{"id":12153,"date":"2002-06-05T00:00:00","date_gmt":"2002-06-05T00:00:00","guid":{"rendered":"http:\/\/montanismo.org\/revista\/?p=12153"},"modified":"2004-08-16T00:00:00","modified_gmt":"2004-08-16T00:00:00","slug":"la_barra_de_tupilco","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/montanismo.org\/2002\/la_barra_de_tupilco\/","title":{"rendered":"La Barra de Tupilco"},"content":{"rendered":"
<\/p>\n
Esa barra era uno de los sitios que queríamos evitar a toda costa. Después del ataque inmisericorde de los chaquistes, la gente nos dijo que en El Alacrán había muchísimos más. Así que si pudiéramos evitar ese sitio… Pero eran casi 50 kilómetros, demasiado para una sola jornada, pese a que estamos remando alrededor de 30 al día, navegar otros veinte significaba casi el doble de tiempo y quedaríamos cansados. <\/p>\n
<\/p>\n
Pero el mar nos ayudó. Desde temprano tuvimos una ola a favor que, sin ser molesta, nos ayudaba ligeramente y los 30 kilómetros (en el poblado Sinaloa, primera sección), estábamos frescos y temprano. Realmente nos hubiéramos quedado ahí, pero sucedió algo que no esperábamos: <\/p>\n
<\/p>\n
…a la mañana siguiente salimos rumbo a Sinaloa que es ranchito antes de Sánchez Magallanes pero remando nos sentimos muy bien e hicimos la parada en el lugar planeado pero de repente se empezó a juntar mucha gente y nos dio ñáñaras así que decidimos huir y seguir a hasta Sánchez Magallanes fue algo sorprendente porque de nueva cuenta remamos más de 50 kilómetros…<\/em> <\/p>\n <\/p>\n <\/p>\n <\/td>\n <\/tr>\n <\/p>\n <\/p>\n <\/p>\n
<\/p>\n <\/p>\n <\/p>\n <\/p>\n