{"id":12096,"date":"2004-05-11T00:00:00","date_gmt":"2004-05-11T00:00:00","guid":{"rendered":"http:\/\/montanismo.org\/revista\/?p=12096"},"modified":"2004-05-12T00:00:00","modified_gmt":"2004-05-12T00:00:00","slug":"accidente_en_el_oztoquito","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/montanismo.org\/2004\/accidente_en_el_oztoquito\/","title":{"rendered":"ACCIDENTE EN EL OZTOQUITO"},"content":{"rendered":"
Miércoles 14<\/b>
En el interior de la cueva, los espeleobuzos estadounidenses platicaban con los buzos o cenotistas de Quintana Roo sobre las condiciones en el interior del sifón. Ya no supe cuántas veces entraron los espeleobuzos al sifón. Lo cierto es que fueron varias veces. Entraban y salían para volver a entrar. Les ocasionaba problemas la línea naranja ya que flotaba. Ellos comentaban que es mejor una línea de vida que no flote, ya que en estos casos es mejor seguirla en el fondo que arriba. A los 90 m el cuerpo de Mariano fue localizado alrededor de las 06:30 h y tenía todo el equipo en su lugar.
Según decían los espeleobuzos, además de no contar con síntomas de pánico, se empezó a especular sobre un paro cardiaco. Se decidió ser prudentes con la noticia y sólo una persona sería la encargada de darlo a conocer. Antes de que saliéramos todos en la tarde, algunas gentes con poco sentido de ética o con afán de protagonismos ya habían difundido la noticia haciendo sus propias conjeturas, haciendo con ello una confusión mayor.
Los espeleobuzos fijaron la línea de vida con tubos de PVC para evitar que se moviera y poder preparar el conducto del sifón para la extracción del cuerpo de Mariano. Parecía que en cualquier momento lo sacarían. Se pidieron más plomos para fijarlos al cuerpo y bajarlo un poco así como una cuerda delgada para jalar desde el exterior del sifón. Se ponían de acuerdo sobre cómo se comunicarían desde el interior para poder jalar correctamente y en su momento, más tarde se decidió que saliéramos todos de la cueva y al día siguiente poder hacer la extracción.
Para este día mucha gente estaba inconforme con la organización imperante en el campamento y algunos amenazaban con retirarse. Se convocó a una reunión y en lo privado tratarían de dar solución al conflicto. Esta terminó siendo pública, pero que afortunadamente se pudo corregir en mucho. Juan Montaño continuaría siendo el coordinador general, Arturo Montero se encargaría de los medios, Javier Vargas estaría coordinando en el inicio del tiro, Ramón Espinasa en la base del mismo y José A. Soriano en el interior de la cueva.
En la tarde sucedió que una persona de Balvanera estaba deambulando por el centro de operaciones sin que nadie lo notara o pusiera algún interés en ello. En algún momento Montero lo acercó con un reportero de TV Azteca para que le explicara su caso. Este le invitó algo de comer y se olvidó de él. Al poco rato en el otro lado del campamento Montiel estaba sirviendo de mediador entre este señor y varias personas de un pueblo cercano. Se acercaron también policías y militares.
Estas personas alegaban que El Oztoquito pertenecía a su territorio y no a Balvanera. Por lo tanto si aquel señor había llevado en alguna ocasión a gente a El Oztoquito, él era el único responsable de lo que estaba sucediendo y tendría que pagar por eso y ellos habían llegado hasta allí armados para llevárselo y apresarlo. Entre mucha discusión se logró que no se llevaran al señor. Sin embargo, ellos se retiraron a su pueblo no muy convencidos del acuerdo.<\/div>\n

