{"id":12925,"date":"2007-09-01T00:00:00","date_gmt":"2007-09-01T00:00:00","guid":{"rendered":"http:\/\/montanismo.org\/revista\/?p=12925"},"modified":"2007-09-03T00:00:00","modified_gmt":"2007-09-03T00:00:00","slug":"escalada_al_cervino","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/montanismo.org\/2007\/escalada_al_cervino\/","title":{"rendered":"Escalada al Cervino"},"content":{"rendered":"
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Entre el bloque de hielo donde nos encontrábamos y la pared norte habían puentes que más bien parecían hojuelas de escarcha caprichosamente conectados unos con otros. Israel se había convencido de que no soportarían el peso de un escalador e intentó encontrar un paso entre los seracs por el lado derecho.<\/p>\n

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Escaló por el filo para acercarse al lugar donde la grieta era menos ancha pero observó que ni brincando podría alcanzar la otra orilla. La zona donde se encontraba era muy inestable y desescaló lentamente. Mientras recuperábamos la cuerda escuchamos al hielo hablar. Recuerdo que Mario me propuso recorrernos a la izquierda mi respuesta fue desilusionadora pues no había donde pararme en forma estable, porque pasaba otra grieta en forma ortogonal.  Buscamos otra opción para acercarnos a la pared, pero no encontramos nada factible. Acordamos entonces volver al campamento.<\/p>\n

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Para cada rapel hacíamos dos abalakovs conectados. Primero descendía Mario, quien se encargaba de probar uno de los puntos, luego yo y por último Israel, quien desconectaba los abalakovs y descendía sobre el que ya había sido probado por nosotros.<\/p>\n

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Después de cuatro horas de experiencia inolvidable y de mucha tensión en el laberinto de hielo, nos sentimos más tranquilos al salir de esa zona. Deslizamos la mirada hacia el comienzo de la arista Hörnli y notamos que una gran cantidad de personas nos observaban, seguramente pensaban que estábamos locos al meternos entre los seracs.<\/p>\n

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En el campamento realizamos un análisis de la situación. No habíamos encontrado un paso practicable que nos permitiera acceder a la vía Schmid de forma rápida pese a ir ligeros por lo que intentarlo con todo el equipo para la escalada de la cara norte nos resultaría más complejo. Otra opción fue la de buscar un paso y cuando lo encontráramos, trasladar el campamento a la base de la pared. Pero esto implicaba que una vez escalada la montaña tendríamos que volver ahí por el equipo.<\/p>\n

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Pensar que un sueño se puede hacer realidad, no hay palabras para describir tal acontecimiento…<\/p>\n

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Cuando tenía unos 16 años le pregunté a Israel cuál era la montaña que para él era la más hermosa. Tomó un pedazo de papel y dibujó unas líneas en forma de cono. Después supe que tal abstracción se llama Cervino y es un icono de los Alpes de Suiza.<\/p>\n

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Insistí en hacerlo realidad y preparamos todo para ello: ahorramos, entrenamos y finalmente nos despedimos de nuestras familias el 16 de julio del 2006 por la noche. El viaje fue lento y cuando llegamos la aerolínea en que habíamos viajado nos entregó sólo la mitad de nuestro equipaje. El resto llegaría después. Ansiosos por ver la montaña nos fuimos. Sólo disponíamos de dos semanas para escalar y no podíamos perder tiempo, así que nos dispusimos a apreciar los hermosos paisajes, olores y sabores del viejo continente. <\/p>\n

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Zermatt es un lindo pueblo pequeño, ordenado y seguro al sur de Suiza. Apenas  nos instalamos, salimos a mirar la montaña, ese cono que de ser unas líneas se había hecho realidad a nuestros ojos. Mientras más tiempo pasábamos observándola, más ganas teníamos de estar en ella.<\/p>\n

