{"id":14184,"date":"2010-07-08T00:00:00","date_gmt":"2010-07-08T00:00:00","guid":{"rendered":"http:\/\/montanismo.org\/revista\/?p=14184"},"modified":"2012-02-13T18:14:16","modified_gmt":"2012-02-14T00:14:16","slug":"por_que_subo_montanas","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/montanismo.org\/2010\/por_que_subo_montanas\/","title":{"rendered":"\u00bfPor qu\u00e9 subo monta\u00f1as?"},"content":{"rendered":"<p><script language=\"javascript\">function imgGrandeChica_old(nombreImagen, formato, ancho, alto){\tdocument.write('<a href=\"javascript:;\" onClick=\"window.open(\\'..\/images\/upload\/'+nombreImagen+'_g.'+formato+'\\',\\'nombreImagen\\',\\'width='+ancho+', height='+alto+'\\')\"> <img decoding=\"async\" src=\"http:\/\/montanismo.org\/images\/upload\/'+nombreImagen+'_k.'+formato+'\" border=\"0\" \/><\/a>')\t}  <\/script><\/p>\n<table width=\"100%\" border=\"0\">\n<tbody>\n<tr>\n<td width=\"120\">&nbsp;<\/td>\n<td>\n<p align=\"justify\"><em>Sent&iacute; v&eacute;rtigo al dirigir la  primera mirada hacia ese espacio de plenitud que ten&iacute;a ante m&iacute;&hellip; Me parece  que un panorama tal, visto desde lo alto de un monte, contribuye mucho a la  ampliaci&oacute;n de los conceptos. Es tan completamente diferente de cualquier otra  visi&oacute;n que resulta imposible, sin haberla experimentado, formarse una noci&oacute;n  precisa de la misma. Todos los objetos peque&ntilde;os se esfuman, solo lo grande  conserva su figura. Todo queda integrado: lo que se ve no es una multitud de  peque&ntilde;os objetos separados sino un gran cuadro, brillante y luminoso, sobre el  que el ojo se detiene con placer.<\/em><\/p>\n<p align=\"right\">Arthur  Schopenhauer            <em>Diarios de viaje<\/em><\/p>\n<p><em>&iquest;Qui&eacute;n puede ascender<\/em>            <em>Y callar luego?<\/em><\/p>\n<p align=\"right\">Arthur  Schopenhauer            <em>Libro de visitas en una caba&ntilde;a alpina<\/em><\/p>\n<\/td>\n<\/tr>\n<\/tbody>\n<\/table>\n<div align=\"justify\">\n<p>Hoy, seis de enero  de la segunda d&eacute;cada del tercer milenio, tras m&aacute;s de 10 a&ntilde;os de subir monta&ntilde;as,  mi padre me pregunt&oacute; el porqu&eacute; de mi pasi&oacute;n por el andinismo. A su mirada y a  la de mucha gente, la actividad del monta&ntilde;ismo parece una actitud irracional,  incluso est&uacute;pida. Ir a esos espacios, donde &#8216;no hay nada&#8217;, salvo roca, agua y  viento, a exponer la vida sin recompensa material alguna, parece, a sus ojos,  un acto en extremo irracional.<\/p>\n<p align=\"center\"> <script language=\"javascript\">\timgGrandeChica('3073-porque-1', 'jpg',820,558)<\/script> <\/p>\n<p align=\"center\"><em>Fitz Roy, Patagonia.Click para agrandar.<\/em><\/p>\n<p>No supe qu&eacute;  decirle. La pregunta surgi&oacute; en el momento y el lugar propicios; frente a un  suculento cordero patag&oacute;nico y ante la naciente cordillera de los Andes como testigo,  en Ushuaia, la Tierra del Fuego Argentina. Tras la pregunta, mir&eacute; al cerro  Martial y a su glaciar en retroceso. Trat&eacute; de articular una respuesta pero no  me fue posible. Sent&iacute; que, como sucede con la poes&iacute;a, la explicaci&oacute;n del porqu&eacute;  se asciende a las grandes alturas es inexpresable con el lenguaje ordinario,  con las formulaciones basadas en la racionalidad costo-beneficio. De hecho,  nadie ha podido explicarlo; otras plumas m&aacute;s diestras y dotadas que la m&iacute;a han  intentado con anterioridad dar a comprender la raz&oacute;n (o la sinraz&oacute;n) que los  lleva all&aacute; arriba y todas, absolutamente todas, han fracasado con un &eacute;xito  rotundo.