<\/p>\n

Jueves 15<\/b>
Con mucho mejor orden que los días anteriores se hicieron listados de la gente que apoyaría en interior y exterior de la cueva. Se canalizó de mejor manera y de acuerdo a sus capacidades a la gente. Se dirigió el primer grupo de gentes para bajar el tiro. Yo me dirigí a El Oztoquito horas más tarde en el segundo grupo con gente del Socorro Alpino y Cruz Roja de Tehuacan. Al llegar al tiro había retenes para revisión de equipo personal, cosa muy buena que no se hizo los días anteriores y que aseguraba de alguna manera que no hubieran más accidentes o que hicieran los fraccionamientos y el rapel gente sin capacitación. En este caso a la gente que se le necesitaba abajo y que no podía bajar y subir de manera autónoma se le bajaba y subía con poleas con el esfuerzo de los bomberos de Puebla que en todo momento estaban listos para hacer tracción y sacar gente o equipo del fondo de la cueva por medio de dichas poleas.
Bajaron a varias personas y otros más lo hicimos en rapel. En cuanto llegué a la base del tiro, Ramón Espinasa pidió que ya no bajara más gente. Después me sugirió que yo no fuera al sifón. Parecía que ésta sería la última inmersión y sacarían en definitiva a Mariano y dado que yo era la persona que lo había visto por última vez no era conveniente que estuviera ahí en el momento en el que lo sacaran. Me pareció que eso era correcto y allí permanecí esperando. Más tarde llegaron todos a la base del tiro y exponían la situación.
La única manera de sacar el cuerpo era seccionándolo y habría que consultar primero a la familia. Del resultado se procedería a eso o se dejaría el cuerpo en la cueva. La gente empezó a salir por las líneas, una con poleas para los espeleobuzos y dos más para ascenso personal. Cuando salí de la cueva me encontré con que los espeleobuzos platicaban con el padre de Mariano y en presencia de otras personas y la decisión era que Mariano se quedaría en el lugar que más satisfacciones le dio y para el cual vivió, el interior de la tierra, la cueva, El Oztoquito. En ese momento la gente allí presente se volcó en emociones. El padre de Mariano expresó algunas palabras y al terminar de hablar empezó a llover, como si la propia naturaleza compartiera nuestra pena.
La gente comenzó a irse y unos cuantos nos quedamos para seguir sacando más equipo. Un poco más tarde algunas personas bajarían al sifón a dejar una playera de la UNAM y una imagen. Empezaron a bajar y los demás esperaban su turno. Yo ya no quise hacerlo y regresé al campamento. Ya había poca gente. Allí permanecí un rato. En la noche me dirigí de nuevo a la cueva a terminar de ayudar a sacar el equipo, llegué y me uní a la gente que traccionaba.
Viernes 16<\/b>
Así sacando equipo, cansados y casi dormidos mientras jalábamos la cuerda nos alcanzó la madrugada. Allí me enteré que los tanques que utilizó Mariano los habían encontrado vacíos y se habían puesto en manos del ministerio publico para su investigación. Yo nunca vi los tanques, pero este dato venía a modificar todas las conjeturas que hasta el momento se habían hecho. Al terminar de sacar el equipo empezamos a caminar al campamento. Lorenzo estaba abajo con algunas gentes y él se encargaría de desarmar el tiro y regresar con las cuerdas. En el campamento se designó un lugar para dejar todo el equipo utilizado y que cada quien tomara lo suyo. Como sucede en estos casos a mucha gente le hizo falta equipo.
Me fui a dormir y al despertar ya quedaban muy pocas tiendas de campaña. Levanté la mía y fuimos a Balvanera Montiel, Marco y yo para hacer el cierre del registro y ver qué había sucedido con el señor antes amenazado. Nos enteramos que él tenía un citatorio para las cinco de la tarde en el pueblo con el que existía el conflicto. Se le comentó que ya se había dado parte a las autoridades, que no pasaría más y que estaríamos al tanto. Cerré el libro de registro y regresamos al D. F. en la camioneta de Alejandro Pacheco junto con su esposa. En el campamento se habían quedado pocas gentes y no supimos en qué momento se fueron.
Me parece que en todos estos días la gente y las agrupaciones que llegaron vieron y trabajaron en cosas diferentes. Para algunos significó un trabajo el cual debían cumplir, para otros un rescate en el que se tenía que ser el protagonista y todo giraba en sacar un cuerpo lo más rápido posible y antes de que se fueran los medios de comunicación. Para otros más significó colaborar, apoyar en lo que fuera necesario para sacar al conocido, al compañero, al amigo, al hermano, al hijo, a Mariano.
Hubo muchos conflictos y problemas personales, es cierto, pero la ayuda sincera y el trabajo en conjunto por un deseo en común estuvo más que presente. Se aprecia el movimiento de tanta gente que sin importar el lugar de donde vinieran o el escudo que portaban estaban allí no por un rescate, sino por una persona. También los vecinos que sin conocerlo aparecían con canastas de comida apoyando más allá de sus posibilidades. A todos ellos un agradecimiento sincero, y como pidió Mariano cierren los ojos y piensen en algo agradable.<\/div>\n
<\/div>\n

