{"id":12841,"date":"2003-06-02T00:00:00","date_gmt":"2003-06-02T00:00:00","guid":{"rendered":"http:\/\/montanismo.org\/revista\/?p=12841"},"modified":"2007-07-26T00:00:00","modified_gmt":"2007-07-26T00:00:00","slug":"travesias_de_carlos_carsolio","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/montanismo.org\/2003\/travesias_de_carlos_carsolio\/","title":{"rendered":"Travesías de Carlos Carsolio"},"content":{"rendered":"
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Adriana Díaz Reyes<\/p>\n

El Universal<\/strong><\/a><\/p>\n

Lunes 02 de junio de 2003<\/p>\n

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El destino de Carlos Carsolio, considerado uno de los mejores alpinistas del mundo, se escribió a los seis meses de gestación.<\/p>\n

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Su madre, apasionada de las alturas, lo inició en la aventura del montañismo cuando embarazada, escaló el Iztacíhuatl a pesar de las recomendaciones del médico.<\/p>\n

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A partir de entonces, no hubo otro mundo para el pequeño que no fuera la montaña, la nieve, el peligro…<\/p>\n

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Por las mañanas se levantaba muy temprano y decía: “Mamá, podemos escalar hoy”.<\/p>\n

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Nunca tuvo dudas respecto a su vocación, incluso, estudió la carrera de ingeniería civil con especialidad en geología para conocer mejor a la que desde entonces sería su mejor amiga: la montaña.<\/p>\n

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“Todos los hombres tienen una misión que cumplir; algunos son médicos, otros arquitectos. A mí, me tocó una de las más hermosas: conocer el mundo desde las cumbres más altas del planeta.” A los 22 años, consiguió su primer logro cuando escaló la Cara Sur del Aconcagua.<\/p>\n

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Ese día lloró ante el paisaje que contemplaban sus ojos, nunca había visto un espectáculo igual. Permaneció durante una hora contemplándolo hasta que lo venció el cansancio.<\/p>\n

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Decidió ese día, escalar lo que cuando niño le parecía imposible: el Everest.<\/p>\n

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Eran pocos los factores a favor y muchos en contra.<\/p>\n

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Al emprender la aventura sabía muy bien que podía perder la vida.<\/p>\n

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Por un minuto, se sintió inseguro y se preguntó: ¿Podré lograrlo, realmente estoy preparado? Pudo más su espíritu aventurero, que lo guió paso a paso por los 8,848 kilómetros de la montaña más grande del mundo.<\/p>\n

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Recuerda como si fuera ayer aquel 13 de octubre de 1989. Su voz tiembla y por un segundo permanece en silencio: “Fue una experiencia inolvidable, cuando inicié el ascenso, nunca me imaginé todas lo que viviría “ dice emocionado.<\/p>\n

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Fue una lucha contra la naturaleza que se empeñaba en detener a aquel intrépido joven de 24 años que ansioso buscaba conseguir el sueño más grande de su vida.<\/p>\n

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Estuvo a punto de detenerse pues en el camino, vio morir a muchos de sus mejores amigos, vencidos por las avalanchas, la hipotermia, los edemas pulmonares, el cansancio…<\/p>\n

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Pero no lo hizo.<\/p>\n

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Continuó el camino ascendente de su carrera y en 1996, a los 36 años, se convirtió en el cuarto hombre en la historia, y el más joven, en alcanzar las cumbres de los catorce ochomiles.<\/p>\n

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La distancia de su familia y los constantes peligros a los que se exponía lo obligaron a dedicarse a un deporte más tranquilo: El parapente.<\/p>\n

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Tanto sus cinco hijos como su esposa Mónica comparten su pasión por el alpinismo y por eso, lo impulsan, a sus 40 años en una nueva aventura en Europa, donde será el único representante latinoamericano.<\/p>\n

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“Nunca podré separarme de la montaña, ya sea en el alpinismo o en el parapente; es una segunda casa para mí que me ha dado y me ha quitado mucho” concluyó Carsolio.<\/p>\n

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Carlos Carsolio antes de nacer escaló, en el vientre de su madre, el Iztaccíhuatl, a pesar de las sugerencias del médico<\/em><\/p>\n

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