{"id":12548,"date":"2006-08-15T00:00:00","date_gmt":"2006-08-15T00:00:00","guid":{"rendered":"http:\/\/montanismo.org\/revista\/?p=12548"},"modified":"2006-08-15T00:00:00","modified_gmt":"2006-08-15T00:00:00","slug":"hacia_una_espeleologia_sostenible_el_codigo_de_minimo_impacto","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/montanismo.org\/2006\/hacia_una_espeleologia_sostenible_el_codigo_de_minimo_impacto\/","title":{"rendered":"Hacia una espeleología sostenible: el código de mínimo impacto"},"content":{"rendered":"
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No todas las cuevas constituyen pasajes o galerías fácilmente transitables. Muchas, la mayoría, alternan secciones de cómodo movimiento, por las que se puede transitar caminando tranquilamente, con galerías estrechas, cañones, puentes, ríos subterráneos, abismos, cascadas, lagos que, en definitiva, convierten la exploración espeleológica en una actividad riesgosa si no se está suficientemente preparado física e intelectualmente para ello. La mayor parte de los accidentes que ocurren durante la exploración espeleológica se deben a las llamadas cuatro faltas<\/strong>: <\/p>\n

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