{"id":12643,"date":"2007-02-15T00:00:00","date_gmt":"2007-02-15T00:00:00","guid":{"rendered":"http:\/\/montanismo.org\/revista\/?p=12643"},"modified":"2007-02-13T00:00:00","modified_gmt":"2007-02-13T00:00:00","slug":"una_confraternidad_y_como_no_sufrirla","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/montanismo.org\/2007\/una_confraternidad_y_como_no_sufrirla\/","title":{"rendered":"Una Confraternidad y cómo no sufrirla"},"content":{"rendered":"
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Los días 2 al 4 de febrero se llevó a cabo la LIII Confraternidad Montañista de Occidente, organizada por la Asociación de Montañismo del Estado de Jalisco. El evento se desarrolló, como durante 53 años, en el Nevado de Colima (4,330 metros), que en realidad está en Jalisco. A diferencia de algunas otras confraternidades, ésta no tiene por objeto el llegar a la cima de una montaña y regresar por el mismo sitio, sino cruzar la montaña de un lado al otro, lo que hace que la logística del evento sea más complicada.<\/p>\n

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En lo personal, no me gustan las confraternidades porque guardo malos recuerdos de las primeras a las que fui, cuando comenzaba a ascender los volcanes nevados de México. Pero las confraternidades existen y se siguen llevando a cabo año tras año a pesar de que la participación en ellas haya disminuido considerablemente en porcentaje de montañistas activos.<\/p>\n

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Algunos de los veteranos se quejaban de que la “juventud de hoy” no tiene ganas de conocer la naturaleza, ni de aprender a usar la brújula, ni de convivir con los demás en las condiciones en que ellos sí lo han hecho durante tanto tiempo. Es posible que sea cierto, pero primero habría que ver cómo es una confraternidad desde dentro.<\/p>\n

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\"Nevado<\/p>\n

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LA CAMINATA<\/strong><\/p>\n

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El primer día nos trasladamos en autobuses y luego en camiones hasta el lugar de acampada. La noche fue particularmente tranquila. El piso estaba recubierto de muchísimas hojas de pino y nadie extrañó su cama esa noche sino hasta las cinco de la mañana, hora en que un silbato comenzó a pitar varias veces llamando a todos a partir.<\/p>\n

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A diferentes tiempos, pero dentro de un horario razonable, todo mundo partimos y el último, el retaguardia, cerraba la caminata. La consigna era no rebasar al guía general ni quedarse detrás del retaguardia general. En una travesía como la que íbamos a hacer, es una norma de seguridad que se tiene que seguir para no perder gente y luego andarla buscando en la montaña. En ocasiones, se nos hacía pasar en medio de dos de los guías y con contador en mano hacían el recuento, que se iba transmitiendo vía radio.<\/p>\n

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Poco después del amanecer, comenzó a granizar. Fue el preludio de lo que sería un día bastante lluvioso. A la una de la tarde, el guía se detuvo en el lugar del campamento. La gran mayoría íbamos muy mojados. Casi nadie llevaba ropa seca para cambiarse y a muchos se les olvidó que llevar objetos colgados fuera de la mochila no los hacía impermeables. Alguien llevaba una bolsa de dormir de pluma de ganso pero sin cubierta. El resultado: inservible para pasar la noche.<\/p>\n

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\"\"Surgieron las fogatas, demasiadas. El único consuelo fue que toda era leña recogida del piso. Todos nos fuimos poniendo al alcance alrededor del fuego y algunos secaban su ropa húmeda, mojada o empapada. Pero demasiado fuego también quema. A alguien se le quemó una bota y la abandonó ahí. La convivencia quedó reducida al grupo que estaba alrededor. Algunos pocos convivían con los demás y pocos se quedaban solos. El tercer día, después de cuatro a seis horas de caminata, las piernas se detenían frente a las camionetas que habían ido a recibir a los montañistas.<\/p>\n

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Hasta aquí, lo poco que se puede narrar de un evento que se repite año con año. Evidentemente para cada quien es diferente. Debo resaltar que para alguien a quien no le gusta ir a la montaña en grandes grupos y que tiene malas experiencias en confraternidades anteriores, el ojo crítico no dejó de mirar hacia varios lados. Y lo que más se vio el último día es que había bastantes lastimados de la rodilla.<\/p>\n

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Esto no indicaba más que las diferencias en condición física y técnica de los participantes. Con el ánimo de hacer ver los errores más comunes de estas salidas, los analizaré poco a poco para que si alguien desea asistir, goce de esa salida sin temor a sufrirla.<\/p>\n

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\"\"1. Prepárate antes con más excursiones<\/strong><\/p>\n