<\/p>\n

Jueves 8<\/b>
Desayunamos y sin prisas preparamos el equipo para el buceo. Nos desplazamos a lo largo de la cueva entre pozas de agua por 600 m hasta llegar al sifón.
En el fondo de la cueva Mariano se empieza a preparar: neopreno, casco con dos lámparas laterales, una frontal y una más de reserva, un tanque a la espalda con 2300 libras, otro lateral a la cintura con 2200 libras, con un regulador cada uno, un carrete de línea de vida blanca con 50 m, otro con 150 m (?), etc.
Mariano buceará a lo largo del conducto – hasta ahora Montiel ha buceado 74 m en las inmersiones anteriores y se especula que la distancia máxima sería de entre 100 y 150 m. Del otro lado, en El Oztoque, existe un maneral en el cual se colocará un cyalumen rojo para indicar que la conexión se ha hecho.
Mariano se sienta y nos pide apagar las lámparas, cerrar los ojos y pensar en cosas agradables. Poco después las prendemos y él se mete al agua, nada un poco, se prepara, hace los últimos ajustes y dice estar listo. Montiel se va hacia la plaqueta a un lado del sifón y coloca el extremo de la línea de vida naranja en ella. Yo me dirijo al sifón sobre una balsa para dirigir la línea de vida. Pongo un cyalumen verde en un cordino a dos metros de la superficie del agua para indicar la salida de regreso. Mariano revisa su equipo, se mueve un poco en el agua y entonces se mete por el sifón. Pasan alrededor de 15 minutos y Mariano regresa. Trae la línea de vida enredada, al parecer le complicó el que ésta flotara. Por un lado le molestó que la línea se le enredara, por otro sale muy contento por lo que había visto.
Comenta que está muy bonito el sifón, Montiel le pregunta que si se acabó, Mariano dice que no y que se meterá de nuevo. Desenredamos la línea de vida, se hacen los ajustes necesarios, él se toma su tiempo y entonces está listo para el segundo intento. Ahora las dos líneas de vida se atan por sus extremos formando de esta manera una sola línea con un carrete a cada lado, el carrete naranja se queda afuera y el blanco se lo lleva Mariano. El acuerdo es que Montiel irá alimentando la línea naranja conforme Mariano la vaya pidiendo por un largo de entre 50 y 70 m. A partir de allí Mariano desbloqueará su línea blanca y continuará solo. Se hace de esta manera y Mariano hace su segundo intento. Penetra por el sifón a las 15:30 h exactamente.
Montiel empieza a alimentar la línea de vida naranja, yo sobre la balsa desvío la línea para dirigirla paralela al conducto. Conforme Mariano jala la línea, Montiel la alimenta, así hasta que se detiene alrededor de los 50 m. En ese momento suponemos que Mariano ya desbloqueó su línea y continua buceando.
La espera comienza a volverse desesperante. En silencio, Montiel y yo vamos contando el tiempo transcurrido. Así pasa media hora, luego una hora, dos horas… platicamos cuál será el plan a seguir. Montiel se adelantará al campamento a guardar algo de comida y ropa de abrigo. Yo, por si Mariano está del otro lado en El Oztoque y ya no pudo regresar, yo esperaré otro poco en el sifón luego lo alcanzaré en la otra cueva.
A las 18:30 h empiezo el camino de regreso al campamento y dejo una lámpara intermitente junto al sifón. Ya en el campamento Montiel carga la mochila y sube por la cuerda, yo regreso al fondo de la cueva para ver si Mariano ha salido pero nada ha cambiado. Vuelvo entonces a la base del tiro y le comunico a Montiel, que continua subiendo, que todo sigue igual. En cuanto él termina de subir yo me conecto a la cuerda y asciendo para salir de El Oztoquito. Afuera ya es de noche.
Dejo la cueva y me dirijo a El Oztoque. En cuanto lo localizo le grito a Montiel para verificar que realmente sea la cueva ya que yo no conozco El Oztoque ni su acceso. En cuanto oigo respuesta busco algún lugar para bajar. Desécalo un poco y encuentro una cuerda en un anclaje natural, me conecto y hago el rapel por la rampa. Abajo encuentro a Montiel, me comenta que vio a Fernando y éste fue a pedir ayuda a Puebla. Terminamos de armar la cueva con el poco material de que disponíamos y así bajamos los tiros restantes hasta llegar al último. Allí le grita a Mariano, pero sin respuesta. Cree que él pueda estar en el sifón. Entonces le digo que yo voy a ver hasta el fondo de la cueva. Bajo el último tiro y caigo en una poza.
Esta vez entré sin neopreno. Al salir del agua, Montiel me recomienda que me quite el equipo y me hace una descripción de la última parte de la cueva: tres pozas y luego camino unos 200 m hasta el maneral al final del túnel. Así lo hago. Paso las pozas pero la última parte no aparece, la ultima poza no acaba, sigo nadando pensando que más adelante terminará, pero ésta continúa y parece no acabar. De vez en cuando me detengo y trato de tocar piso pero no lo alcanzo así que continuo nadando, se me empiezan a acalambrar las piernas y ya estoy cansado. Aquí el agua es más fría que en El Oztoquito.
En ocasiones me acerco a las paredes para detenerme de algo, pero no hay de dónde agarrarse. Titubeo y pienso en regresar, pero el creer que Mariano pueda estar allí adelante me da ánimos y sigo nadando. Así llego al maneral, me cuelgo de él y busco alrededor alguna señal, algo que me indique que Mariano está allí, le grito, pero no hay nadie. Pienso en el regreso y trato de calmarme porque en la desesperación tragué varias veces agua. Me suelto del maneral y empiezo a nadar de regreso, pero la cuerda que cuelga del maneral se me enreda en un brazo y en la pierna. Tengo frío y se me acalambran las piernas.
Logro quitarme la cuerda y lentamente nado hacia la salida, nadando y temblando de frío salgo de la última poza. Muy difícilmente me pongo el arnés, no controlo mis movimientos, subo por la cuerda y ya arriba Montiel me cubre con una manta espacial y prende la cocineta para darme calor. Le comunico que Mariano no está. Entonces se adelanta para salir de la cueva, y en cuanto logro recuperarme le sigo.<\/div>\n

