{"id":20546,"date":"2012-09-24T18:09:50","date_gmt":"2012-09-25T00:09:50","guid":{"rendered":"http:\/\/montanismo.org\/?p=20546"},"modified":"2012-09-24T18:12:30","modified_gmt":"2012-09-25T00:12:30","slug":"por-las-cumbres","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/montanismo.org\/2012\/por-las-cumbres\/","title":{"rendered":"Por las cumbres"},"content":{"rendered":"
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Eric Shipton. Por las cumbres. Escaladas en tres continentes<\/em>. Editorial Juventud, Barcelona, 1952. 224 p\u00e1ginas. S\/ISBN<\/p>\n\n\n
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Fue un placer descubrir que el alpinismo no consiste, como antes hab\u00eda supuesto, en meterse en dificultades, sino mejor en evitar peligros.<\/em><\/p>\n

Un d\u00eda se me ocurri\u00f3 este pensamiento: \u201c\u00bfY por qu\u00e9 no dedicarme de lleno a estas cosas durante el resto de mi vida?<\/em><\/p>\n<\/td>\n<\/tr>\n<\/table>\n

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\n Casi todo monta\u00f1ista sabe que Eric Shipton fue quien dirigi\u00f3 la expedici\u00f3n de reconocimiento al Everest por el lado de Nepal y haber encontrado la ruta de ascenso que hasta hoy se utiliza por cientos de ascensionistas cada a\u00f1o. Sin embargo, el nombre de Eric Shipton es mucho m\u00e1s que s\u00f3lo esa expedici\u00f3n.\u00a1 pero para no entrar en una rese\u00f1a biogr\u00e1fica que en s\u00ed ser\u00eda bastante profunda, es mejor analizar uno de sus libros.<\/p>\n

En Por las cumbres, Eric Shipton narra desde su descubrimiento de la pasi\u00f3n a las monta\u00f1as cuando era un ni\u00f1o que cre\u00eda que \u201cLos exploradores no eran sino unos seres m\u00edticos que s\u00f3lo se encontraban en los libros.\u201d (p. 12). Su empiezo fue afortunado y pr\u00e1cticamente como cualquier monta\u00f1ista ingl\u00e9s de la \u00e9poca. Pero a Shipton no le convenci\u00f3 seguir estudiando y se consigui\u00f3 un trabajo en \u00c1frica. Desde ah\u00ed hizo algunas ascensiones importantes al Monte Kenia y al monte Ruwenzori, tambi\u00e9n conocido como \u201cMonta\u00f1as de la Luna\u201d.<\/p>\n

La narrativa de sus ascensos (que fueron primeros) debi\u00f3 haber convencido a alguien de que se trataba de un alpinista muy experimentado (que lo era) y con esta convicci\u00f3n fue invitado a participar en la cuarta expedici\u00f3n inglesa al Everest, la primera despu\u00e9s de la desaparici\u00f3n de Mallory e Irvine. Durante esa expedici\u00f3n encuentran el piolet de Irvine, pero no logran nada m\u00e1s. A\u00f1os m\u00e1s tarde, dirige y participa junto con Tilman de otras expediciones a la monta\u00f1a m\u00e1s alta del mundo: 1935, 1936, 1938\u2026<\/p>\n

Pero s\u00f3lo eso le da la profunda convicci\u00f3n de que las grandes expediciones no son lo suyo. No quiere grupos grandes donde haya problemas agazapados ni se pueda convivir con la gente del lugar, donde los presupuestos son muy elevados y la comida no satisface. A lo largo de un cap\u00edtulo, Eric Shipton escribe sus opiniones sobre el estilo de expediciones dirigidas al Himalaya: no est\u00e1 de acuerdo y clama por una simplicidad en donde los europeos participantes sean seis y los sherpas sean m\u00ednimos. Es el nacimiento de la idea del estilo alpino.<\/p>\n

\u201cEl monta\u00f1ismo tiene sus ra\u00edces en la exploraci\u00f3n orogr\u00e1fica, y nada tiene de extra\u00f1o que en cordilleras poco conocidas \u00a0el alpinista tienda a volver a la base original de su arte. Todo aquel que sienta satisfacci\u00f3n de los pa\u00edses extra\u00f1os encontrar\u00e1 dif\u00edcil ir al Everest sin sentirse tentado a desviarse del camino y adentrarse por el laberinto de sierras desconocidas que se extienden por todos lados.\u201d (p. 140)<\/p>\n

En otro cap\u00edtulo escribe los beneficios de las peque\u00f1as expediciones, sobre todo monetarias, que funcionar\u00edan con una d\u00e9cima parte de lo que lo hicieron las anteriores al Everest. Sus siguientes visitas al Everest se dirigir\u00edan seg\u00fan su estilo ligero y con mejores resultados.<\/p>\n

Es incre\u00edble leer c\u00f3mo descubren un hecho que es vital para nosotros en la actualidad: en lugar de permanecer mucho tiempo en la monta\u00f1a, mejor replegarse al bosque unas semanas y luego regresar para comenzar con mejor condici\u00f3n f\u00edsica. La medicina de monta\u00f1a estaba surgiendo dando traspi\u00e9s. Lo mismo pasa con el equipo, con la forma de organizaci\u00f3n y otros puntos.<\/p>\n

\u201cTal vez nos hemos vuelto un poco arrogantes con nuestras nuevas t\u00e9cnicas de crampones de hielo y suelas de goma, con nuestra edad de f\u00e1ciles conquistas mec\u00e1nicas. Nos hab\u00edamos olvidado de que la monta\u00f1a conserva a\u00fan en sus manos la carta maestra, y que s\u00f3lo conceder\u00e1 el \u00e9xito a su debido tiempo. \u00bfEn qu\u00e9 otra cosa consiste, si no, el profundo inter\u00e9s del monta\u00f1ismo? (p. 194)<\/p>\n

Adem\u00e1s de \u00c1frica y el Everest con sus monta\u00f1as circunvecinas, Eric Shipton narra en este libro exploraciones al Karakorum, cuando la cordillera est\u00e1 pr\u00e1cticamente inexplorada y tienen que arriesgarse a quedar atrapados en alg\u00fan lugar si crecen los r\u00edos.<\/p>\n

Pero lo m\u00e1s impresionante de este libro de Shipton es su cordura. Desde el descubrimiento de su gran pasi\u00f3n hasta el an\u00e1lisis del uso de ox\u00edgeno en grandes altitudes o la validez de las grandes expediciones, pero pasando por una acertada cr\u00edtica al monta\u00f1ismo sin gu\u00edas, Shipton hace comentarios muy directos pero tambi\u00e9n ve la otra cara de la moneda, para no errar. Con esto, se convierte en un ide\u00f3logo, quiz\u00e1 precisamente por ser explorador de monta\u00f1as m\u00e1s que alpinista.<\/p>\n

A Eric Shipton le sorprende el estallido de la Segunda Guerra Mundial mientras est\u00e1 en el Karakorum, iniciando una exploraci\u00f3n de un a\u00f1o completo. Tienee que regresar, pero le queda una respuesta a su pregunta de si era sensato convertirse en explorador que en hombre de negocios:<\/p>\n

\u201cPocos tesoros son m\u00e1s permanentes en la experiencia de un tipo de vida que es en s\u00ed mismo completamente satisfactorio. Tales son, al fin y al cabo, las riquezas de las que ning\u00fan decreto del hado ni ninguna cat\u00e1strofe c\u00f3smica puede privarnos; nada puede alterar el hecho de que, por un solo momento, hemos realmente vivido.\u201d (p. 224)<\/p>\n\n\n
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