pero el frío era casi intolerable y disminuía nuestra resistencia. Cuando escalamos a la sombra, el termómetro llegó a marcar -42º C.

Fuimos inmensamente afortunados con el tiempo. Las presiones altas dominaban el patrón climático en la siguiente semana y después descubrimos que fue la mejor de los últimos cien años. El tiempo era extremadamente frío pero estable y escalamos a diario. Había numerosas paredes con vías de escalada mixta o de drytooling en un ambiente alpino prístino. Las paredes parecen caras norte de los Alpes y casi todas son vírgenes de cerca de 900 metros de altura.