<\/p>\n

Viernes 9<\/b>
Subo por las siguientes cuerdas y más arriba encuentro a Fernando que ya había regresado con ayuda y bajó a la cueva por si se necesitaba de algo. Luego decidimos salir. El subió primero por la cuerda, yo salí al final. En la boca de la cueva había gente de la policía municipal que habían querido bajar a rapel, pero desconocían la manera de subir por una cuerda fija, así que se les sugirió no hacerlo. En el momento en que salimos de la cueva nos vimos rodeados de gente, nos abordaron los reporteros. Evadiéndolos un poco nos dirigimos a El Oztoquito para volver a bajar, pero a medio trayecto encontramos a la Cruz Roja y a más medios de comunicación. Nos fue imposible continuar.
Los medios nos acosaban con preguntas y los paramédicos insistían en revisarnos, creyendo todos que nos estaban rescatando. Dada la situación aceptamos la revisión. Allí ya estaba Montiel sentado y le estaban tomando los signos vitales. Entre muchos movimientos nos subimos los tres a una camioneta de la policía y nos dirigimos a Balvanera. Ya estaba amaneciendo. Al llegar nos metimos a nuestra camioneta a tratar de descansar. Al poco rato llegó Lorenzo Ortiz acompañado con gente del GEU, nos preguntó sobre lo ocurrido y lo enteramos de ello.
A partir de este momento todo se volvió caótico y los recuerdos se me escapan. Empezó a llegar una gran cantidad de gente. Los primeros, espeleólogos amigos de Mariano, luego prensa, grupos de rescate, familiares y curiosos. Ya se había solicitado el apoyo de espeleobuzos, pero era difícil su localización. Para cuando fuimos hacia los Oztoques, habían instalado un campamento entre las dos cavidades. Arturo Montero y Cruz Roja lo coordinaban.
Sin embargo, el GEU se encargó de la operación en El Oztoquito. Entre especulaciones se planeaba un rescate y entre muchas entrevistas a los medios de comunicación la gente recién llegada tergiversaba lo ocurrido. En la tarde llegaron los buzos. Mientras se ordenaba el equipo algunas gentes visitaban El Oztoque tratando de localizar a Mariano sin mayor resultado. Les mostré a los buzos algunos mapas de la cueva y les explicaba las condiciones y problemas técnicos de la cavidad así como datos de cómo iba equipado Mariano al hacer el buceo. Les dije cómo era el interior del sifón según Montiel, ya que él y Mariano eran los únicos en conocerlo, así que les sugerí que lo esperaran para que él fuera el que les diera datos más precisos y de primera mano. No lo esperaron por la premura de tiempo y se encaminaron a El Oztoquito.
Cuando llegó Montiel le comenté lo ocurrido y nos dirigimos también para allá. Empezamos a bajar los tanques y demás equipo para trasladarlos hasta el sifón. El GEU ya había instalado un sistema de cuerdas y poleas para bajar y subir equipo o gente que fuera de utilidad abajo y no conociera los sistemas de ascenso y descenso. Los buzos eran bajados y subidos de esta manera, para evitar que hicieran esfuerzos de más y se agotaran antes de hacer lo que les correspondía. Aquí trabajaban en conjunto con Cruz Roja de San Luis Potosí y bomberos.
Sábado 10<\/b>
La gente en el interior de la cueva se alistaba para la inmersión de búsqueda. Se hicieron dos intentos sin resultado. En el primero de ellos el agua fue agitada demasiado ocasionando que el sedimento se levantara dificultando la visibilidad. En el segundo intento ya con el agua obscurecida por tanto movimiento los buzos tuvieron problemas quedando uno de ellos atorado. Por algún momento se comentaba sobre las diferencias en bucear en cenotes y en cuevas inundadas. Ellos eran expertos buzos de cenotes y sugerían pedir el apoyo de espeleobuzos estadounidenses, y así se hizo.
Todos salimos de la cueva y volvimos a meter más equipo para cuando llegaran los espeleobuzos. Así serian los días siguientes. El equipo y tanques usados se sacaban de la cueva y el nuevo se metía. Afuera ya existían versiones de lo que había pasado y los medios las comunicaban. Ya se hablaba de burbujas de aire o metano, de otros ramales, etc. Ya se notaba un desorden en cuanto a organización de la búsqueda. Había mucha gente útil sin hacer nada y mucha más luciendo equipo sin usar muy lejos de la cueva.<\/div>\n

