{"id":13839,"date":"2009-07-01T00:00:00","date_gmt":"2009-07-01T00:00:00","guid":{"rendered":"http:\/\/montanismo.org\/revista\/?p=13839"},"modified":"2012-04-13T21:18:23","modified_gmt":"2012-04-14T03:18:23","slug":"la_grieta","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/montanismo.org\/2009\/la_grieta\/","title":{"rendered":"La grieta"},"content":{"rendered":"<p><script language=\"javascript\">function imgGrandeChica_old(nombreImagen, formato, ancho, alto){\tdocument.write('<a href=\"javascript:;\" onClick=\"window.open(\\'..\/images\/upload\/'+nombreImagen+'_g.'+formato+'\\',\\'nombreImagen\\',\\'width='+ancho+', height='+alto+'\\')\"> <img decoding=\"async\" src=\"http:\/\/montanismo.org\/images\/upload\/'+nombreImagen+'_k.'+formato+'\" border=\"0\" \/><\/a>')\t}<\/script><\/p>\n<div align=\"justify\">\n<p>Ciertamente los glaciares y las grandes altitudes no son un mundo  habitable para el ser humano. No lo queremos aceptar, pero nosotros los humanos  tenemos muchas caracter&iacute;sticas de una plaga. Es por eso que nos forzamos a  meternos en las partes m&aacute;s inh&oacute;spitas. Aquellas donde menos probabilidades  tenemos de sobrevivir. S&oacute;lo porque s&iacute;. Nos gusta complicarnos la vida.<\/p>\n<p>La mayor&iacute;a lo hacemos porque queremos ser distintos a los dem&aacute;s aunque  entre una multitud de millones, en realidad eso no se nota. Y entre tantos que  somos, resulta que hay varios cientos de miles que buscan ser diferentes en la  misma forma&#8230; y con esa mentalidad, terminamos siendo las mismas huestes, todo  &ldquo;pan con lo mismo&rdquo;.<\/p>\n<p align=\"center\"> <script language=\"javascript\">\timgGrandeChica('grieta-solo6', 'jpg',820,485)<\/script> <\/p>\n<blockquote>\n<p align=\"center\"><em>Ciertamente, los glaciares y las grandes altitudes no son un mundo habitable para el ser humano<br \/>\n  <\/em>Fotograf&iacute;a: C&eacute;sar S&aacute;nchez<br \/>\n      Haz click en las im&aacute;genes para agrandarlas<\/p>\n<\/blockquote>\n<p>As&iacute; somos los monta&ntilde;istas y escaladores. Creyendo que tenemos &ldquo;la&rdquo;  filosof&iacute;a de la vida. Tratando de hacer la diferencia. En el fondo seguimos &mdash;como  todos&mdash; las leyes de la naturaleza: nacer, crecer, reproducirnos y morir. No  podemos salirnos de esa l&iacute;nea programada en nuestros genes. As&iacute; que el querer  ser especial para el resto, tambi&eacute;n est&aacute; programado.<\/p>\n<p>Y la lucha por ser distintos tiene tambi&eacute;n sus reglas. Todos los  escaladores nos vemos iguales, todos somos diferentes en lo mismo. Todos los  monta&ntilde;istas queremos llegar a las mismas cumbres. Todos nos creemos los mejores.  Y todos cometemos los mismos errores. <\/p>\n<p>De cuando en cuando aparece alguien con un granito de mentalidad  distinta que a pesar de ser plaga tambi&eacute;n, a pesar de ser el mismo &ldquo;diferente&rdquo;.  Empieza a tener una visi&oacute;n que s&oacute;lo guarda para s&iacute;. Quiz&aacute; es lo que quiso decir  Darwin cuando intent&oacute; explicar la evoluci&oacute;n. El mensaje oculto es muy sutil.<\/p>\n<p>&nbsp;<\/p>\n<p>Era una tarde muy soleada. El cielo era azul s&oacute;lido. El aire igual  de s&oacute;lido tambi&eacute;n. Pod&iacute;a percibir ese olor &aacute;cido de mi piel. Ese que aparece  despu&eacute;s de tantos d&iacute;as de caminar sin cambiarte de ropa y que no es  necesariamente suciedad. Es esa adrenalina que vas transpirando, que se va  reciclando a cada inspiraci&oacute;n que das.