{"id":13551,"date":"2008-09-26T00:00:00","date_gmt":"2008-09-26T00:00:00","guid":{"rendered":"http:\/\/montanismo.org\/revista\/?p=13551"},"modified":"2012-08-11T16:13:02","modified_gmt":"2012-08-11T22:13:02","slug":"no_podria_vivir_sin_la_montana","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/montanismo.org\/2008\/no_podria_vivir_sin_la_montana\/","title":{"rendered":"Entrevista a Kurt Diemberger"},"content":{"rendered":"
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por Amira Abultaif Kadamani
\n Entrevista exclusiva para Revista Credencial<\/em>.<\/p>\n

Hemos realizado nuestro sueño en el K2, pero hemos dado todo lo demás a cambio”, aseguró Kurt Diemberger tras descender de la montaña más desafiante y riesgosa de la Tierra. Era agosto de 1986, y había visto morir, al parecer por un edema cerebral, a su gran compañera de cordada Julie Tullis, entre otros cuatro alpinistas.<\/p>\n

No era la primera vez que Diemberger se sentía devastado por la muerte. En junio de 1957, fue testigo de cómo Hermann Buhl, uno de los mejores escaladores de todos los tiempos, cayó de una cornisa que se desplomó de la montaña Chogolisa y desapareció sin dejar rastro.<\/p>\n

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Kurt Diemberger en el bosque de niebla de la reserva El Silencio, en Subachoque, Colombia
\n (Foto Wilfredo Garzón).<\/em><\/p>\n

Luego de más de cinco décadas de ascensos, este austriaco es uno de los pocos que ha conquistado siete veces la cima de montañas que sobrepasan los 8.000 metros de altura, entre otras decenas de picos. Comenzó a los 16 años en las montañas de Salzburg, su ciudad, mientras buscaba cristales y fósiles. Pero al poco tiempo reconoció que el cristal más precioso en sus manos era la montaña misma, y que había nacido para explorarla en toda su magnitud.<\/p>\n

\"\"<\/a>Se graduó de economía y comercio en la Universidad de Viena, en 1955, pero sólo ejerció como profesor durante cinco años, pues hizo caso a su voz interior y convirtió el alpinismo en su vida, filmó películas y documentales –ganadores de varios premios internacionales, entre ellos el Emmy–, tomó fotografías, conformó expediciones, sirvió de guía, dictó conferencias y escribió libros. Summits and secrets<\/em>, Entre cero y ochomil metros<\/a>, K2: el nudo infinito<\/a>, K2, desafío en los confines del cielo<\/a><\/em> (con Roberto Mantovani) y Aufbruch ins Ungewisse<\/em>, son algunos de sus títulos. El más reciente fue el publicado el año pasado, El séptimo sentido<\/em><\/a>, una obra reposada y madura en la que este hombre rico en experiencias habla sobre el arte de vivir y escalar montañas.<\/p>\n

Salvo por la pérdida de tres falanges de su mano derecha y otras de sus pies, no ha sufrido ninguna otra lesión grave. Irónicamente, ahora camina con bastón porque se fracturó el fémur de su pierna izquierda tras caerse, en marzo de este año, de una bicicleta de montaña. Para deleitarse con los paisajes, aún escala distancias cortas y poco exigentes, generalmente al lado de su segunda esposa, Theresa, con quien tiene un hijo, además de otros tres fruto de pasadas relaciones.<\/p>\n

\"\"<\/a>Actualmente vive en Bolonia, Italia, y viaja con frecuencia por el mundo para relatar sus aventuras. Acaba de visitar Bogotá, invitado por el Colegio Champagnat a la XI Semana de la Montaña y la Biodiversidad. Fue su segunda visita al país, pues la primera fue en 1992, cuando escaló la Sierra Nevada de Santa Marta. Ponderado, reflexivo como los buenos maestros, concedió esta entrevista para Credencial.<\/p>\n

Los ‘ochomiles’ de Diemberger<\/strong><\/p>\n