{"id":12631,"date":"2007-01-15T00:00:00","date_gmt":"2007-01-15T00:00:00","guid":{"rendered":"http:\/\/montanismo.org\/revista\/?p=12631"},"modified":"2007-01-15T00:00:00","modified_gmt":"2007-01-15T00:00:00","slug":"paseando_con_dinosaurios_rodada_en_el_desierto_de_tehuacan","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/montanismo.org\/2007\/paseando_con_dinosaurios_rodada_en_el_desierto_de_tehuacan\/","title":{"rendered":"Paseando con dinosaurios: rodada en el desierto de Tehuacán"},"content":{"rendered":"
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Llegamos a uno de los lugares mas interesantes del recorrido desde el punto de vista ecológico-social-cultural-económico del viaje, pues en ese lugar está montado un museo de sitio. Pequeño, pero ya quisieran algunos las piezas que vimos ahí. Nos enteramos que en la zona los fósiles han estado casi siempre a flor de tierra, abundan los "tornillos", caracoles fosilizados, mejillones, maderas, y todo tipo de criaturas del fondo marino. <\/p>\n

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Sin embargo, las leyes federales impiden la extracción de los mismos, cosa que ocasionó en el pasado algunos problemas con la ley, ya que la gente cambiaba esas "piedritas" a los turistas por naranjas o cualquier cosa que les diera de comer. Se estableció un proyecto de visitas guiadas en las cuales se les lleva por zonas con la mayor carga de fósiles, y hasta una zona dónde se han encontrado huellas de un apatosaurio de finales del período jurásico y principios del cretácico, lo que le dio cierta fama al sitio. El costo de la visita guiada va de 50 a 15 pesos por persona, dependiendo de la cantidad de asistentes. Además tiene zonas para acampar, lo que permitiría arrancar una rodada desde ahí y no tener que usar la carretera.<\/p>\n

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Este valle de Tehuacán Cuicatlán fue, al parecer, uno de los primeros en cultivar el maíz en el continente, hace unos 16 mil años. La reserva es compartida por al menos unos 50 municipios de Puebla y Oaxaca y es un ecosistema con gran biodiversidad entre los desiertos norteamericanos. Es una zona con una gran cantidad de reptiles, ente los que destacan la serpiente de cascabel, la coralillo y el escorpión, pariente sureño del monstruo de Gila, las dos únicas especies de lagartos venenosos; de aves no se diga: halcones gavilanes, auras, azulejos, aves de percha hacen suyo el azul cielo del desierto. De flora es la zona más rica en cuanto a cactáceas se refiere, pues sólo en esa zona, está la cuarta parte de todas las cactáceas de todo el país, muchas de las cuales se encuentran en peligro por su extracción ilegal.<\/p>\n

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Agradecimos la visita a la gente del museo, compramos algunos recuerditos y reiniciamos el descenso hasta el entronque que nos llevaría hacia la carretera. Parecía interminable, pues los columpios se terminaron y las pendientes se hacían mas largas. Volvimos a detenernos en un pequeño pedazo de sombra para refrescamos y poder continuar.<\/p>\n

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El trayecto hasta la carretera, donde las bajaditas del inicio se volvieron las subidotas de regreso. Peor aún: en algunos tramos, gracias a la falta de acotamiento, los autos pasaban zumbando cerca de nosotros a más de 90 km por hora. Puje y puje, llegamos de regreso a nuestro destino en Zapotitlán, al hotelito donde guardamos el coche.<\/p>\n

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Regresamos con una de las experiencias más padres que he tenido, la zona está para ser explorada, pero con cuidado ya que el desierto está vivo, y es un ecosistema bastante padre para admirarse. Christian, Vic y Sergio, bajaron el volumen de sus conversaciones hasta quedarse dormidos mientras yo conducía cansado pero contento. <\/p>\n

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Es reserva de la biósfera, tengan mucho cuidado de no maltratar la vida vegetal ni molestar a la fauna, que en algunos casos es peligrosa.<\/p>\n

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El ascenso sigue hasta el poblado de Santa Ana Teloxtoc. Pensábamos subir hasta el encinal pero el tiempo, el calor y la altura en la que se encuentra este pueblito nos hicieron mejor continuar con el circuito. Antes de partir, un hombre ebrio nos confundió con cirqueros y con “moros” (yo parecía terrorista palestino en bicicleta), preguntándonos a que fiesta íbamos.<\/p>\n

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Comenzamos a rodar y con una serie de sube y bajas en la zona mas árida, nos encontramos con varias cañaditas y algunas cactáceas conocidas cómo patas de elefante. Por fin, después de una subida criminal más por el calor que por la pendiente, descansamos en el poblado de San Lucas Teletitlán, dónde nos topamos con una muralla de subida, pero al preguntar por la salida a San Juan Raya, nos dicen que era por la bajadita. A todos nos alegró.<\/p>\n

