{"id":13352,"date":"2008-04-15T00:00:00","date_gmt":"2008-04-15T00:00:00","guid":{"rendered":"http:\/\/montanismo.org\/revista\/?p=13352"},"modified":"2012-05-28T13:58:10","modified_gmt":"2012-05-28T19:58:10","slug":"primera_travesia_por_el_cordon_del_ojos_del_salado","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/montanismo.org\/2008\/primera_travesia_por_el_cordon_del_ojos_del_salado\/","title":{"rendered":"Primera traves\u00eda por el Cord\u00f3n del Ojos del Salado"},"content":{"rendered":"
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Alcanzar la cumbre de cualquier montaña de más de seis mil metros es una empresa de envergadura, un importante desafío que requiere suficiente conocimiento de las condiciones de vida a esas alturas y, sobre todo, de las capacidades y limitaciones físicas y sicológicas de uno mismo.<\/p>\n

En Argentina hay un sinnúmero de cerros de más de seis mil metros y, entre ellos, una decena de cumbres que superan los seis mil quinientos.  Ya cuando la altura se acerca a los siete mil metros la tarea se vuelve realmente exigente y habitualmente las expediciones que se proponen tales objetivos se conforman con lograr pisar la cumbre y regresar después por el mismo camino de ascenso.<\/p>\n

\"Perspectiva<\/p>\n

Perspectiva de la travesía<\/em><\/p>\n

Pocas veces se ha logrado encadenar en una expedición varias de estas cumbres.<\/p>\n

En la puna catamarqueña se encuentran muchas de estas grandes montañas conformando una región muy extensa de áridas mesetas de gran altura, salpicada de enormes conos volcánicos. Sin embargo, destaca un conjunto de cumbres formando un cordón que, por su envergadura, es único en toda la Cordillera: el Cordón del Ojos del Salado. <\/p>\n

Se trata de una larga columna vertebral, plagada de cerros y quebradas de gran altura, con cuatro cumbres principales: Ojos del Salado (6,900 metros), cerro ATA (6,527), cerro Walter Penck (6,682) y cerro Nacimientos (6,463). Todo el cordón, desde la primera a la última cumbre, tiene una extensión de 21 km (según datos de nuestro GPS) y una altura que en ningún momento desciende de los 5,800 metros sobre el nivel del mar.<\/p>\n

\"Vista<\/p>\n

Vista del Ojos del Salado desde la ruta<\/em><\/p>\n

En febrero pasado del 2008, dos amigos, hermanos de la montaña, Herman Binder y Alex Garate, pudimos realizar una travesía completa de este gran cordón. <\/p>\n

Recorrimos de manera totalmente autónoma todo el Cordón, partiendo de la base del Ojos del Salado en su sector sureste, conocido como el Arenal, ascendiendo las cuatro cumbres principales que lo forman (Ojos del Salado, cerro ATA, cerro Walter Penck y cerro Nacimientos) y descendiendo después por el paraje conocido como Real del Rasguido. La expedición significó más de dos semanas de montaña. Recorrimos la distancia que separa las cuatro cumbres en seis días, a lo largo de los cuales nos mantuvimos siempre sobre el cordón, sin descender nunca de los 5,800 metros.<\/p>\n

\"Llegando<\/p>\n

Llegando al Portezuelo aparece el Ojos<\/em><\/p>\n

El relato que sigue es el resumen de la trascripción del cuaderno de bitácora y da cuenta de esta bella aventura que sin duda permanecerá para siempre en nuestro recuerdo y que ha unido nuestras almas, una vez más e irremediablemente, como hermanos de la montaña.<\/p>\n<\/div>\n

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Me miró con sus ojitos inocentes, me saludó y se fue hacia dentro de su casa, yo seguí caminando, luego de segundos su vocecita de ángel dijo: “¡Señor, señor!”… y alcanzándome una botella de agua congelada me extendió la mano. “¡Le puede hacer falta!”<\/em><\/p>\n