<\/p>\n<p>Nada de viento. Pod&iacute;a o&iacute;r mi propia sinfon&iacute;a: el ritmo del crujir de  mis botas en la nieve, que le dan control a mi respiraci&oacute;n. Mi coraz&oacute;n con  m&uacute;sica de fondo que cambia de tono casi con cualquier cosa que veo, que pienso  o que siento. El tin-tin de mis tornillos de hielo. El raspar de el regat&oacute;n del  piolet.<\/p>\n<p align=\"center\"> <script language=\"javascript\">\timgGrandeChica('grieta-solo7', 'jpg',820,620)<\/script> <\/p>\n<p align=\"center\">Fotograf&iacute;a: Jorge Col&iacute;n<\/p>\n<p>Voy en solitario.<\/p>\n<p>Detr&aacute;s de m&iacute; oigo tambi&eacute;n infinitas voces. Los puristas de la  monta&ntilde;a que dicen que escalar sin cuerda es una estupidez. Oigo a los  insolentes que no temen por su vida ni por las de los dem&aacute;s, aquellos que se  dicen &ldquo;extremos&rdquo;, que me aplauden como si lo que estoy haciendo fuera la gran  cosa. Oigo a mis seres amados, que temen por m&iacute; y esperan con ansia mi regreso.  Tambi&eacute;n oigo a Darwin, que se r&iacute;e desde donde est&eacute;, record&aacute;ndome que no soy  distinto a los dem&aacute;s.<\/p>\n<p>Bajo de m&iacute; hay un esp&iacute;ritu mucho m&aacute;s poderoso que yo: la corteza  terrestre, el agua, el viento. Se materializan en la inmensa bestia que es la  monta&ntilde;a. No soy nadie especial. S&oacute;lo soy un tipo, como muchos otros m&aacute;s que ha  elegido un camino para andar, que eligi&oacute; ser monta&ntilde;ista para probarse a s&iacute;  mismo y a los dem&aacute;s, que puede hacerlo. Quiz&aacute; esa experiencia me d&eacute; la visi&oacute;n  que se necesita en la vida para tomar las mejores decisiones, para discernir  entre lo que es pat&eacute;tico y lo que es sublime&#8230;. y cr&eacute;anme: es dif&iacute;cil saber la  diferencia.<\/p>\n<p>Eso que hay debajo de m&iacute; est&aacute; vivo. Millones de toneladas de agua  s&oacute;lida movi&eacute;ndose lentamente. Para evitar un poco c&oacute;mo me impone eso, lo  disfrazo con el ruido de mis botas, mis herramientas, mi respiraci&oacute;n y mi  coraz&oacute;n. Pero a veces tengo que detenerme un poco a tomar aliento. Entonces lo  siento: el lento y grave rugir del hielo debajo de m&iacute;. La vibraci&oacute;n que se siente  a trav&eacute;s de las suelas de mis botas. El ocasional crujido y sonido del eco bajo  mi ser: estoy en un inmenso glaciar.<\/p>\n<p align=\"center\"> <script language=\"javascript\">\timgGrandeChica('grieta-solo4', 'jpg',820,620)<\/script> <\/p>\n<p align=\"center\">Fotograf&iacute;a: C&eacute;sar S&aacute;nchez<\/p>\n<p>Mi coraz&oacute;n se acelera a&uacute;n m&aacute;s y tapa el sonido. Me muero de miedo.  El sol, feliz de estar tan solo; el cielo y el aire, cuajados y sin una sola  nube, no ayudan. S&oacute;lo me dan m&aacute;s silencio.<\/p>\n<p>Frente a m&iacute; observo las grandes paredes mixtas, casi verticales, con  tramos t&eacute;cnicos y peligrosos. Curiosamente me parece m&aacute;s acogedor llegar ah&iacute;  que el gran valle de seracs por el que estoy caminando. Por lo menos si ah&iacute; cometo  un error, si me fallan las fuerzas y el cansancio se apodera de m&iacute;, ser&aacute; culpa  m&iacute;a. Aqu&iacute;&hellip; aqu&iacute; s&oacute;lo siento que estoy a merced del esp&iacute;ritu de la monta&ntilde;a. Est&aacute;  ahora dormido, en paz, y yo debo caminar de puntillas porque si se despierta  puedo ser v&iacute;ctima de alguno de sus caprichos.