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El 20 de julio nos levantamos muy temprano para observar al sol despertando al Cervino. Nos apostamos a disfrutar del espectáculo entre los gatos que habitan la iglesia del pueblo. En el juego de luces pareciera que el Cervino se empieza a encender de la cima hasta la mitad de su cuerpo como un gran fósforo, hasta que finalmente explota la mañana.<\/p>\n

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Al regreso nos percatamos de que un carrito eléctrico traía en su parte posterior ¡nuestras mochilas! Corrimos detrás de él hasta el hotel, en donde nos fue entregado. Fue en verdad cómico. Emocionados, nos preparamos y nos dirigimos a la montaña después de desayunar.<\/p>\n

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Debido a que precisamente esa semana se celebraban algunas fiestas, los habitantes de Zermatt realizaban competencias de altura. Daba gusto ver familias enteras (desde niños pequeñitos hasta personas mayores) disfrutar de la montaña. <\/p>\n

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En el camino hacia el albergue, nos dimos cuenta que algunos excursionistas se asombraban de la velocidad con la que íbamos subiendo a pesar de nuestras grandes mochilas; “¡Mira cuánto cargan!”  “¡Cómo caminan!” “¡Es una mujer y carga mucho!” “¡Es muy fuerte!” Supongo que fue así porque deseábamos estar cerca de la montaña.<\/p>\n

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Encontramos un emplazamiento perfecto para colocar nuestra tienda a unos metros de un escurridero de agua que surte al albergue debajo de la cara Este del Cervino.<\/p>\n

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Luego, hicimos un reconocimiento a la cara norte,  pero no vimos el dichoso “paso evidente” del que se habla en la descripción para acercarse  a la vía Schmid. Lo que encontramos no era una pala de nieve sino un escalón de roca con demasiada caída de piedras. <\/p>\n

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Buscamos otra entrada que nos permitiera acceder al corazón del glaciar de la cara norte. Nos movimos paralelos a un escalón de roca  en busca de una zona donde cruzarlo, pero encontramos la zona de derrumbe de seracs y cuando los rayos del sol empezaban a ocultarse el hielo empezó a caer cerca de donde estábamos. Entonces decidimos regresar e intentarlo al otro día.<\/p>\n

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Y así fue: recorrimos el camino hacia la pared saltando varias grietas y al llegar  a la zona de derrumbes Israel escaló buscando el camino entre los seracs. Mario y yo nos encordamos en los extremos de las cuerdas. Yo en segundo lugar y unos metros abajo Mario cerraba la cordada balanceándonos entre el mar de seracs. Escuchábamos y sentíamos el olor del Cervino. La escalada  nos llevó cuatro horas, pero nos divertimos, aunque no fue una tarea fácil.<\/p>\n

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Israel fue escalando serac tras serac. Una vez percibí un tirón en la cuerda e instintivamente  cerré el seguro. Como no teníamos contacto visual le grité para saber cómo estaba. Me respondió que sólo se había hundido un poco y que estaba bien. Me recuperaría tan pronto estabilizara su posición fuera de la grieta.<\/p>\n

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Cuando llegué con él pude observar el lugar donde se había caído y las circunstancias en las que nos encontrábamos: estábamos montados en la arista del último serac que habíamos escalado, el bloque de hielo se encontraba inclinado y muy separado del resto de la masa glaciar formando al lado de nosotros una grieta a la cual no le podíamos ver el fondo: sólo oscuridad. Era muy ancha, la pared más sólida se encontraba a unos 10 o 12 metros frente a nosotros, al otro lado.<\/p>\n

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Contaba mucho el peligro de la caída de piedras. Mientras habíamos estado buscando el acceso a la pared, escuchamos el rodar de piedras por la cara norte tiradas en forma accidental por cordadas que se encuentran en el filo  de la cima. Fue una pena encontrarnos en esa situación porque queríamos escalar la cara norte, pero los inconvenientes que fueron apareciendo nos hicieron tomar la decisión de abandonar el proyecto y escalar la arista Hörnligrat.<\/p>\n