Gracias.<\/em><\/p>\n

\"Entusiasmados,<\/p>\n

Entusiasmados, iniciamos la travesía<\/em><\/p>\n

Después de varios días de caminar, llegué a Agua de Vicuñas. Mi intención era llegar solo y esperar a Alex, pero un día, después de hacer yoga tres andinistas que habían dejado sus mochilas en Agua de Vicuña me invitaron a acompañarlos hasta allá y lo hice. Aquí, en alguna época del año, hay mucha nieve: el sol hace que se funda y corra un hilito de agua, pero ahora apenas había unos penitentes. Derretimos nieve para tomar unos mates, y luego cocinamos una polenta con salsita, y charqui de alpaca.<\/p>\n

Al otro día comencé a bajar a Aguas Calientes. Comencé a bajar hacia Aguas Calientes. En el trayecto me sorprendieron unas hermosas flores, muchas lagartijas, en especial una muy colorida. Dos cóndores sobrevolaban cerca de Aguas Calientes y, llegando, salieron al galope unas 35 vicuñas.<\/p>\n

\"Ascendiendo<\/p>\n

Ascendiendo las laderas del Ojos del Salado<\/em><\/p>\n

Esa noche no podía dormir. El compadre se las rebuscó para asustarme, y lo logró. El año pasado, estaba durmiendo aquí, en un sueño más real que sueño, me había agarrado las piernas, me arrastraba y sacudía, hasta que me desperté. Ahora cuando estaba a punto de dormirme, bajo una noche totalmente calma, un aire detrás de mi cabeza, salió con mucha fuerza soplándome, haciendo que de un solo movimiento quedara sentado con el corazón galopando a mil. Los arrieros cuentan que murió una persona, y que ellos rara vez duermen en ese lugar. Me levanté, me fui de ahí unos metros, y dormí placenteramente toda la noche.<\/p>\n

\"En<\/p>\n

En la cumbre del Ojos del Salado<\/em><\/p>\n

Y hasta el sexto día, apareció Alex, junto con Jonathan, quien iba al Ojos del Salado pero aclimataría ahí mismo. Y detrás, los arrieros con las cosas y la comida que traía Alex. Yo ya me estaba quedando sin nada.<\/p>\n

El día siete salimos muy temprano con la idea de ir directamente hasta el campamento El Arenal y saltearnos Agua de Vicuña. Pero al llegar al Portezuelo decidimos parar. Estábamos preocupados porque los arrieros no aparecían y ya era tarde. Esperamos una hora hasta que los vimos y luego continuamos hasta El Arenal (5,534 metros), adonde llegamos a las 19:00 horas. Despedimos a los arrieros pero les encargamos que nos bajaran un petate con un poco de comida para la vuelta y lo dejaran en La Junta.<\/p>\n

\"Caminando<\/p>\n

Caminando sobre nieve profunda<\/em><\/p>\n

El octavo día fue de descanso pero Chris, un estadounidense que venía del Pissis e iba al Ojos y había llegado con Alex, intentó ir a la cumbre desde ahí, pero a los 6,100 se dio la vuelta. Nosotros teníamos dolor de cabeza.<\/p>\n

Al siguiente día nos despertamos de muy buen humor, sin dolor de cabeza ni nada. Salimos hacia el campamento 1, al pie del Ojos del Salado. Íbamos cargados, pero más ligeros de lo que pensábamos. A las cinco de la tarde llegamos al campo uno, en medio de una intensa nevada. Esa noche, dentro de la carpa, el termómetro marcó -9º C.<\/p>\n

\"Campamento<\/p>\n

Campamento 3<\/em><\/p>\n<\/div>\n

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El día 10 salimos lentos, por lo cargados y subimos por la rampa de nieve de 600 metros de desnivel y unos 30 grados de inclinación. Llegamos hasta los 6,400 metros a las 16:40. De allí nos descolgamos un poco y luego volvimos a subir hasta quedar al pie del Ojos, a 6,445. Ese sería nuestro segundo campamento de altura.<\/p>\n

El décimo primer día llegamos a la cumbre bajo un sol resplandeciente, con poco viento y una gran visibilidad. Eran las 13:10 horas y recién llegando sentimos un poco más de calor, pues había amanecido con mucho frío y yo con dolor de cabeza. Encontramos el testimonio de Maggy y Liz de su ascenso al Ojos del Salado, conmemorando los 50 años de la Expedición Halcón. Nosotros hicimos una pequeña ofrenda con hojas de coca, tomamos un par de fotos y bajamos.<\/p>\n

