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Montañismo y Exploración
Una trampa de 1,200 metros
21 abril 2011

Un grupo de espeleólogos españoles encuentran la segunda caverna en granito más grande de Europa







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Más de dos millones de años ha estado escondida la cueva de A Trapa, en la Serra do Galiñeiro, en el municipio de Tui. Fue en 2007 cuando un grupo de espeleólogos se adentró en las profundidades de la cueva por primera vez para descubrir, tiempo después, que estaban ante la segunda cueva granítica más grande de Europa. Los números hablan por sí solos: 1.200 metros de galería y 94 de desnivel, con un río que transcurre bajo tierra y que en invierno da lugar a cascadas subterráneas de hasta 12 metros de altura. Según calculan los expertos, todavía queda más de un año de trabajo y es muy probable que se descubran nuevas galerías que amplíen la dimensión de la cueva. Aun así, estas proporciones en granito solo puede superarlas en Europa la cueva Boda Grottor, en Suecia. Entre los tesoros que esconde bajo tierra esta caverna se cuentan estalagmitas y estalagtitas que comenzaron a formarse hace más de 4.000 años, según calculan los espeleólogos del Clube Maúxo.

Pero el descubrimiento no fue una sorpresa. Los vecinos sabían que había grietas en el terreno y que por esa zona solía perderse mucho ganado. Había razones para deducir que el lugar, en la ladera del Monte Aloia, era peligroso, una verdadera trampa que se tragaba a los animales, de ahí su nombre. Cuando los espeleólogos se adentraron en esta cueva, dieron con gran cantidad de esqueletos de animales que se habían caído accidentalmente. Toda la sierra alberga muchas cavernas de pequeña y mediana dimensión muy relacionadas con la mitología popular de la zona. De hecho, en 2005 se publicó un trabajo que catalogaba todas las cuevas de O Galiñeiro. Por entonces, lo que se sabía de A Trapa eran leyendas. Esta gruta no se descubrió hasta dos años después, por lo que no sale en el libro.

En la ladera del Monte Aloia, justo encima de la cueva, se extiende todo un extraño pedregal de rocas de granito cuya existencia no fue ajena a la mitología popular. El origen legendario de esta acumulación de piedras tuvo lugar mientras dos mujeres estaban en el campo recogiendo hierba. Según cuentan, el arco da vella estaba bebiendo agua en el río, lo que significaba que iba a llover. Parece ser que a las mujeres no les hacía gracia mojarse de camino a casa y decidieron cortarle un pie al arco. Este se desequilibró y cayó sobre la ladera del Monte Aloia, lo que provocó que se acumulasen todas aquellas piedras sobre A Trapa.

Por entre este montón de rocas se fue colando el agua, que convirtió el subsuelo en la segunda cueva de granito más grande de Europa. En torno a sus galerías ya se ha organizado el Simposio Internacional de Pseudokarst en Tui, que tendrá lugar el próximo año. Además, la NASA también se ha interesado por A Trapa. El ADN fósil que se encontró en la gruta puede dar pistas sobre la hipótesis de que haya habido vida en Marte, ya que las condiciones extremas del subsuelo se asemejan a las de este planeta. Además, está entre las grutas seleccionadas en un proyecto para estudiar la fauna cavernaria. El club Maúxo ya había explorado las grutas de O Folón, en Vigo, que ocupan el tercer puesto en la lista europea de las cuevas de granito más grandes.

Desde que se descubrió la importancia de las cavernas, los expertos no han parado de solicitar su estudio. Todos menos la Xunta. Según miembros del club, ya en el 2006 se le entregó la documentación para declarar O Folón Monumento Natural. Hasta hoy no se ha sabido nada al respecto. Además, sobre la Serra do Galiñeiro pesa un proyecto para construir un parque eólico. No se sabe todavía dónde se van a colocar los molinos, ni si van a afectar a la cueva. Pero mientras no se conocen los detalles del proyecto, Marcos Vaqueiro, presidente del Clube Maúxo advierte que “la cueva está enmarcada en una red global”. Y recuerda lo que pasó en muchas grutas de O Courel, donde se construyeron canteras que modificaron la circulación del agua y el aire: “La cueva como ecosistema se muere, aunque su estructura quede intacta”.

A Trapa queda fuera del Parque Natural del Monte Aloia, de la Red Natura y de cualquier tipo de protección. El trato que recibe de las administraciones contrasta con el de la gruta sueca. El profesor Juan Ramón Vidal Romaní, miembro del club, recuerda que cuando pidió una muestra de una piedra del interior de la Boda Grottor tuvo que esperar meses hasta obtener una autorización de la Administración suecas. “Esto da idea de lo que se cuida la conservación de la cueva”. Y plantea otra idea: “Es absurdo aislar las zonas con valores naturales y dejar lo demás a su suerte”, comenta. “Lo normal sería determinar zonas donde se puedan construir canteras, embalses o parques eólicos, y lo demás mantenerlo intacto”.

Fuente: El País



 



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