{"id":21474,"date":"2012-11-08T17:30:04","date_gmt":"2012-11-08T23:30:04","guid":{"rendered":"http:\/\/montanismo.org\/?p=21474"},"modified":"2012-11-08T17:30:04","modified_gmt":"2012-11-08T23:30:04","slug":"historia-de-una-tragedia-la-cruz-de-guadalajara","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/montanismo.org\/2012\/historia-de-una-tragedia-la-cruz-de-guadalajara\/","title":{"rendered":"Historia de una tragedia: la Cruz de Guadalajara"},"content":{"rendered":"
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En todos los ascensos al Iztacc\u00edhuatl que pasan por la ruta normal de las Rodillas, es com\u00fan toparse con la Cruz de Guadalajara. Muchos preguntan por qu\u00e9 tiene ese nombre y las historias han ido variando con el paso del tiempo y con el paso de informaci\u00f3n de boca en boca.<\/p>\n

El hecho fue uno: un grupo de estudiantes fue atrapado por el mal tiempo cuando bajaban por las rodillas. Se escondieron como pudieron entre las rocas esperando que pasara la tormenta. Pero primero lleg\u00f3 la noche y poco a poco, los muchachos fueron muriendo. Once estudiantes perdieron la vida por lo que ahora calificar\u00edamos de p\u00e9simo equipo, pero en realidad su ra\u00edz fueron las malas decisiones, pero entonces las cosas se hac\u00edan as\u00ed. La falta de un an\u00e1lisis de fondo y un informe completo impidi\u00f3 que el avance fuera m\u00e1s fruct\u00edfero.<\/p>\n

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La muerte de los muchachos (de menos de 20 a\u00f1os) caus\u00f3 una gran conmoci\u00f3n en el \u00e1mbito nacional y el monta\u00f1ismo tuvo un punto de quiebre en el que comenzaron a pensarse un poco m\u00e1s las cosas. Por desgracia, no se fue muy lejos, pero s\u00ed hubo cambios. Los monta\u00f1istas actuales se quedar\u00edan asombrados de la hora de inicio del ascenso, de la hora l\u00edmite para dar vuelta atr\u00e1s, de la decisi\u00f3n de quedarse agazapados esperando a que el mal tiempo amaine y de muchas cosas m\u00e1s. Pero el hecho es que las cosas se hac\u00edan de ese modo en ese tiempo.<\/p>\n

El siguiente relato fue posteado en el Facebook del Socorro Alpino a trav\u00e9s de su historia<\/a> junto con algunas fotograf\u00edas. Lo reproducimos aqu\u00ed para que los monta\u00f1istas actuales sepan el por qu\u00e9 del nombre de esa cruz. Fue tomado de la revista Life en espa\u00f1ol<\/em>, vol. 31 no. 6, de fecha 25 de marzo de 1968<\/p>\n

El rescate del los 11 j\u00f3venes de Guadalajara en el volc\u00e1n Iztacc\u00edhuatl 1968<\/strong><\/p>\n

Cr\u00f3nica rescate en el Izta 11 j\u00f3venes de Guadalajara mueren<\/em><\/p>\n

A las 7 am del domingo, salimos a escalar el Iztacc\u00edhuatl. por el camino se quedaron algunos compa\u00f1eros, vencidos por el cansancio. Hab\u00edamos resuelto que los que no llegaran hasta "la rodilla" del volc\u00e1n extinto antes de las 2 pm, se volvieran con uno de los profesores que encabezaban la excursi\u00f3n. Nuestro grupo llego a la rodilla antes de las 2 pm, inmediatamente llame al campamento base por radiotel\u00e9fono, para avisarle al padre Luis Hern\u00e1ndez Prieto que nos dispon\u00edamos a ponernos los spikes. De hora en hora nos comunic\u00e1bamos por radio con el campamento.<\/p>\n

Hasta el nivel de la rodilla no encontramos nieve, pues ah\u00ed, a los 5,000 de altitud, comienza apenas el manto blanco que cubre la monta\u00f1a. el grupo integrado por treinta monta\u00f1istas, llego asimismo al pico m\u00e1s alto, com\u00fanmente llamado "el Pecho". Tomamos fotograf\u00edas de la cumbre antes de emprender el descenso. \u00cdbamos bajando cuando, alrededor de las 4:15, se desencaden\u00f3 la ventisca. En cosa de cinco minutos todas las veredas, as\u00ed como las huellas de nuestra ascensi\u00f3n, quedaron totalmente cubiertas por la nieve. El grupo, sin embargo, continu\u00f3 su marcha, siguiendo los pasos del gu\u00eda, el ordenando Rafael Moreno Villa, y de sus cuatro ayudantes, uno de los cuales era yo mismo.<\/p>\n