<\/p>\n<p>As&iacute; camino horas&hellip; horas y horas, sorteando inmensos bloques de  hielo. Escuchando el rugido. Sinti&eacute;ndome humilde. Pero determinado. Queriendo  ser diferente a los dem&aacute;s.<\/p>\n<p>Veo el muro de mi monta&ntilde;a ya cerca. El sol se compadece de m&iacute; y me  manda sus rayos m&aacute;s suaves. Pinta de luz tenue la superficie del glaciar, que  ha sido mi tormento todo el d&iacute;a. Me regala una suave pendiente anaranjada. A lo  lejos, una rimaya me indica que pronto podr&eacute; bajarle a mi miedo.<\/p>\n<p>Por lo menos por este d&iacute;a.<\/p>\n<p>Ni siquiera he empezado a subir la monta&ntilde;a. Ni siquiera me he  enfrentado a lo m&aacute;s dif&iacute;cil, para lo que me he entrenado. S&oacute;lo me estoy  acercando. Pero la emoci&oacute;n de la escalada vertical, el hielo s&oacute;lido,  transparente, el crujir de los crampones, el tin-t&iacute;n de los tornillos de hielo&hellip;  hacen olvidar todo sentimiento, si uno se concentra bien.<\/p>\n<p>Incluso cuando uno muere, parece no sentirse nada. Pero en el  acercamiento&#8230; es distinto. Es cuando salen todos los demonios, y cuando uno  puede acobardarse. Es cuando uno no debe despertar a los dioses. En este  momento todo importa y el cielo se torna de m&aacute;s de cinco colores. Desde el  negro hasta el rojo. Lleg&oacute; mi hora del d&iacute;a.<\/p>\n<p align=\"center\"> <script language=\"javascript\">\timgGrandeChica('grieta-solo5', 'jpg',820,541)<\/script> <\/p>\n<p align=\"center\"><em>Eso que hay debajo de m&iacute; est&aacute; vivo.<\/em><br \/>\n    Fotograf&iacute;a: C&eacute;sar S&aacute;nchez<\/p>\n<p>Me detengo, me siento confiado. El hielo se ve liso hasta el inicio  de la pared. Hay una plataforma a lo lejos y una cavidad, que bien me servir&aacute;n  de protecci&oacute;n para pasar la noche. S&oacute;lo unos 40 minutos m&aacute;s de caminar. Ya no  hay seracs y la rimaya se ve muy clara, sin peligros. Ya no hay de que temer.<\/p>\n<p>Lentamente y tarareando, camino con paso corto, dibujando las marcas  de mis crampones sobre la nieve. Escucho el rugir del glaciar por debajo, pero  lo ignoro.<\/p>\n<p>&ldquo;Te gan&eacute; esta vez&rdquo;, susurraba.<\/p>\n<p>Ignor&eacute; que el crujir bajo mis pies no era pereza del esp&iacute;ritu  dormido, era carcajada. Lo ignor&eacute; y cre&iacute; que hab&iacute;a ganado. La carcajada bajo  mis pies se convirti&oacute; en fragmentos de hielo, de aletazos de brisa helada de esas  que entran hasta los alveolos y te queman. El suave rosa del sol complaciente y  el cielo s&oacute;lido de 5 colores se convirtieron en negro y gris. Perd&iacute; la noci&oacute;n  de la fuerza de gravedad.<\/p>\n<p>Luego, negro total. El silencio se convirti&oacute; en ecos y rugidos. El suelo  firme y seguro se abri&oacute;: me ha tragado una grieta.<\/p>\n<p>Mi ca&iacute;da pareci&oacute; durar horas. El golpe contra el fondo me produce un  dolor agudo en mi pecho que parece nunca acabar. Mi respiraci&oacute;n se detiene en  colapso. Me ahogo. Y lloro. Lloro indefenso, como un ni&ntilde;o, sin sentido, sin  pensar. Sin raz&oacute;n. Hasta que &mdash;como todos los ni&ntilde;os&mdash; se priva en su llanto. Y luego,  se aburre de &eacute;l. Es cuando te das cuenta de donde est&aacute;s.<\/p>\n<p>Lo primero que siento es que el olor &aacute;cido de mi piel ha cambiado.  