El recorrido no es muy largo: alrededor de 28 kilómetros en dos días es una distancia bastante prudente, quizá muy poca para muchos pero como la condición física de los participantes es muy dispar, para algunos las últimas horas resultaron un suplicio. Hubo quien no hace de montañismo más que esa salida a la montaña en todo el año, gente con sobrepeso, muchachos con todas las ganas de comerse el mundo a puños, gente mayor que caminaba sin problema y hasta niños que caminaban porque no les quedaba otra.<\/p>\n

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Si tú quieres gozar de la caminata, lo primero que tienes que hacer es tener condición física. Si esto no está a tu alcance porque el deporte no es precisamente lo tuyo, debes recordar entonces que la montaña no es una pista donde uno se puede salir en cualquier momento. Entonces puedes prepararte con unas cuantas excursiones de algunos kilómetros meses antes. Estas salidas deberían ser disfrutadas, porque se trata de ir a gozar. Con cuatro bastarían para que tus piernas estén fuertes. Así puedes acudir a la asociación estatal donde programen salidas de diferente nivel de esfuerzo.<\/p>\n

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\"\" 2. El peso de tu mochila<\/strong><\/p>\n

El último día, el camino quedó sembrado de comida, basura y hasta ropa. ¿Por qué? La gente no aguantaba ya cargar cosas que le pesaban. Si bien tener una buena condición física es importante, lo útil es que tu mochila no pese mucho. Mientras más ligero vayas, mejor.<\/p>\n

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La idea de que un montañista es mejor mientras más peso lleve es una de las viejas leyendas que pertenecen al sarcófago de la historia. El estilo ligero es mucho mejor y para eso debes saber qué llevar, es decir: pensar y planear exactamente lo que hay que llevar.<\/p>\n

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En tus excursiones previas, pesa la mochila y ponte como meta llevarla cada vez más ligera. Si quitas latas y envases que se convierten en basura, verás que tu mochila pesará menos y disfrutarás más.<\/p>\n

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\"\" 3. ¿Y qué comerás en tres días?<\/strong><\/p>\n

El asunto comida es quizá el más difícil de tocar, pues cada quien tiene gustos diferentes e intocables. Pero la comida para dos días no debería pasar de un kilo por persona. Quizá kilo y medio como máximo, sin contar envolturas. Todo el material de comida incluidos platos, cuchara, alimentos y basura no debería pasar de los tres kilos. <\/p>\n

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¿Qué llevar de comer que no sobrepase ese límite? Deshazte de todo lo que sea envoltura y mételo en una bolsa de plástico con cierre hermético. Recuerda que una vez que no contengan nada de comida, se convierten en basura y por lo tanto un peso del que no te deshaces fácilmente, a menos que lo tires en la montaña y marques de esa manera tu presencia. Claro: nadie se dará cuenta de ello si lo haces disimuladamente, pero ¿así quieres ser un montañista? Y si no lo eres, ¿así quieres dejar constancia de tu paso?<\/p>\n

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\"\" 4. Son varios días… ¿cuánta ropa debes llevar?<\/strong><\/p>\n

Hace varios años, durante una salida de diez días a la Sierra Norte de Puebla, uno de mis alumnos caminaba siempre muy lento con una mochila impresionante. La segunda noche vi su contenido: había llevado un pantalón para cada día de la semana. Sí, es risible para nosotros, que podemos arreglárnosla con un cambio para caminar y uno extra. Pero quienes empiezan a ir a la montaña cargan con todo lo posible, sobre todo si la mamá le ayudó a hacer la mochila.<\/p>\n

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Con poca ropa basta. Puedes estar lleno de tierra pero si tienes un cambio, podrás llegar a la civilización presentable. Lo que si debes llevar es ropa interior de cambio porque una cosa es no bañarse y la otra apestar.<\/p>\n

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Evita que tu vestimenta sea de algodón. Todo mundo echamos mano de lo que tenemos y nuestra ropa tiene algodón o mezclas de ello. Aunque es muy resistente, la tela de mezclilla es un mal aislante una vez mojada y deja poca movilidad para andar en la montaña. ¿No tienes otra cosa? De acuerdo, pero piensa que deberías tener un cambio de ropa seca para dormir en caso de lluvia.<\/p>\n

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Algo que te puede ser muy útil es la ropa de tela sintética. Hay playeras de DryFit o equivalentes pero son caras. Sin embargo, valen la pena. Se secan con mucha rapidez y mantienen tu calor corporal con facilidad o te permiten estar fresco en caso de calor.<\/p>\n

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5. Tu ropa seca: que no se moje<\/strong><\/p>\n

