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Montañismo y Exploración
Entrenamiento en altura
16 junio 2004

A partir de las Olimpiadas de 1968, realizadas en la Ciudad de México, los deportistas y sus entrenadores se dieron cuenta de que hacer ejercicio en altitud era diferente que hacerlo en cotas más bajas. Ahora, el entrenamiento en altitud es "una medida metódica auxiliar".







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Para cualquier prueba superior a los 400 m, la capacidad para transportar oxígeno es de una importancia crítica. Esto quedó claramente demostrado durante los Juegos Olímpicos de Méjico. Todos los velocistas que no necesitaban del oxígeno exterior para su esfuerzo batieron los anteriores récords olímpicos porque el aire era menos denso. Pero para todas las pruebas más largas que el 800 m, los tiempos fueron mucho más lentos que los récords olímpicos (1), ya que había menos oxígeno para proveer la base para utilizar la energía de los músculos. Muchos atletas sufrieron colapsos y se piensa que algunos nunca se recuperaron del todo tras ese error administrativo al elegir celebrar los Juegos a una altitud tan elevada (2). El vivir en altitud ha proporcionado irónicamente a los corredores del este de África, los keniatas, marroquíes (3), argelinos y etíopes, el dominio en las pruebas de fondo, probablemente debido a que sus ancestros vivieron en altitud durante miles de años. Esto les daba una ventaja curiosa, ya que podían entrenar incluso mientras dormían, porque estaban respirando un aire menos denso y mejorando la capacidad de sus pulmones para transportar oxígeno desde el aire menos denso a su sangre. Los atletas que viven al nivel del mar, de forma costosa pero legítima, han entrenado en altitud para tratar de obtener algunas de las ventajas que tienen los corredores del este de África.


Roger Bannister

primer atleta en bajar de los 4 minutos en una milla




El entrenamiento en altura es una medida metódica auxiliar, es decir, por un lado no encaja propiamente en los métodos de entrenamiento y, por otro lado, es más que una forma de entrenamiento. Esta medida se ha constituido en uno de los recursos por excelencia del deporte mundial para aumentar el rendimiento de los deportistas. Es fundamental para el entrenador moderno conocer la metodología de aplicación correcta del entrenamiento en altura para sacar el mayor provecho.


Alejandro Lucía Mulas, Doctor en Medicina, nos dice lo siguiente acerca de esta medida metódica auxiliar:


"…un método permitido y legítimo de estimular el proceso de eritropoyesis lo constituye el entrenamiento en altura. De hecho a él recurren numerosos deportistas.


"El peso de la evidencia científica, sin embargo, no parece ir a favor de un aumento del rendimiento físico mediante estancias o concentraciones en altura moderada. Entre otras causas, quizás porque en altura se reduce considerablemente la intensidad de los entrenamientos y es necesaria una exposición larga (de más de tres semanas) y a considerable altura (superior a 2500-3000 m.) para que los deseados efectos sobre la eritropoyesis sean significativos."


El principal problema al que se enfrenta el ser humano en altura es la hipoxia o disminución de la presión parcial de oxígeno (PO2), tanto mayor cuanto mayor sea la altura, hay que tener presente que el entorno de grandes alturas también incluye otras variables hostiles a las que se enfrenta el ser humano, como es el frío.


La revisión bibliográfica referente a los efectos de la altura sobre la fisiología del deportista pone de manifiesto acuerdos y desacuerdos. A pesar de la literatura abundante sobre estudios de la adaptación con el entrenamiento en altura, "uno de los problemas mayores con estos estudios es la falta de un grupo de control, donde un grupo equivalente realice el mismo programa de entrenamiento a nivel del mar. Sin un grupo control, es difícil separar la mejora en el rendimiento como causa del entrenamiento en altitud" (Smith y Sharkey 1984, p.54, citado en Navarro 1998, pp. 151 -152).