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DE BAJADA HASTA YO RUEDO…<\/strong><\/p>\n

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Cómo dicen en las clases de física: en una montaña rusa la energía potencial es acumulada hasta que pueda ser liberada en forma de energía cinética. Así fue: la bajada mas divertida del paseo, en la que con el puro vuelo subías y bajabas los columpios antes de llegar al poblado mas famoso de México por sus hallazgos paleontológicos. Llegamos a un caserío, y preguntamos a una joven señora que cuidaba a sus niñas en el patio de su casa sobre el museo de sitio, y nos respondió que mas adelante, “Hasta el centro”.<\/p>\n

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Nos quedamos así, confundidos. Dimos las gracias y pensábamos que nos faltaba más para llegar, aunque el mapa decía que ya estábamos ahí. Cual va siendo nuestra sorpresa que “el centro”, estaba a dos casas más allá de la casa de la señora. Lo que es vivir en pueblo chico. <\/p>\n

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Llegaba el fin de año y con él las vacaciones. Por fin saldría en bici a las diversas e interesantes rutas que aparecen en bicimapas. Llevo poco de haber regresado a las andadas y, para mi desgracia, muchos de los cuates se desmarcaron para estar en esta temporada con la familia, bla bla bla. De pronto no había con quien salir y para colmo de males la bici no estaba lista después de un cambio de imagen completo, por lo que mi disponibilidad para salir se estaba reduciendo.<\/p>\n

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Peor aún: me convertí en chofer, elemento de seguridad, soldado de tropa de asalto y mula de carga durante las compras navideñas. Que la venta nocturna, que la barata navideña, que soy totalmente… infeliz.<\/p>\n

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El frío de la temporada disminuye la capacidad de acción y movimiento, así que la zona que me resultaría interesante es la de la reserva ecológica de Tehuacán-Cuicatlán, en los límites de Puebla y Oaxaca. Así que en friega loca a buscar mapas y puntos de referencia, y ¡oh sorpresa!: nada más hay información de MTB en la zona, dos excursiones guiadas de las cuales no daban más detalles.<\/p>\n

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La suerte estaba de mi lado porque mi mujer me amenaza con ir a un Spa con su hermana, porque quiere unos días para ella misma. Convoco a los cuates, y sólo responden Sergio, el Charro y Christian. Y mi bici… ¡ya casi está a punto! Pero ¿qué tan a punto? Estará para el viernes antes del mediodía? Me dicen que si (YESSS!!!)<\/p>\n

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VIERNES DE VÍA CRUCIS<\/strong><\/p>\n

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Uno de los amigos se me echa para atrás pero otro avisa que lleva a un amigo, así que no se alteran los planes significativamente, hasta que a eso de las once me llaman para decirme que el shifter trasero ya valió… Pues a conseguir uno que me va saliendo medio cariñoso, pero o lo compro, o me quedo a tejer chambritas o ver programas dónde la gente de Miami o Beverly Hills se opera para verse mejor, opto por buscar la pieza, y llego al taller, dónde por fin terminan con la bici y la pieza que faltaba.<\/p>\n

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Llego a mi casa con la burra trepada en el toldo, y ya ni la bajo, subo por mis cosas, cuando se acerca la hora de la cita, cuando me llama el pitufo gruñón (Sergio) <\/p>\n

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—¿Nos puedes esperar un rato mas? ¡Estos (\/&\/$&% acaban de llegar!<\/p>\n

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No pos si, ¡ya que! A eso de las 3:55 llegan Sergio, Christian y su amigo Vic. A trepar cosas a la cajuela, la segunda bici al toldo, y a montar el rack de cajuela y las dos restantes. Salimos rumbo a Puebla sin novedad, cuando pasamos la primer caseta:<\/p>\n

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—Oye, ¿puedes pagar todo? lo que pasa es que el dinero está en la cajuela y ya la cerramos, y para sacarla, necesitamos desmontar todo.<\/p>\n

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¿Pa qué me hago? Así que me fui pagando las casetas hasta llegar a Puebla, la cual presentaba un serio congestionamiento vial en su entrada por obras de remodelación, lo que me obliga a "Tocar base" en el centro de Puebla pues nos topamos con los mismísimos Melchor, Gaspar y Baltazar, que habían dejado camellos, caballos, elefantes y demás séquitos de acompañamiento mientras realizaban sus compras en el centro.<\/p>\n

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Vimos gran variedad de bicis que se vendían como pan caliente, la gente salía con sus "Espesialised", sus "Gant", o ¿por que no? con sus "Trekc". También la salida estaba en obras. Por fin logramos ubicar la salida hacia Tehuacán, pero no por autopista, pues el paso estaba bloqueado (no la carretera, sino los negocios junto a ella, pues también estaban en obra). La salida no pudo ser por la autopista si no que fue por la libre.<\/p>\n