Porque los dem&aacute;s sentidos est&aacute;n aturdidos por la oscuridad. Toco mis pantalones  de tormenta mojados. Me hice &ldquo;pip&iacute;&rdquo; del susto. El monta&ntilde;ista seguro y fil&oacute;sofo  de hace unos momentos es ahora un mont&oacute;n de huesos rotos, sangre y orina hundido  en un hoyo. &iquest;Sabes qu&eacute; es lo primero que te viene a la mente cuando est&aacute;s en  ese estado tan terrible? Una sola palabra: &ldquo;Mam&aacute;&rdquo;.<\/p>\n<p align=\"center\"> <script language=\"javascript\">\timgGrandeChica('grieta-solo2', 'jpg',596,404)<\/script> <\/p>\n<p align=\"center\"><em>El suelo  firme y seguro se abri&oacute;: me ha tragado una grieta.<\/em><\/p>\n<p>Me romp&iacute; unas costillas. Mi tobillo est&aacute; como una pelota de futbol. En  la obscuridad, sinti&eacute;ndote as&iacute; de miserable, s&oacute;lo te importa el dolor de cada  uno de tus huesos rotos, el sabor de la sangre en tu boca. La sed. La orina en  tus pantalones. Lo salado de tus l&aacute;grimas, mezclado con el sudor y la mugre&#8230;  y, tambi&eacute;n, algo sublime: el latido vital de cada una de tus c&eacute;lulas.<\/p>\n<p>Porque est&aacute;s vivo.<\/p>\n<p>Pas&eacute; como una hora lament&aacute;ndome de mi situaci&oacute;n. Con miedo de  moverme por no caer m&aacute;s. pensando que a lo mejor se abr&iacute;a una escalera al cielo  y alguien me rescataba, pensando cosas absurdas, como que a lo mejor alguien me  hab&iacute;a o&iacute;do gritar o que dios cuida a sus ovejitas y que iba a salvarme. Me  relaj&eacute; y esper&eacute; hasta que los dedos de mis pies empezaron a dejar de sentir.  Algo me dec&iacute;a que esperar no era inteligente.<\/p>\n<p>Por fin me anim&eacute; a moverme un poco. Buscar en mi mochila y sacar mi  l&aacute;mpara. El dolor y el miedo desaparecieron. Estaba en una inmensa c&uacute;pula  helada, con columnas, con estatuas talladas por el escurrimiento de agua, con  vitrales de hielo que hac&iacute;an transl&uacute;cida la puesta del sol, con escalinatas, con  altares&#8230; Todo tallado por la naturaleza.<\/p>\n<p>He ca&iacute;do en grietas antes. No tan profundas como &eacute;sta. Nunca  sinti&eacute;ndome como el dios Tarz&aacute;n antes de caer. He le&iacute;do grandes historias sobre  accidentes, muerte y dolor en una grieta glacial. Pero yo, en este momento&#8230;  casi pod&iacute;a escuchar como si hubieran coros gregorianos en una iglesia, inmensa  y majestuosa. Y entre mis lesiones, de repente me sent&iacute; como un monje en  penitencia.<\/p>\n<p align=\"center\"> <script language=\"javascript\">\timgGrandeChica('grieta-solo3', 'jpg',518,524)<\/script> <\/p>\n<p align=\"center\"><em>Era una grieta gigantesca, bastante alta<\/em><\/p>\n<p>Humilde, muy humilde. me arrepent&iacute; de haber estado llorando y haberme  orinado de miedo en la oscuridad. Me arrepent&iacute; de dejarme llevar por el dolor  del golpe que me acabo de dar y haber perdido el tiempo as&iacute;, de manera  lamentable, hasta ponerme en riesgo de congelamiento. S&oacute;lo ten&iacute;a que prender la  l&aacute;mpara, mirar alrededor y levantarme.<\/p>\n<p>Era una grieta gigantesca, bastante alta. Vol&eacute; unos 20 metros hacia  abajo. En el fondo hab&iacute;an repisas con nieve bastante blanda que amortiguaron mi  ca&iacute;da. S&oacute;lo se ve&iacute;a el agujero por el cual hab&iacute;a ca&iacute;do. El resto se  transparentaba hacia el cielo de colores. Uno de los labios de la grieta ten&iacute;a  una rampa nada f&aacute;cil, eso s&iacute;, pero sin necesidad de m&aacute;s que tu piolet y tus  crampones, pod&iacute;as salir.