{"id":12154,"date":"2002-06-06T00:00:00","date_gmt":"2002-06-06T00:00:00","guid":{"rendered":"http:\/\/montanismo.org\/revista\/?p=12154"},"modified":"2004-08-16T00:00:00","modified_gmt":"2004-08-16T00:00:00","slug":"tonala","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/montanismo.org\/2002\/tonala\/","title":{"rendered":"Tonalá"},"content":{"rendered":"
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"Alex, vámonos porque el tiempo empeorará". "¿Cuándo?" "Por la tarde, pero mejor nos vamos." Y así, sin más, nos hicimos a la mar. Con los niños que iban a entrar a la escuela en la playa, mirándonos como si quisieran ir de ahí. Y muchas ganas debían tener porque uno de ellos me había platicado que en un par de meses se iría con su familia a trabajar a Ciudad Juárez. Él, con sus doce años, trabajaría en una maquiladora de ropa. <\/p>\n

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El mar parecía haber cambiado porque estaba completamente calmo y el cielo, muy nublado, de pronto se tornó plateado. Impresionante: uno veía hacia dentro del mar y se veía sólo un muro grisáceo, platinado. No había frontera entre mar y cielo. Una vez hice pasar frente a la cámara a Alex con su kayak y me asombró, pues parecía que flotaba. <\/p>\n

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Pero eso no era todo: no había viento y todo lo que había sobre el agua eran miles de insectos, desde mariposas hasta los temidos chaquistes. No había viento que los pudiera haber alejado de tierra y siempre podrían regresar gracias a su olfato, pero ¿cómo era que había grandes superficies llenas de mariposas? Eso era una interrogante natural pero la que más me preocupaba era si el tiempo seguiría estable y de cuánto dispondríamos para terminar el viaje. <\/p>\n

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En un momento, en ese mar calmado, vi la aleta de un delfín cercana a una lancha de pescadores. Después otro y al final fueron tres. Me detuve porque en su viaje parecían acercarse a mí. Tomé la cámara y esperaba captarlos cerca, pero cuando me di cuenta, saltaban ya muy por delante, cercanos a Alex, como en una función de circo. Parecían reírse de mi intento. <\/p>\n

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Después de algún tiempo, vi la desembocadura del río Tonalá. Tonalá… la primera población del estado de Veracruz. Estábamos llegando a Veracruz. Me detuve. Alex me alcanzó y preguntó qué pasaba. Como estábamos a distancia, le hice señas. Volvió a preguntar y le dije: "¡Veracruz!" <\/p>\n

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…justo ahí termina el estado de Tabasco y empieza el de Veracruz así que fue muy emotivo cruzar esa desembocadura de río y llegar a el último estado por recorrer, bueno un tramo nada más. Llegamos a Tonalá que es un pueblo y cinco kilómetros más adelante había un poblado de turístico rústico de puros restaurantes así que decidimos ir allí y llegamos y pedimos de comer solo había carne bastante dura y empanadas de Manilla y de queso, manilla es como sobras de pescado (carne molida de pescado) y las de queso pues nada más como pintadas pero lo que sea era bueno. En el día remamos rápido porque el cielo estaba muy nublado y ya en la tarde noche se acercaba una tormenta fuerte porque era una de mar y otra que venia de tierra e iban a chocar, en pocas palabras hacíamos la broma de que era la prueba de fuego para la tienda de campaña a pesar de que estábamos debajo de una rústica y fea palapita, la cosa fue que aguantamos y nos mojamos un poco pero la noche refrescó y pudimos dormir mejor que otros días y como sí me puse calcetines pues no me rasqué en la noche. <\/em> <\/p>\n

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Bajamos en Tonalá, pero el pueblo está bastante metido a tierra, así que fuimos a El Palmito, a pocos kilómetros de ahí. Lo que siempre necesitamos es una población donde podamos poner nuestra tienda de campaña cerca de la playa y donde podamos estar cerca de los kayaks. Ahí lo teníamos. <\/p>\n

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