<\/p>\n<p align=\"center\"> <script language=\"javascript\">\timgGrandeChica('3073-porque-2', 'jpg',444,620)<\/script> <\/p>\n<p align=\"center\"><em>Artesonraju, Cordillera Blanca.<\/em><\/p>\n<p>Nacido en un brazo  de los Andes, mi padre, m&aacute;s dado a la copla que a la poes&iacute;a, encontraba no solo  inexplicable sino tambi&eacute;n incomprensible que su hijo, de tanto en tanto, le  diera la espalda al mundo de los hombres, a las normas de la cultura, y se  aventurara por esas monta&ntilde;as, algunas de m&aacute;s de 6000 metros, arriesgando su  vida y su estabilidad laboral. No entend&iacute;a qu&eacute; lleva a los hombres a ese  pavoneo demencial en torno a las blancas cimas, como una mosca alrededor de una  llama.<\/p>\n<p>Frente al papel en  blanco trato de encontrar ese porqu&eacute;, y la verdad es que no lo hallo. Conoc&iacute;  las alturas tarde, aunque garrapi&ntilde;aba los dibujos de mi infancia con monta&ntilde;as  perfectas, conitos de nieve en medio de los cuales se asomaba, muy sonriente,  un sol animado. Qu&eacute; lejos estaba de la realidad. El monta&ntilde;ismo me ha llevado a  escenarios de tragedia wagneriana, donde el fr&iacute;o, el sol, el viento y el agua,  no solo modelan el paisaje como arcilla de l&aacute;nguido alfarero sino que, tambi&eacute;n  matan, evidenciando la crudeza elemental y asesina de la naturaleza. En la  monta&ntilde;a he encontrado esa belleza blanca, negra y gris y ese silencio  arrastrado por vientos de decenas de kil&oacute;metros por hora, esos paisajes de  ensue&ntilde;o, donde todo puede hacer que se pierda la vida, pero donde surge la  verdadera inspiraci&oacute;n.<\/p>\n<p align=\"center\"> <script language=\"javascript\">\timgGrandeChica('3073-porque-3', 'jpg',770,547)<\/script> <\/p>\n<p align=\"center\"><em>Cara sur del Aconcagua.<\/em><\/p>\n<p>Las palabras,  ambiguas en su relaci&oacute;n con otros significantes, pero no en su interpretaci&oacute;n o  significado, son contundentes. Belleza y horror son palabras separadas que no  admiten yuxtaposici&oacute;n en un solo vocablo. Por ello se hayan contenidas en dos  expresiones distintas. Deber&iacute;amos tener una palabra que expresara belleza y  horror al mismo tiempo, as&iacute; podr&iacute;amos describir las monta&ntilde;as, lugares de una  belleza y un horror indescriptibles, donde puede aflorar lo mejor y lo peor del  ser humano.<\/p>\n<p>En la monta&ntilde;a he  hallado la clave fundamental y ambigua de una naturaleza al mismo tiempo  sublime y tr&aacute;gica; bella y mortal. All&iacute; he sufrido las grandes transformaciones  emocionales de mi vida; he resuelto mis dilemas e inquietudes y he domado mis  sentimientos m&aacute;s destructivos. All&iacute; he templado mi car&aacute;cter y mi lenguaje se ha  hecho recio, contundente, carente de lisonjas y encajes. Debo decir que m&aacute;s que  domar y conquistar monta&ntilde;as, ellas me han domado a m&iacute;, me han coronado, me han  vencido. Han entrado en mi vida, en mi alma, como due&ntilde;as de casa y se han  alojado en las habitaciones principales.<\/p>\n<p align=\"center\"> <script language=\"javascript\">\timgGrandeChica('3073-porque-4', 'jpg',426,620)<\/script> <\/p>\n<p align=\"center\"><em>Cerro Torre, Patagonia.