\"Llegando<\/p>\n

Llegando a la cumbre del ATA<\/em><\/p>\n

Hicimos una picada a 6,800 metros, y llegamos a la carpa a las 14:55. Tomamos unos mates, comimos algo y a las 16:30 nos pusimos rumbo a la zona del volcán ATA. Descendimos hasta un arenal al norte del ATA, cerca de un lugar denominado Vega de la Piedra. Allí hay nevero y corre agua. Armamos la carpa, estábamos a 5,780 metros de altitud. Llegamos muy cansados a las nueve de la noche, pero contentos por haber logrado nuestra primera meta.<\/p>\n

El día siguiente fue de descanso, pero dimos una vuelta por ahí para conocer por dónde subiríamos el ATA, aunque básicamente la pasamos tomando y comiendo.<\/p>\n

\"En<\/p>\n

En la cumbre del Cerro ATA<\/em><\/p>\n

El día trece partimos temprano con la mochila y luego de seis horas de caminata, las dejamos al pie del cerro y subimos livianos hasta la cumbre. Creemos que, de las únicas tres expediciones que la han ascendido, las tres fueron por equivocación. Dos querían subir al Ojos y una al Walter Penk. Una hora después, estábamos en la cumbre, bajo una ligera nevada. No había ninguna señal de paso del hombre y fuimos a la otra cumbre que quizá fuera la mayor, pero tampoco había huella y la primera era notoriamente más alta. Regresamos y levantamos una apacheta, ofrenda y testimonio, a la altura de 6,527 metros.<\/p>\n

Bajamos de la cima y cruzamos un hermoso glaciar. La visibilidad era mala porque seguía nevando. Nosotros seguimos hasta un circo debajo del Walter Penk. Colocamos la carpa bajo la nevada a 6,287 metros.<\/p>\n

\"En<\/p>\n

En la cumbre del Walter Penck<\/em><\/p>\n

Día 14. Mucho frío, pocas ganas, pocas fuerzas. Nos levantamos lentamente. Conseguimos salir a las 10:50 hs. En una hora subimos la primera rampa de cien metros de desnivel, ya estábamos débiles, cansados. La altitud: 6,380 metros.<\/p>\n

Seguimos costeando por una ladera con nieve profunda y blanda. Cada paso era un logro, que de haber estado lúcidos, seguramente lo hubiéramos festejado. Todo era muy lento. En una hora apenas logramos caminar unos 200 o 300 metros y unos 50 de desnivel. Entonces decidimos dejar las mochilas. Entonces todo pareció ser más fácil y subimos directo por un roquerío hasta la cumbre.<\/p>\n

\"Campamento<\/p>\n

Campamento 5. Al fondo, el Pissis<\/em><\/p>\n

La cumbre. Un lugar hermoso, laberinto de pequeñas cumbres. No sabíamos cuál era la más alta, todas parecían iguales. Subimos a una que no era. Eran las 15:30. Desde allí observamos hacia el sureste una que parecía ser la más alta. Hacia allá fuimos y efectivamente era la cumbre. Encontramos un testimonio de gente de Salta y dejamos el nuestro. Estaba nevando, no había buena visibilidad, pero era todo muy lindo.<\/p>\n

\"Rumbo<\/p>\n

Rumbo al Nacimientos, el último objetivo<\/em><\/p>\n<\/div>\n

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Contentos y cansados, comenzamos a bajar a las 16:15, y en media hora llegamos donde estaban las mochilas. Allí comenzó la odisea: rodeamos por el oeste al Walter Penk por una ladera inclinada, con la nieve a veces hasta la rodilla. Tratábamos de mantener la altura y después de dos horas y media vimos, allá a lo lejos, el Nacimientos. Estábamos terminando de rodear al cerro. Bajamos un poco por una gran quebrada que parecía interminable. Un nevero.. un lugar plano… acá… acá… Fue unánime la decisión: armamos campamento a las 20:40 a 5,975 metros.<\/p>\n

