{"id":14219,"date":"2010-08-12T00:00:00","date_gmt":"2010-08-12T00:00:00","guid":{"rendered":"http:\/\/montanismo.org\/revista\/?p=14219"},"modified":"2012-03-22T12:08:36","modified_gmt":"2012-03-22T18:08:36","slug":"mas_profunda_que_el_abismo","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/montanismo.org\/2010\/mas_profunda_que_el_abismo\/","title":{"rendered":"M\u00e1s profunda que el abismo"},"content":{"rendered":"
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William Stone, Barbara am Ende y Monte Paulsen. Más profunda que el abismo. Un motral descenso en la cueva más peligrosa del mundo<\/em>. Grijalbo, México, 2004. 392 páginas. ISBN: 968-5957-39-8<\/p>\n

\"Más En 1979, Bill Stone se sumergía en las aguas del sótano de San Agustín y en su corta visita vislumbró la posibilidad de ir más lejos así que regresó. Pero no pudo llegar muy lejos. Lo detenía el volumen y peso del equipo de buceo. Necesitaría mucha gente para bajar el equipo suficiente para que los buzos pudieran estar un tiempo prolongado explorando en las profundidades de la tierra.<\/p>\n

El sistema de buceo era “abierto”: lo que uno respiraba era soltado de inmediato al agua y así se perdía una gran cantidad de oxígeno. Los siguientes años, Bill Stone se dedicó completamente a la creación de un aparato que permitiera reciclar el oxígeno respirado. Así nació su “re-respirador” (rebreather<\/em>, en inglés). Entonces se dedicó a formar un equipo con el cual pudiera llegar más allá de esa laguna donde él mismo se había sumergido. Era entonces 1994.<\/p>\n

El equipo de espelólogos y buzos que llegaron a San Agustín, en la sierra mazateca, en Oaxaca, México, tenía la intención de ir más allá del lugar adonde Stone había llegado y convertir así el Sistema Huautla en el más profundo del mundo. En esa fecha sólo había cuatro más profundas que él y era posible pensar en ello. Más profunda que el abismo<\/em> es el relato de esa expedición, narrado principalmente por Bill Stone y Barbara am Ende, con la colaboración de Monte Paulsen, para dirigir la formación del libro. <\/p>\n

El libro está fuera de lo que uno esperaría: en lugar de contar simplemente el éxito de la expedición, los autores narran el transcurso de toda ella, incluyendo el más mínimo error, la muerte de un integrante, las peleas y discusiones internas. Después de varias semanas y un amigo muerto sin que se pudiera hallar la explicación de su muerte, vienen más incidentes, uno tras otro y se nota como única salida la escisión del grupo, detener la expedición.<\/p>\n

Pero no lo hacen. Continúan, a pesar de ser pocos. Al final sólo Bárbara y Bill se sumergen y tienen como respaldo sólo a una persona. Todos saben que no podría hacer nada si les pasara algo. Después de la inmersión está nuevamente la exploración. Ambos emergen del otro lado y descubren salas gigantescas, ríos, sumideros y llegan hasta el noveno sumidero, que Stone bautiza como “el padre de todos los sumideros”, por su tamaño. Aunque quieren llegar más lejos, saben que no pueden: nuevamente el impedimento logístico, pues el re-respirador pesa 60 kilos.<\/p>\n

Su exploración ha aumentado hasta 56 kilómetros la longitud del sistema Huautla y una profundidad de 1,475 metros.<\/p>\n

Lo interesante del libro es que se nota cómo se desmorona un equipo de exploración poco a poco y cómo surgen los argumentos para justificar su propia salida cuando lo que la motiva es el miedo y la falta de un interés común: a los buzos les interesa sólo bucear pero no hacer espeleología, mientras que a los espeleólogos no les interesa el buceo pero si la caverna en sí. Los intereses diferentes causan fracturas graves, además de la “tiranía” del jefe de expedición, que los azuza a llegar más allá, casi sin descanso. Quizás puntos que debería tener en cuenta un jefe de expedición.<\/p>\n\n\n\n