La lluvia baja el ánimo a todos, salvo a los eternos optimistas. Pero aún ellos tienen que tomar sus precauciones para tener su ropa de cambio realmente seca cuando llegue el momento. No es cosa de llegar al campamento y encontrar que esa ropa de recambio está más mojada que nosotros. Entonces sí: a temer la noche.<\/p>\n

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La manera óptima que yo he encontrado es usar bolsas de nylon donde se almacenan diferentes objetos. El truco consiste en que todos esos objetos vayan dentro de una bolsa de plástico sin perforaciones, para que no haya entrada alguna de agua. Si oprimes la ropa dentro y le sacas todo el aire, al final podrás enrollar la boca y guardarla de lado. Este método lo he usado en mis travesías de mar y es muy efectivo. Las bolsas de nylon llegan a humedecerse o mojarse completamente, pero las de plástico, protegidas por las primeras, no dejan pasar el agua.<\/p>\n

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Otro truco: que las bolsas de plástico no tengan aire porque pueden pincharse.<\/p>\n

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\"\"7. Bebe agua y tu rendimiento mejorará<\/strong><\/p>\n

Un adulto necesita aproximadamente dos litros de agua por día para vivir. Una persona de más de 50 años, necesitará menos pero los niños consumen mucha más. En una actividad donde se realiza esfuerzo, el cuerpo necesita agua. Y si es en una caminata larga, el cuerpo pedirá mucha más agua de la que piensas que sea posible beber en un solo día.<\/p>\n

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Si no bebes, tu rendimiento bajará. Comenzarás a sentir sed, pero no a la misma intensidad que la sientes cotidianamente en donde vives. Tu capacidad de pensar bajará y la coordinación de tus movimientos será más lenta. ¿Tienes mucho tiempo caminando? Esa telaraña que sientes en la boca es falta de agua.<\/p>\n

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Pero cuidado: debes beber también electrolitos o comenzarás a sufrir calambres. Los electrolitos son sales y minerales que el cuerpo usa para funcionar. Si has sudado mucho, podrás ver que tu frente o en tu ropa se han quedado algo blancas: es la sal que estás sudando. Si no la reemplazas, el cuerpo no rendirá lo mismo. Una forma fácil de solucionar esto es la comida: no comas atún o carne porque te pedirá agua. La gente que vive en el desierto dice que comer pescado causa “sequedad”.<\/p>\n

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Se recomienda que bebas continuamente un sorbo. Beber agua cada 15 minutos mantendrá al cuerpo bastante hidratado.<\/p>\n

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8. Edades<\/strong><\/p>\n

Niños con sed, tanta que cuando alguien les ofreció agua y se la bebieron sin detenerse a respirar. Con mochilas que superaban su resistencia: incómodas, mal acomodadas, pesadas y ellos con mucho cansancio, hambre y sed. O doña Licha que, con 76 años, iba siempre de retaguardia y cuando llegó al campamento dijo que estaba seca mientras se le veía la ropa empapada. Y además, llevaba comida para dar a mucha gente.<\/p>\n

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Aunque los niños tienen mucha energía, la gastan pronto. Aunque parecen hechos de goma, son muy susceptibles a daños físicos. Sus huesos están en crecimiento y cargar un peso grande por mucho tiempo es dañino para su crecimiento. Un adulto Tiene menos energía pero la sabe administrar. La diferencia se nota al final del día.<\/p>\n

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\"Nevado<\/p>\n

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FINAL<\/strong><\/p>\n

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Sí, es cierto que no me gusta andar con mucha gente, pero lo que aprendí de tajo fue que el montañismo de las confraternidades existe y que hay que ponerle más atención para que los participantes no sufran ni la montaña sea un depósito de desechos que se dejan ahí una vez al año. Hay mucho qué hacer y no sólo a nivel de alto rendimiento, sino de aquellos que van a la montaña: habrá que minimizar ese no poder caminar porque se tiene una rodilla lastimada o porque se lleva una mochila incómoda.<\/p>\n

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Es por ellos que he escrito estas pequeñas reflexiones. Y que sepan que al menos en la Confraternidad de Occidente, organizada y dirigida por la Asociación de Montañismo del estado de Jalisco, están en buenas manos.<\/p>\n

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El montañismo no se reduce a sólo el de los grandes logros, sino que tiene una base mucho más amplia. Una vez al año, mucha gente se reune para participar en una de las confraternidades que hay en México, como en otros países. Estas son observaciones tomadas en una de ellas, en el Nevado de Colima, en Jalisco. Su intención es ayudar a que los participantes gocen y no sufran esa actividad.<\/p>\n<\/td>\n

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