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Pasamos una cuerda de mano en mano, para mantenernos unidos, pero sin atarnos, por temor de que alguien cayera y arrastrase a los dem\u00e1s, avanzando casi a ciegas por entre las cortinas de nieve, llegamos a la rodilla, donde encontramos a tres compa\u00f1eros. Desde ese lugar descendimos todos juntos hasta una peque\u00f1a hondonada como de 10 m. de ancho. Hab\u00eda tanta niebla y nieve que ya no se distingu\u00eda nada. Para no extraviarnos nos tomamos de las manos.<\/p>\n

Alrededor de las 8 pm, corri\u00f3 la voz de que uno de los j\u00f3venes se hab\u00eda ca\u00eddo. Tom\u00e9 una l\u00e1mpara, una cuerda y mi piolet y baj\u00e9 a buscarlo. No le hab\u00eda pasado nada. Lo ayud\u00e9 a levantarse y lo llev\u00e9 a donde estaban los compa\u00f1eros. Todo estaba en tinieblas ahora, no se ve\u00eda absolutamente nada. M\u00e1s tarde descubrimos que nos hab\u00edamos detenido a siete metros de un precipicio y a 250 del albergue Esperanza L\u00f3pez Mateos. Menos mal que la obscuridad y la nieve no nos dejaron avanzar.<\/p>\n

Al amparo de las pe\u00f1as de la Rodilla, nos sentamos sobre una capa de nieve de 30 cm, de espesor. Luego, empezamos a dar vueltas, mientras convers\u00e1bamos, "No se duerman, muchachos \u2014dijo el se\u00f1or moreno\u2014, tenemos tempestad para un par de horas m\u00e1s, pero ya bajaremos".<\/p>\n

La ventisca se prolong\u00f3 hasta las 4:30 de la ma\u00f1ana siguiente. Creo que durante la tempestad el viento alcanz\u00f3 velocidades hasta de 30 km, nos quitamos las gafas empa\u00f1adas por la nieve y se nos formaron bolas de hielo en las cuencas de los ojos. Ten\u00edamos el cabello congelado, r\u00edgido, como si fuese de madera. \u00a1El fr\u00edo que pasamos! Unos nos acurrucamos entre las pe\u00f1as y otros a corta distancia, dentro de un circulo de 10 mts.<\/p>\n

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Como a las 7 pm cre\u00edmos ver a un compa\u00f1ero nuestro que ven\u00eda a rescatarnos. \u00a1Si estar\u00edamos locos todos! Le gritamos y nos comunicamos con \u00e9l y \u00e9l nos contest\u00f3. Al d\u00eda siguiente nos enteramos de que aquel muchacho nunca sali\u00f3 del campamento. Creo que fue una psicosis general inducida por el miedo y el frio que padecimos. Todos nos colocamos entre las piedras y est\u00e1bamos movi\u00e9ndonos constantemente.<\/p>\n

Como a las 7 am, supimos que se hab\u00eda ca\u00eddo un muchacho, Francisco Fern\u00e1ndez del Valle, supongo que se levant\u00f3 a caminar y que, cegado por la ventisca, se acerc\u00f3 demasiado al farall\u00f3n. Aproximadamente a las 3 am, nos avisaron que otro muchacho hab\u00eda corrido igual suerte, m\u00e1s o menos en el mismo lugar. Alrededor de las 4 a.m. el gu\u00eda y yo despertamos y procuramos sacar de su letargo a los dem\u00e1s, inst\u00e1ndolos a no permanecer inm\u00f3viles.<\/p>\n

Descubrimos que uno de ellos ten\u00eda los pies congelados . Le dimos masaje y lo mismo hicimos con otras v\u00edctimas del fr\u00edo. Uno de los monta\u00f1istas no despert\u00f3. en vano le dimos respiraci\u00f3n artificial y masaje en el coraz\u00f3n: ya no revivi\u00f3. Decidimos despertar a los dem\u00e1s a pu\u00f1etazos pero ya no reaccionaron. La temperatura deb\u00eda estar a 20 o 30 bajo cero.<\/p>\n

