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Montañismo y Exploración
LA ARQUEOLOGÍA DE LA CUEVA DE TELOXTOC

En un artículo puiblicado en la revista Impacto, Juan Manuel Leal ofrece los testimonios de los arqueólogos que participaron en el rescate arqueológico de la cueva.







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Como la cueva es seca no se aprecia material de acarreo ni material producto de filtraciones de agua. Sin embargo, sería necesario realizar alguna excavación pequeña para saber si hay restos culturales que hubiesen quedado enterrados, y de recuperar aquellos que han quedado en la superficie.

El ramal II resultó más estrecho que el anterior, con escasamente medio metro de ancho. La bóveda de alza de cinco a seis metros y al final se estrecha haciéndose cada vez más difícil el paso. Su orientación aproximada es norte-sur y el piso está formado por tierra fina, seca y cubierta por bloques caídos. Ahí también se encontró gran cantidad de material cultural depositado directamente sobre el suelo, de entre el que se recuperaron máscaras y restos de varas y huesos. También existe una cavidad cuyas dimensiones son de 2.30 metros de largo por 70 cm de ancho y 80 cm de alto, en cuyo interior se encontraron 10 elementos, la mayoría fragmentos de máscaras de madera, asociados todo el conjunto a gran cantidad de conjuntos de restos óseos y excrementos de animal.

En el interior de la cueva y en toda la formación, no se encontraron más elementos formados por el hombre; se buscaron en las grietas y en las paredes, pero no existió ninguna evidencia.

Sobre la cueva, los arqueólogos Ernesto Vargas y Fernando Cortés, escribieron:

�Su clima es seco y muy estable, lo que permitió el buen estado de conservación de los materiales.�

�Las primeras impresiones que recibimos de los ramales I y II fueron de desorden, aunque a medida que reconocimos el lugar, fotografiamos y localizamos cada uno de los elementos, constatamos que existía una disposición de los materiales como puede apreciarse en el levantamiento que se hizo de cada uno de ellos.�

�En primer lugar, llamó mucho la atención la cantidad de fragmentos de máscaras después de los numerosos restos óseos y de varas que estaban también depositados sobre el piso; todo ello debía tener alguna explicación. ¿Por qué fueron depositadas tantas máscaras en el interior de una cueva? ¿Fue acaso una ofrenda en un enterramiento humano? ¿Por qué tantos huesos de animales? ¿Fue acaso aquella cueva una madriguera de animales carnívoros? ¿Qué fechamiento podía darse a aquellos elementos? La cerámica que habíamos recogido podría ser un buen elemento comparativo para su fechamiento, pero de todos modos quedaría la duda en tanto no se utilizara un método de fechamiento absoluto como el C14�.

Curiosamente, no se encontró ningún lugar especial como altar, u otr4o rasgo en donde se pudieran observar restos de ofrenda, carbón, ceniza, etc., ni paredes ahumadas que denotaran el encendido de fuego, sin embargo, llamó la atención, además de los numerosos objetos de madera, la cantidad impresionante de huesos que estaban depositados directamente en el piso. En un primer momento se pensó que aquella era la madriguera de animales carnívoros, pero por el estudio preliminar de dichos restos, se concluyó que fue una ofrenda, pues de otra manera los huesos estarían rotos y fragmentados para sacarles la médula y, además, se podían apreciar nidos y hoyos, lo cual no se observó mientras se hizo el reconocimiento y levantamiento de los elementos. También es significativo señalar que el lugar es de difícil acceso para cualquier animal, por tanto, esa primera apreciación no se consideró posible.�


Tomado de Impacto No. 2127



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