<\/p>\n<p>S&oacute;lo ten&iacute;a que prender la luz, levantarme, y salir por mi propio  pie.<\/p>\n<p>A rastras, golpeado y dolorido volv&iacute; a salir a la superficie del  glaciar. Era de noche ya. En el fondo del cielo se ve&iacute;a un hilo dorado del d&iacute;a  que terminaba de irse. Mir&eacute; en sombras la pared de la monta&ntilde;a que quer&iacute;a escalar.  No me pareci&oacute; ya tan interesante. Claro que era tambi&eacute;n hacerme el fuerte  porque estando as&iacute;, ya no pod&iacute;a escalar. Una vez m&aacute;s, sin esperarlo, mi  perspectiva fue cambiada por la monta&ntilde;a.<\/p>\n<p>Declar&eacute; mi cumbre ah&iacute;. Esta vez, regres&eacute; por el glaciar sin miedo. S&oacute;lo  ten&iacute;a que prender mi linterna, mirar y disfrutar.<\/p>\n<\/div>\n<div align=\"right\"><img decoding=\"async\" loading=\"lazy\" width=\"15\" height=\"14\" src=\"\/images\/upload\/puma.gif\" alt=\"\" \/><\/div>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"<table width=\"100%\" cellspacing=\"2\" cellpadding=\"2\" border=\"0\" summary=\"\">\n<tbody>\n<tr>\n<td width=\"329\">\n<p align=\"justify\">Uno de los peligros m&aacute;s temidos en la alta monta&ntilde;a son las grietas. Caer en ellas es siempre una sorpresa pero pueden llegar a cambiar la vida. El siguiente es un relato de varias experiencias reunidas en una sola narraci&oacute;n ficticia. El resultado es impresionante.<\/p>\n<\/td>\n<td width=\"129\">\n<div align=\"center\"><img decoding=\"async\" loading=\"lazy\" width=\"110\" height=\"100\" align=\"center\" src=\"http:\/\/montanismo.org\/images\/upload\/k_grieta-solo.jpg\" alt=\"\" \/><\/div>\n<\/td>\n<\/tr>\n<\/tbody>\n<\/table>\n<p> <a href=\"https:\/\/montanismo.org\/2009\/la_grieta\/\"><\/a><\/p>\n","protected":false},"author":1019,"featured_media":0,"comment_status":"open","ping_status":"closed","sticky":false,"template":"","format":"standard","meta":{"jetpack_post_was_ever_published":false,"_jetpack_newsletter_access":""},"categories":[1004],"tags":[],"jetpack_featured_media_url":"","jetpack_shortlink":"https:\/\/wp.me\/p51GhY-3Bd","_links":{"self":[{"href":"https:\/\/montanismo.org\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/13839"}],"collection":[{"href":"https:\/\/montanismo.org\/wp-json\/wp\/v2\/posts"}],"about":[{"href":"https:\/\/montanismo.org\/wp-json\/wp\/v2\/types\/post"}],"author":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/montanismo.org\/wp-json\/wp\/v2\/users\/1019"}],"replies":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/montanismo.org\/wp-json\/wp\/v2\/comments?post=13839"}],"version-history":[{"count":1,"href":"https:\/\/montanismo.org\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/13839\/revisions"}],"predecessor-version":[{"id":18347,"href":"https:\/\/montanismo.org\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/13839\/revisions\/18347"}],"wp:attachment":[{"href":"https:\/\/montanismo.org\/wp-json\/wp\/v2\/media?parent=13839"}],"wp:term":[{"taxonomy":"category","embeddable":true,"href":"https:\/\/montanismo.org\/wp-json\/wp\/v2\/categories?post=13839"},{"taxonomy":"post_tag","embeddable":true,"href":"https:\/\/montanismo.org\/wp-json\/wp\/v2\/tags?post=13839"}],"curies":[{"name":"wp","href":"https:\/\/api.w.org\/{rel}","templated":true}]}}