{"id":13574,"date":"2008-10-20T00:00:00","date_gmt":"2008-10-20T00:00:00","guid":{"rendered":"http:\/\/montanismo.org\/revista\/?p=13574"},"modified":"2012-04-30T10:51:07","modified_gmt":"2012-04-30T16:51:07","slug":"los_ojos_del_tuareg","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/montanismo.org\/2008\/los_ojos_del_tuareg\/","title":{"rendered":"Los ojos del tuareg"},"content":{"rendered":"
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Alberto Vázquez Figueroa. Los ojos del tuareg<\/em>. Ediciones Folio, 2004. 314 páginas. ISBN: 9788441319936.<\/p>\n\n\n
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Y tú sabes mejor que nadie que para los de nuestra raza lo que importa no es morir, sino cómo se muere, de la misma manera que lo que importa no es vivir, sino cómo se vive.<\/em><\/p>\n<\/td>\n<\/tr>\n<\/table>\n

\"\" Alberto Vázquez Figueroa considera a Tuareg<\/em> como una de sus obras más importantes pero precisamente por ello no quiso volver a tocar el tema que tanto éxito le había traído. “Cuando a un escritor le sale algo bien, no debe molestarse en tratar de analizar las razones de ese triunfo, ni mucho menos pretender aplicar la misma fórmula en busca de un nuevo éxito a través de un camino ya trillado, puesto que corre el riesgo de repetirse a sí mismo y el lector lo advierte de inmediato y lo rechaza.” (p. 7)<\/p>\n

Sin embargo, escribió la continuación de Tuareg por una razón fundamental: “una serie de sorprendentes acontecimientos que ocurrieron no hace mucho en el corazón del Sahara y que tuvieron como origen una famosa prueba deportiva… me impulsó a intentar denunciar las infinitas injusticias y arbitrariedades a que se está sometiendo en estos momentos a uno de los pueblos más nobles  y míticos del planeta” (p. 7-8): los tuareg.<\/p>\n

La trama del libro no es tan rica como Tuareg<\/em>, ni su tratamiento tan profundo, pero se nota el estilo de Alberto Vázquez Figueroa que trata de acoplar diferentes mundos en un solo libro: los organizadores de un rally que cruza el Sahara en autos, los miembros del staff que trabajan y viven de ello, los participantes de la carrera (de diferentes nacionalidades) y los tuareg tienen un concepto tan diferente del desierto que precisamente por ello chocan.<\/p>\n

Lo interesante es ver el trato de una “prueba deportiva” (siempre entrecomillada en el libro) con respecto de los habitantes del desierto desde tiempo inmemorial. Los tuareg tienen principios muy firmes que les llevan a afirmar que<\/p>\n

“Quien quiera conocer África, o cualquier otro lugar, tiene que tomárselo con calma, paso a paso, y dejando transcurrir las horas fijándose en cada detalle o hablando con sus gentes. El mundo no es tan sólo un paisaje; es cultura y seres humanos.” (p. 262-263)<\/p>\n

Pero los competidores son de diferentes nacionalidades y para ellos el desierto no es un lugar donde se pueda vivir. Ellos están de paso con un objetivo: ganar. Todo aquello que les estorbe debe ser hecho de lado. Por ello, Gacel Sayah, hijo del Gacel Sayah de Tuareg, afirma:<\/p>\n\n\n