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Montañismo y Exploración
La búsqueda de la situación límite en la escalada
10 octubre 1998

¿Cuáles son las motivaciones psicológicas que impulsan a un individuo a arriesgar una y otra vez, afrontando la situación límite de estar suspendido en el vacío, tratando de superar un muro vertical de piedra?







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Tipos de personalidad del escalador

Existen dos líneas generales en cuanto a la aproximación a la tipificación de la personalidad del escalador. Para Lester, Gray, Jackson, Balaguer, el escalador medio es afirmativo, seguro de sí mismo, inteligente, independiente... y por otra parte presenta dificultad para las relaciones interpersonales satisfactorias, no detectando estos autores subgrupos diferenciables.

Ryn, en un trabajo ya clásico sobre un grupo de escaladores polacos, diferencia dos grupos de personalidad: esquizoide (66%) y neurótica (30%). Mighuell habla también de una categoría de escaladores que pueden considerarse esquizoides. Al referirse a ellos comentó en un tono coloquial: «son solitarios, extraños... a veces tienen una sonrisa y una mirada que demuestran que otorgan a las cosas un significado diferente...»

Por otra parte, este mismo autor considera otro grupo con características obsesivo-compulsivas. Expondremos a continuación los resultados de un estudio propio efectuado en 1982 sobre un grupo de 8 montañeros que se proponían una ascensión a un pico de 7,500 m en el Himalaya por una vía no realizada: Edad media: 30 años (rango de 27 a 37). Nivel intelectual: normal (medio: centil 45) y cultural medio—alto; estudios: 4 medios y 4 superiores.

Tras la aplicación dedel cuestionario de personalidad 16—PF de Castell, la realización de entrevistas personales a cargo de un psicólogo y la observación de campo del médico de la expedición, se obtuvieron las siguientes conclusiones: a) Se observa en 6 casos un desarraigo laboral, con falta de expectativas profesionales.

En contraposición, gran nivel de aspiración e interés por la temática alpina. b) Inestabilidad en las relaciones interpesonales y de pareja en todos los casos. c) Nivel de ansiedad medio-alto. Se observan 6/8 [seis de ocho] individuos (75%) que entrarían dentro de la categoría de —esquizoides— (introversión, instrospección y fijación de ideas; críticos hacia los demás y la sociedad; desconfiados y con dificultad de adaptación social.

Marcada inseguridad y fragilidad yoica. Fantasiosos, imaginativos, autoritarios, inconvencionales y excéntricos. En 2/8 [dos de ocho] individuos (25%) se observó un patrón de personalidad tipo neurótico-compulsivo (muy adictos, tenaces, impulsivos, ambiciosos y con fuerte autoexigencia y agresividad). Esta personalidad tendría como sustrato una pobre imagen de sí mismo, timidez y —a un nivel psicológico más profundo— conflictos edípicos no resueltos.

El jefe de la expedición pertenecía a este último grupo. Su identificación como Jefe partió de su iniciativa como promotor, observándose durante la expedición que su rol era más imaginativo que real. Este hecho pudo provocar que las relaciones de autoridad y solidaridad no quedaran suficientemente resueltas, ocasionando tensiones y situaciones de conflicto. Ello pudo llegar a mermar las posibilidades de afrontar situaciones especialmente adversas.

Conclusiones

Estas consideraciones plantean en último término la necesidad y validez de un estudio previo de la personalidad y relaciones grupales de los miembros de todo equipo expedicionario. Por otra parte, es de señalar que la discusión en torno a la personalidad del alpinista y sus motivaciones psicológicas puede llegar a ser sumamente rica y merece el esfuerzo de posteriores investigaciones.

El pensamiento de Kierkegaard citado al principio de este trabajo («...abandonar la dicha y la seguridad para ponerse en peligro...») suscita ahora el comentario de que esta visión ingenua y novelesca del escalador debe sustituirse por la de un individuo que se implica a través de este deporte en la búsqueda de inseguridad e inferioridad.

Se trataría de lo que Ryn ha denominado "miedo integrativo". Con todo, una compensación psicológica que permite vivir la aventura de ser uno mismo, a miles de metros de altura, e inmerso en un ambiente no contaminado, silencioso y puro, no deja de ser una satisfacción sumamente ecológica.


Antón Rañé i Tarragó, Salvador García Sánchez, Josep Ma. Ferrer y Pons y Mireia Grañó i Arcarons. En VI Jornadas de Medicina de Montaña. Servicio de Publicaciones del Gobierno Vasco, Vitoria-Gasteiz, 1984. P. 147-158.

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