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En Tehuacán la historia se repite: para salir hacia la carretera a Zapotitlán Salinas (llamado así por su producción de sal), nos encontramos con los Reyes magos. Para colmo de males tuve el tino de pasar nuevamente por las calles dónde venden bicicletas.<\/p>\n

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Al fondo, la montaña está cubierta por una enorme cantidad de fantasmas que se elevan hacia el cielo. Estábamos llegando a la zona con mayor densidad de cactáceas en nuestro país, y el ejemplo de ello es la gran cantidad de órganos que forman literalmente un bosque, por el cual andaremos rodando mañana.<\/p>\n

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Llegamos a la pequeña población de Zapotitlán de Salinas (ya me habían cotorreado bastante, pues decían que me había perdido). En el único hotel del poblado nos reciben amablemente a pesar de ser ya tarde y hasta nos consiguieron una cama extra, pues la habitación sólo contaba con tres. Descargamos equipaje y nos instalamos, pongo el despertador, y… se pasan la noche platicando sobre componentes de bicis, clubes de ciclistas.<\/p>\n

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Y el relojito avanzó hasta las tres de la mañana. Tomé una decisión: lloviera, tronara o relampagueara, levantaría a estos chamacos a las seis. No me cuesta trabajo: suenan las alarmas y todo mundo a levantarse. Sergio y Vic optan por el baño americano, mientras que Christian y yo optamos por el baño europeo para no dilatarnos más, (el de avioncito: las alas y el motorcito).<\/p>\n

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Desmontamos y armamos las bicis mientras la esposa del dueño nos prepara un desayuno ligero: huevos con jamón (frito con manteca), pan de dulce, jugo, leche, y dos kilos de arroz. Agradecimos que se ocupara de nosotros. Cuando platico con el patrón sobre los sitios que vamos a visitar me dice que es una región famosa por los fósiles y sus cactus, y nos recomendó visitar además la capilla enterrada, las salinas y las canteras de ónix.<\/p>\n

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Nos desea buena suerte y nos permite dejar el coche en su cochera para que vayamos más tranquilos. Así empieza la travesía por al menos unos seis Km de carretera hacia nuestro destino en la reserva. Resultó el tramo más peligroso, pues la carretera no cuenta con acotamiento y los traileres pasaban a escasos centímetros de nosotros. Al fin después de varios columpios, llegamos a la reserva, e inició nuestro viaje por uno de los lugares más bonitos en los que he estado.<\/p>\n

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LA RESERVA DE TEHUACÁN-CUICATLÁN<\/strong><\/p>\n

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Comenzamos el trayecto por caminos de terracería bastante anchos, sin ninguna dificultad técnica aparente. Pero habíamos amanecido a 22 grados, y la cosa parecía que se iba a poner buena. Pensamos hacer un recorrido por varios de los poblados que forman un círculo en la zona y cuyo punto final era San Juan Raya, sitio privilegiado por sus fósiles, flora y fauna desérticos. No podíamos creerlo: cantidades enormes de cactáceas y agaves al por mayor, azulejos y pájaros rojos con incandescencia volcánica jugaban entre la vegetación. Nos encontrábamos con pobladores a quienes dábamos los buenos días antes de proseguir.<\/p>\n

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Llegamos a un pequeño abrevadero, pero lo poco que quedaba era un agua con un fango parduzco burbujeante. Detrás de nosotros unos bóvidos (no digo bueyes por que luego hay confusión) que apenas se movían y un altar adornado, probablemente para alguna fiesta religiosa.<\/p>\n

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Iniciamos una subidita pesada pero pasable. Una tras otra nos mantuvimos así, hasta que de pronto a lo lejos divisamos un árbol. Los demás me tildan de loco, pero es la única sombra a la vista para enfriarse: andábamos aproximadamente a unos 40 grados. Lo gracioso del caso es que cuando andas en el sol quieres llegar a la sombra, y cuando estás en la sombra quieres salir de ahí para terminar la rodada.<\/p>\n

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Después de unos minutos de descanso y una rehidratación intensiva, nos dimos cuenta que estábamos en invierno, pues la temperatura bajo el árbol rondaba los diez grados. Vic pregunta a unas personas que tienen su casita atrás de unos arbustillos que les servían de rompevientos si podemos acampar por la zona. Nos responden que no hay ningún problema (anotamos para la próxima vez que vayamos por allá).<\/p>\n

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Este valle de Tehuacán-Cuicatlán fue, al parecer, uno de los primeros en cultivar el maíz en el continente, hace unos 16 mil años. La reserva es compartida por al menos unos 50 municipios de Puebla y Oaxaca y es un ecosistema con gran biodiversidad entre los desiertos norteamericanos.<\/em><\/p>\n<\/td>\n

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