La aplicación sistemática del entrenamiento en altura provoca la adaptación del organismo de los deportistas y disminuye su efectividad. Por ello han surgido nuevos enfoques. Uno de ellos es el denominado "entrenar abajo, recuperar en altura" (TLRH, por sus siglas en inglés "train low, recover high"). (Navarro 1998, 158-159). Esto es realizar entrenamientos a menor altura y hacer la vida en lugares de mayor altura.


México por su singular orografía cuenta con numerosos sitios para realizar campamentos en altura. A principios de la década de los 90, la Comisión Nacional del Deporte se dio a la tarea de localizar los sitios que, además de su condición geográfica, contaran con una infraestructura adecuada para ofrecer servicios a los deportistas o que permitiera desarrollarla a corto plazo. En aquella época se determinaron siete centros con un total de once diferentes altitudes.


CAMPAMENTOS EN MÉXICO




























































Lugar


Altitud (m)

El Tecuán

Durango

1900

Cd. de México

Distrito Federal

2247

Cd. de Zacatecas

Zacatecas

2400

Chapa de Mota

Estado de México

2600

Texcatitlán

Estado de México

2850

Volcán Malitzin,

Tlaxcala

3088

Centro Ceremonial Otomí

Estado de México

3300

Monumento del Sol
3350

Valle de las Navajas
3500

Las Huertas
3720

Laguna de la Luna

Volcán Nevado de Toluca

Estado de México

4120






El Prof. Jerzy Hausleber, pionero en la aplicación de esta medida en la preparación de los marchistas mexicanos, considera que hay una mejoría de un 3 a 4 % en los marchistas de 20 kilómetros y del orden del 6 al 8 % para los especialistas de 50 kilómetros de caminata. De acuerdo con el Profr. Hausleber, entrenando en las grandes alturas, se obtiene la misma intensidad de trabajo recorriendo menor distancia que en alturas menores o a nivel del mar. Esto hace que en la carga de entrenamiento aumente la intensidad y disminuya el volumen. En pocas palabras se puede decir que para obtener el mismo estímulo sobre el sistema cardiorespiratorio se utiliza menor distancia que a nivel del mar (menor número de pasos). Gracias a esto, las articulaciones, los músculos y los huesos son sometidos a un número menor de microtraumatismos alejando así la posibilidad de lesiones. Por ejemplo, 20 km. a 4,000 m equivalen a 30 de ellos a 2000 m. y a 40 kilómetros a nivel del mar (en Satow, 1993: 50, 51).




NOTAS

A la cita que inicia el presente artículo es necesario hacer las siguientes precisiones.


(1) Hasta la prueba de los 1,500 m. que ganó el keniano Kipchoge Keino se mejoró el récord olímpico dejándolo en 3 min. 34 s. 9 décimas. Es a partir de los 3,000 m. con obstáculos que se observa el deterioro del rendimiento al que hace referencia el doctor Bannister.


(2) Si bien hubo polémica acerca de realizar los Juegos Olímpicos en una ciudad ubicada a más de 2,000 m. sobre el nivel del mar, se aprendió mucho de esa experiencia. Esto aumentó el interés por la investigación del rendimiento deportivo en condiciones de altura.


(3) Marruecos no se encuentra en la parte oriental africana, se ubica en la parte noroccidental de África.




BIBLIOGRAFÍA

Bannister, R., "Capacidad Humana para Conseguir Resultados en Atletismo. Aspectos Científicos". En Rendimiento humano en atletismo, límites y posibilidades, Real Federación Española de Atletismo, Ed. Gymnos, No. 41, España, 1998.


Lucía, M. A., "Ejercicio Físico en Altura: aspectos teóricos y prácticos del entrenamiento". En VVAA, Ejercicio físico y estrés medioambiental, Ed. Boehringer Ingelheim, España, 2000.


Navarro, F., La resistencia, Ed. Gymnos, España, 1998.


Documento inédito, Comisión Nacional del Deporte, México, 1992.


Satow, A., El andar de los campeones, México, Comisión Nacional del Deporte - Secretaría de Educación Pública, 1991.





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