Por fin amain\u00f3 la tempestad a las 4:30, una hora despu\u00e9s ray\u00f3 el alba y buscamos la ruta de bajada. Desde la rodilla hasta el albergue la senda es empinada, peligrosa, con rocas y arena bajo la nieve, hay una sola vereda, que bordea un precipicio de afiladas aristas. Descend\u00ed por delante y encontr\u00e9 tirado a Miguel Mayorga Casta\u00f1eda. Se hab\u00eda roto un dedo, ten\u00eda el cuerpo lleno de raspaduras y estaba medio loco. Platiqu\u00e9 con \u00e9l, y dijo: "Qu\u00edtate, \u00bfporque me interrumpes? Estoy pensando\u201d.<\/p>\n

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Grit\u00e9 a otros compa\u00f1eros para que me ayudaran y arrastramos a Mayorga hasta el albergue. Al entrar un muchacho me grit\u00f3 "Se acaba de caer Archi". Sal\u00ed y encontr\u00e9 a Archivaldo Lancaster Jones. Estaba muerto. Hacia un rato le hab\u00eda pedido que me ayudara a revivir a varios compa\u00f1eros congelados, "Ya voy", respond\u00eda. Probablemente estaba en eso cuando dio el traspi\u00e9 mortal. Yo no lo vi caer. Poco a poco iban bajando otros del albergue.<\/p>\n

Como a las 7:30 am., un joven se puso tan desesperado de no acabar de bajar que salt\u00f3 hacia abajo y cayo de cara. Corr\u00ed hacia \u00e9l. Volvi\u00f3 la cabeza. Me mir\u00f3 un instante y rod\u00f3 cuesta abajo, hasta unos 30 m. de distancia. Corr\u00ed y lo encontr\u00e9 ya muerto. Ascend\u00ed otra vez hasta el albergue y le ped\u00ed a uno de los muchachos que fuera en busca de Jes\u00fas de Jim\u00e9nez Lim\u00f3n, otro compa\u00f1ero que hab\u00eda perdido el equilibrio. Estaba todo raspado y medio loco de angustia porque cada vez que se pon\u00eda de pie se desplomaba como un ni\u00f1o chiquito.<\/p>\n

En el albergue encontr\u00e9, rodeado de sobrevivientes, al "padre" Moreno, que ten\u00eda el ojo izquierdo lesionado por un pedazo de hielo "Espera, que voy a ayudarte", me dijo. "No padre \u2014respondi\u2014, es preferible que permanezca aqu\u00ed, si se cae usted ya somos m\u00e1s las bajas\u201d. Orden\u00e9 a uno de los muchachos que saliera a recoger a otro que ten\u00eda los pies congelados y poco despu\u00e9s regresaron con \u00e9l. Les pregunte "\u00bfY los dem\u00e1s?" Contestaron "Ya est\u00e1n muertos."<\/p>\n

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Luego sal\u00ed a hacer una nueva exploraci\u00f3n y encontr\u00e9 a Enrique Cortez, no muerto, pero si aletargado. Lo despert\u00e9 y advert\u00ed que deliraba "\u00bfQue hubo, donde estamos?" Le record\u00e9 que nos encontr\u00e1bamos en el Izta. "No es posible \u2014contest\u00f3\u2014, fui a misa, desayun\u00e9, ya le\u00ed el peri\u00f3dico y ahorita voy al Pecho a dar una hora de gracias\u201d. Finalmente consegu\u00ed que se pusiera de pie y lo conduje al albergue.<\/p>\n

Poco despu\u00e9s, como a las 7 am, logr\u00e9 comunicarme por radiotel\u00e9fono con el padre Hern\u00e1ndez. Le dije, porque as\u00ed lo cre\u00eda, que tres de mis compa\u00f1eros hab\u00edan muerto. Una hora m\u00e1s tarde lo llam\u00e9 de nuevo para comunicarle que eran seis, no tres los monta\u00f1istas muertos. Pero a las 9 am, cuando ya todos los probables sobrevivientes nos encontr\u00e1bamos en el albergue, tuve que avisarle que faltaban 13. Poco despu\u00e9s encontr\u00e9 a Enrique Cortez, y el total de bajas se redujo a 12. En esta creencia estuvimos durante alg\u00fan tiempo, debido a una confusi\u00f3n. Hab\u00eda contado un muerto dos veces, una por Pardo Aceves, que s\u00ed muri\u00f3 y otra por Mayorga.<\/p>\n

Entre los 57 muchachos de 13 a 20 a\u00f1os que integraban la expedici\u00f3n hab\u00eda dos hermanos: Mart\u00edn y Miguel Mayorga. Como Miguel estaba con nosotros, le avise al padre Hern\u00e1ndez que faltaba "uno de los Mayorga", y como Martin , el menor, estaba en el campamento base, el padre Hern\u00e1ndez supuso que Miguel se hab\u00eda perdido. A las 7 pm por fin aclaramos nuestra equivocaci\u00f3n.<\/p>\n