<\/em><\/p>\n<p>Subo monta&ntilde;as no  s&oacute;lo &ldquo;porqu&eacute; est&aacute;n ah&iacute;&rdquo;. Tambi&eacute;n &ldquo;ah&iacute;&rdquo; est&aacute;n las playas colombianas, pa&iacute;ses de  cuca&ntilde;a, cercanos a las representaciones pict&oacute;ricas del para&iacute;so, de la edad de  oro, las cuales trato de evitar, incluso las m&aacute;s solitarias y bellas del  pac&iacute;fico. No. El que est&eacute;n ah&iacute; no es una explicaci&oacute;n necesaria ni suficiente.  Aunque debo admitir que subo glaciares con crampones y piolet porque a&uacute;n est&aacute;n  ah&iacute; y probablemente en algunos a&ntilde;os ello no sea as&iacute; y que mi mundo blanco de  hielo de paso a la roca desnuda.<\/p>\n<p>A lo que voy es que  su simple existencia, el que est&eacute;n all&iacute;, no es aliciente suficiente sin el  drama emocional que se desarrolla en sus costados. Subo monta&ntilde;as porque en esas  laderas mi vida cobra sentido. Si mi padre me hiciera la misma pregunta ahora  que estoy guardado en el amarillo intenso de mi carpa, probablemente le dir&iacute;a  que subo monta&ntilde;as porque la voluntad de poder estar ah&iacute;, frente al mundo all&iacute;  abajo, olvidando de todo y de m&iacute;, es m&aacute;s fuerte que mi deseo de permanecer  alejado de ellas, debajo de ellas, debajo del deseo de estar en ellas.<\/p>\n<p align=\"center\"><img decoding=\"async\" loading=\"lazy\" width=\"465\" height=\"283\" border=\"0\" align=\"middle\" src=\"http:\/\/montanismo.org\/images\/upload\/3073-porque-5.jpg\" alt=\"\" \/><\/p>\n<p align=\"center\"><em>Las monta&ntilde;as de Ushuaia.<\/em><\/p>\n<p>As&iacute; de simple.<\/p>\n<p>Subo monta&ntilde;as  porqu&eacute; all&aacute; me alejo de las p&uacute;as de la proximidad humana, porque all&iacute; arriba  estoy solo, me siento solo. Y parad&oacute;jicamente soy un ser integro, completo,  pleno de m&iacute; mismo. Mi sentido pronunciado de la verticalidad me impulsa hacia  las alturas. Solo entonces me es dado contemplar la horizontalidad desde la  perspectiva del p&aacute;jaro.<\/p>\n<p>Estar en la cima al  amanecer es lo m&aacute;s cercano a un &ldquo;samadhi&rdquo;, un estado de &eacute;xtasis m&aacute;s mental que  f&iacute;sico, de plena conciencia, un estado casi m&iacute;stico. Mientras abajo todo duerme  y est&aacute; sumido todav&iacute;a en la oscuridad, yo contemplo ya el sol y tengo un  encuentro &iacute;ntimo con la estrella central, encuentro del que all&aacute; abajo nada se  sospecha. Aqu&iacute;, desde las alturas, contemplando los contornos agudos de los  picos, esperando que los rayos solares rocen mi piel, hallo tambi&eacute;n placer en  lo universal. El Dioniso que hay en m&iacute; se sit&uacute;a en la cumbre y no en la  profunda ciudad.<\/p>\n<p align=\"center\"> <script language=\"javascript\">\timgGrandeChica('3073-porque-6', 'jpg',660,500)<\/script> <\/p>\n<p align=\"center\"><em>Pr&oacute;xima tormenta en la monta&ntilde;a.<\/em><\/p>\n<p>Arriba, mientras  espero que se derrame la luz sobre el mundo, mientras el viento blanco sacude  la ladera, cuando ya el oriente est&aacute; iluminado por el astro rey, soy yo mismo y  me encuentro extra&ntilde;amente feliz, trasformado y trastornado.