\"Campamento<\/p>\n

Campamento 6<\/em><\/p>\n

Dos días después veíamos un amanecer espectacular desde nuestro campamento del Nacimientos, a 5,938 metros: todo el bajo estaba con nubes. Las primeras horas tratamos de rodear al cerro, ya que estábamos un poco alejados. Pasamos primero por una zona de lajas de material volcánico, alternando con rocas de color rojizo. Después de unas dos horas llegamos al pie del cerro. Subimos por un acarreo que tenía nieve a su derecha, pero preferimos ir por la zona de piedras, ya que la nieve estaba muy blanda. A las 11:30 llegamos a nuestra última meta, el Nacimientos (6,463 metros).<\/p>\n

\"Macizo<\/p>\n

Macizo del Pissis desde el Nacimientos<\/em><\/p>\n

El viento era muy fuerte, hacía que el frío se sintiera. Bajamos unos metros para estar al reparo del viento y nos quedamos bastante tiempo. Regresamos al campamento a las dos de la tarde y luego bajamos por una quebrada que corre al sureste. Era un arroyo que iniciaba en una zona de muchos penitentes. Corría bastante agua pero luego se secó y caminamos por el cauce seco hasta que, después de unas dos horas, comenzó el verde y las vertientes comenzaron a aparecer para formar el río.<\/p>\n

\"Panorámica<\/p>\n

Panorámica desde el Nacimientos<\/em><\/p>\n

Desesperado por mojarme y tomar agua, olvidé en alguna roca los lentes; allí quedaron para que alguna vicuña salga a presumir. Al final de la quebrada, el río se junta con otro que viene del poniente, y siguen juntos rumbo sureste. Nosotros también. La noche nos sorprendió bastante alejados de nuestra meta y muy cansados pero a las 23:30 llegamos a La Junta. Ahí estaba nuestro petate con comida que habían dejado los arrieros: una lata de duraznos, atún, arroz con verduras y cuando estuvimos satisfechos, nos tiramos a dormir. Entonces Alex se percató de algo: la noche clara que nos había visto llegar, comenzó a oscurecerse. Era un eclipse total de luna. Espectacular.<\/p>\n

\"Festejando<\/p>\n

Festejando el final de la travesía<\/em><\/p>\n

Alex Garate nació en Euskal Herria, País Vasco, el 5 de agosto de 1968. Desde 1991 ha vivido mayoritariamente en Córdoba, Argentina. Practicó el montañismo desde niño recibiendo la fuerte herencia de experiencia de montaña de su pueblo. Recorrió los Pirineos, Picos de Europa y Andes Argentinos, Chilenos y de Bolivia. Cuenta con varias ascensiones a los cerros más altos de América: Aconcagua (dos veces), Ojos del Salado (cuatro), Pissis (dos), Incahuasi, Walter Penck, cerro ATA, Nacimiento, La Ramada, El Plata, Huayna Potosí y otras cumbres menores. Participó de la primera travesía integral sur-norte del Pissis. Actualmente trabaja como guía para Alta Argentina Expediciones<\/em><\/p>\n

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Herman Binder nació en Córdoba, Argentina, el 10 de agosto de 1979. Practicó el montañismo desde niño trabajando como guía desde los 16 años en las altas cumbres de las sierras cordobesas. En el 2000 se inició en la alta montaña recorriendo los Andes de Argentina, Chile, Bolivia, Perú y Ecuador, además de los Alpes. Cuenta con varias ascensiones a los cerros más altos de América: Aconcagua (tres veces), Ojos del Salado (dos), Pissis, Llullaillaco, Mercedario, Incahuasi, Walter Penck, cerro ATA, Nacimiento, La Ramada, Socompa, El Plata, Huayna Potosí y otras cumbres menores. Participó de la primera travesía integral sur-norte del Pissis. Actualmente trabaja como guía para Alta Argentina Expediciones.<\/em><\/p>\n<\/div>\n

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El Ojos del Salado es una de las montañas más altas de América del Sur. Dos andinistas, Alex Garate y Herman Binder, realizaron la primera travesía del Cordón del Ojos del Salado, que implica las cumbres del Ojos(6,900 metros), el cerro ATA (6,527), cerro Walter Penck (6,682) y el Cerro Nacimientos (6,463). <\/p>\n<\/td>\n

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