Logramos llegar a la pared a las 1:30. Habíamos querido hacer el vivac a pie de vía pero como los derrumbes y las grietas que todo el tiempo están en movimiento, colocamos el portaledge a pocos metros de la pared. A Daniel se le cayó su bolsa de dormir a una grieta así que esa noche no fue buena para él y ya por la mañana hizo un rapel hasta recuperarla 25 metros más abajo. Qué terrible nada más de ver cómo descendía a ese lugar oscuro y tétrico recordaba la película Tocando el vacío.

Bajamos por los dos costales que nos faltaban. Lalo y yo íbamos por ellos cuando de repente escuchamos un estruendo que nos paralizó. Era una avalancha que cayó a unos ocho metros de donde estábamos. En ese momento no sentí nada. Fue demasiado rápido y Lalo y yo sólo nos miramos y gritamos de la emoción de que no fuimos aplastados.