Mientras, en el albergue repart\u00edamos las provisiones… jugos, agua y naranjas que llev\u00e1bamos. Ten\u00edamos un hambre y una sed atroces. Luego sub\u00ed hasta donde hab\u00edamos dejado los cad\u00e1veres. Recog\u00ed la mochila y la cantimplora del infortunado Gabriel de la Torre y regres\u00e9 al albergue. Despu\u00e9s de repartir lo que hab\u00eda tra\u00eddo, sal\u00ed de nuevo a identificar los cad\u00e1veres, uno por uno, para avisarle al padre Hern\u00e1ndez, qui\u00e9nes eran los muertos.<\/p>\n

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A media tarde nos preguntaron los del campamento como estaba el tiempo, pues pensaban despachar un helic\u00f3ptero a socorrernos. Contestamos que hab\u00eda mucha niebla. Poco despu\u00e9s lleg\u00f3 un helic\u00f3ptero. Mas como no pod\u00eda aterrizar, dej\u00f3 caer unos bultos con comida y ropa. Al mismo tiempo salt\u00f3 de la m\u00e1quina un hombre, el doctor Luis Gallardo. Mientras otro muchacho y yo recog\u00edamos los bultos, el m\u00e9dico atendi\u00f3 a Mayorga, Cortez, Javier Olavarr\u00eda y Jes\u00fas Jim\u00e9nez. Olavarr\u00eda estaba entumecido de fr\u00edo y Cortez apenas estaba recobrando el sentido.<\/p>\n

Comimos, los que a\u00fan pod\u00edamos hacerlo, pero no saciamos nuestra sed porque dos de las cantimploras arrojadas por el helic\u00f3ptero se rompieron al dar contra la tierra. Como s\u00f3lo quedaba una cantimplora semillena, dimos de beber a los heridos y los dem\u00e1s nos conformamos con unos traguitos. Ten\u00edamos ahora, gracias al helic\u00f3ptero, una botella de co\u00f1ac Napole\u00f3n, otra de ron y de aguardiente Madero y, me parece, una m\u00e1s de champa\u00f1a. Nos apresuramos a tomar un sorbo para entrar en calor. El frio, el cansancio y el licor me cerraron los parpados y me dorm\u00ed desde las 4 hasta poco de las 6 pm.<\/p>\n

A esa hora, m\u00e1s o menos, apareci\u00f3 el Socorro Alpino, conducido por los gu\u00edas de la brigada, 15 de los sobrevivientes emprendieron el descenso. Otros miembros de la brigada me instaron a permanecer con ellos para que les indicara, al d\u00eda siguiente, donde estaban los cad\u00e1veres. Orozco Torres y yo accedimos a pasar la noche en el albergue. Poco despu\u00e9s alimentamos a los heridos y cenamos con nuestros salvadores. A las 6 am del martes lleg\u00f3 otra brigada de salvamento. Me pidieron que les ayudara a bajar los cad\u00e1veres, lo cual rehus\u00e9 porque me sent\u00eda muy cansado. Sin embargo, los llev\u00e9 hasta donde yac\u00edan mis infortunados amigos, a quienes les quitamos los spikes y los envolvimos en frazadas para evitar que cualquier golpe o tropiezo los desfigurara la cara. Minutos despu\u00e9s llegaron como 40 paracaidistas, quienes ayudaron a los del Socorro Alpino a trasladar los cad\u00e1veres a otro refugio. El Igl\u00fa, donde aguardaba el helic\u00f3ptero que los llev\u00f3 a La Joya.<\/p>\n

Mientras tanto volvimos al albergue Esperanza L\u00f3pez Mateos, recogimos los objetos que hab\u00edamos dejado all\u00ed, y reanudamos nuestro descenso. A las 3 pm del martes llegamos al campamento base. Desde all\u00ed un "jeep" nos llevo a la Ciudad de M\u00e9xico. Si alguien nos preguntara si seriamos capaces de repetir la aventura, le responder\u00edamos que s\u00ed. Hemos resuelto conquistar de nuevo la monta\u00f1a de la mujer dormida. Iremos a plantar once cruces en los lugares donde murieron nuestros compa\u00f1eros.<\/p>\n

Revista Life en espa\u00f1ol<\/em>. 25 de marzo de 1968 vol. 31 no. 6<\/p>\n