<\/p>\n<p>Trastocado en mi  interior y el exterior cubierto por tres capas de ropa, desciendo al mundo de  los hombres, a la calidez de la carpa, consciente de que ya no soy el mismo,  convertido en otro, un ser diferente que aquel que abandon&oacute; el domo, la monta&ntilde;a  me ha convertido en ese otro.<\/p>\n<p align=\"center\"> <script language=\"javascript\">\timgGrandeChica('3073-porque-7', 'jpg',770,520)<\/script> <\/p>\n<p align=\"center\"><em>Condoriri, Cordillera Real de Bolivia.<\/em><\/p>\n<p>Un espejo de mi  mismo que nunca ser&aacute; lo que fue.<\/p>\n<p><em>In coelo quies. Tout finit ici bas<\/em> (Paz en el cielo. Ac&aacute; abajo todo termina).<\/p>\n<p>USHUAIA, Enero 6 de 2010.<\/p>\n<p>Notas<\/p>\n<p> Rudiger Safranski. <em>Schopenhauer  y los a&ntilde;os salvajes de la filosof&iacute;a<\/em>. Tusquets. Barcelona, 2008. ISBN: 9788483830918. P&aacute;gina 60.<\/p>\n<p align=\"center\"><img decoding=\"async\" loading=\"lazy\" width=\"465\" height=\"293\" border=\"0\" align=\"middle\" src=\"http:\/\/montanismo.org\/images\/upload\/3073-porque-8.jpg\" alt=\"\" \/><\/p>\n<p align=\"center\"><em>Las monta&ntilde;as de Ushuaia.<\/em><\/p>\n<\/div>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"<table width=\"100%\" cellspacing=\"2\" cellpadding=\"2\" border=\"0\" summary=\"\">\n<tbody>\n<tr>\n<td width=\"329\">\n<p align=\"justify\">Es una pregunta que todos nos hacemos alguna vez pero nadie la ha respondido a satisfacci&oacute;n. S&oacute;lo hay algunas respuestas que tienen m&aacute;s &eacute;xito que otras, sin llegar a explicarlo bien. Esta es otra respuesta a esa pregunta pero bastante certera.<\/p>\n<\/td>\n<td width=\"129\">\n<div align=\"center\"><img decoding=\"async\" loading=\"lazy\" width=\"110\" height=\"100\" align=\"center\" alt=\"\" src=\"http:\/\/montanismo.org\/images\/upload\/k_3073-porque.jpg\" \/><\/div>\n<\/td>\n<\/tr>\n<\/tbody>\n<\/table>\n<p> <a href=\"https:\/\/montanismo.org\/2010\/por_que_subo_montanas\/\"><\/a><\/p>\n","protected":false},"author":1340,"featured_media":0,"comment_status":"open","ping_status":"closed","sticky":false,"template":"","format":"standard","meta":{"jetpack_post_was_ever_published":false,"_jetpack_newsletter_access":""},"categories":[1004],"tags":[],"jetpack_featured_media_url":"","jetpack_shortlink":"https:\/\/wp.me\/p51GhY-3GM","_links":{"self":[{"href":"https:\/\/montanismo.org\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/14184"}],"collection":[{"href":"https:\/\/montanismo.org\/wp-json\/wp\/v2\/posts"}],"about":[{"href":"https:\/\/montanismo.org\/wp-json\/wp\/v2\/types\/post"}],"author":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/montanismo.org\/wp-json\/wp\/v2\/users\/1340"}],"replies":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/montanismo.org\/wp-json\/wp\/v2\/comments?post=14184"}],"version-history":[{"count":2,"href":"https:\/\/montanismo.org\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/14184\/revisions"}],"predecessor-version":[{"id":16036,"href":"https:\/\/montanismo.org\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/14184\/revisions\/16036"}],"wp:attachment":[{"href":"https:\/\/montanismo.org\/wp-json\/wp\/v2\/media?parent=14184"}],"wp:term":[{"taxonomy":"category","embeddable":true,"href":"https:\/\/montanismo.org\/wp-json\/wp\/v2\/categories?post=14184"},{"taxonomy":"post_tag","embeddable":true,"href":"https:\/\/montanismo.org\/wp-json\/wp\/v2\/tags?post=14184"}],"curies":[{"name":"wp","href":"https:\/\/api.w.org\/{rel}","templated":true}]}}