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Tuvimos una noche lluviosa pero a la mañana siguiente salimos a las nueve. Todas las cordadas de guías con clientes habían salido a las tres o cuatro. Nosotros partimos con luz de sol y disfrutando cada movimiento. Gozábamos al colocar las manos en la piedra a pesar de que en algunas zonas se encuentra demasiado deteriorada. Subimos por donde nos parecía más adecuado. Alguna vez nos salimos de la vía y fue necesario recomponer el camino y conectarnos con la arista nuevamente.<\/p>\n

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No encontramos montañistas en el camino sino hasta los 4,003 metros de altitud, donde está el refugio Solvayhütte. Continuamos a la izquierda del refugio y vimos llegar personas que regresaban de la cumbre. Nos saludamos y apuramos la marcha porque aún faltaba mucho para alcanzar la cumbre y el regreso. Hubo un momento en que me sentí extraña: a las cordadas que regresaban con sus guías tenían una falta evidente de técnica en sus clientes. Así que en ocasiones tuvimos que esperar y cederles el paso pero estábamos atentos, pues compartíamos el mismo camino. <\/p>\n

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Los últimos cien metros tuvimos que usar crampones y piolet. Finalmente vimos la cumbre. ¡Estábamos felices! Era un sueño hecho realidad. Tomamos fotografías y a pesar de que la niebla no nos dejó disfrutar plenamente la vista, nos quedamos unos minutos en la cumbre y ahí hubiéramos permanecido un poco más de no ser porque aparecieron tres franceses del lado italiano. También habían hecho cumbre sin guía. No conocían el camino para descender, así que decidimos guiarlos.<\/p>\n

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Bajar rápido y de forma segura era nuestra prioridad. Para cuando alcanzamos el refugio, el clima había cambiado y decidimos pasar  ahí la noche para disfrutar de la maravillosa vista del amanecer. Los franceses estuvieron de acuerdo en continuar al otro día.  Comimos lo último que traíamos, nos hidratamos y tras charlar un momento nos dormimos.  <\/p>\n

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La vista del amanecer fue como la habíamos imaginado: impresionante. Luego, seguimos bajando. En algunas zonas de la arista pudimos apreciar la pared norte. Impresionante. Ya regresaríamos, quizá en invierno, para poderla subir sin tanto peligro.<\/p>\n

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En la base de la arista nos volvimos a hidratar. Se acercaron unos catalanes: una pareja que ascendería la arista e iban a colocar su campamento en un emplazamiento cercano. Platicando con ellos nuestros ojos brillaron: todavía teníamos unos días para escalar algo más en el viejo continente.<\/p>\n

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Información técnica y resumen<\/p>\n

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Objetivo: Escalar el monte Matterhorn de 4478 msnm por la cara norte, siguiendo la vía Schmid  de 1931.<\/p>\n

Duración de la expedición: 15 días. <\/p>\n

Fecha de partida: 16 de julio de 2006.<\/p>\n

Fecha de retorno: 31 de julio de 2006.<\/p>\n

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Material y equipo para la escalada: Además del equipo y material personal para realizar una escalada de nivel técnico en alta montaña se contó con la siguiente relación:<\/p>\n

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5 empotradores tipo Friend de los números 1 al 3.<\/p>\n

6 tornillos para hielo.<\/p>\n

5 empotradores tipo stopper.<\/p>\n

2 cuerdas de 60 m y 9.1 mm de diámetro. <\/p>\n

1 estufa de gasolina.<\/p>\n

2 tanques de combustible.<\/p>\n

Equipo de radio comunicación.<\/p>\n

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Cuando tenía unos 16 años le pregunté a Israel cuál era la montaña que para él era la más hermosa. Tomó un pedazo de papel y dibujó unas líneas en forma de cono. Después supe que tal abstracción se llama Cervino y es un icono de los Alpes de Suiza. Insistí en hacerlo realidad.<\/em> <\/p>\n<\/td>\n

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