<\/p>\n

Proyecto<\/b>
Octavo intento de conexión de los resumideros “Oztoquito” y “Oztoque” por medio de espeleobuceo.
Expedición planeada para efectuarse del 6 al 10 de abril de 2004.
Descripción<\/b>
Descender 122 m por el tiro de Oztoquito y desplazarse 600 metros en horizontal hasta el fondo de la cueva hasta llegar al sifón, allí hacer el buceo de conexión de los Oztoques.
Participantes<\/b>
Originalmente habría un gran número de participantes, de diferentes agrupaciones del Distrito Federal y del interior del país. Al proyecto sólo asistieron José Montiel Castro, Mariano Fuentes Silva y Alberto Maldonado Bravo para el trabajo en el interior de la cueva, y Fernando Chávez, para apoyo en el exterior de la cavidad, con su pequeño hijo del mismo nombre.<\/p>\n
DESARROLLO<\/b><\/div>\n

Martes 6<\/b>
Reunión en casa de José Montiel a las 14:00 h. Sólo llegamos José Montiel, Mariano Fuentes, Alberto Maldonado, Fernando Chávez y Fernando Chávez hijo.
Salimos en la tarde a Puebla en la camioneta de Fernando. Ya en la ciudad de Puebla compramos alimentos para los siguientes días y cenamos, para luego dirigirnos a Balvanera.
Llegamos en la noche a San José Balvanera, municipio de San Juan Tzicatlacoyan, Puebla y decidimos descansar, para llegar con luz de día a la cueva.
Miércoles 7<\/b>
Después del desayuno seleccionamos el equipo para El Oztoquito. Dejamos en la camioneta el equipo para el armado de El Oztoque porque no llegó más gente. Todavía allí esperábamos encontrar a un grupo de Puebla, pero no llegó nadie más.
Montiel va a hacer el registro y cuando regresa todos nos dirigimos muy cargados hacia El Oztoquito. Dejamos el equipo a unos metros del inicio del tiro, sacamos cuerdas y mosquetones de los costales. Montiel y Mariano se quedan armando el tiro, los demás regresamos al pueblo por el equipo restante. Cuando llegamos de nuevo al tiro ya terminaron de armar, Mariano está abajo y Montiel está subiendo. Cuando llega, yo empiezo a bajar con equipo por la cuerda. Es una rampa de 20 m aproximadamente con tres fraccionamientos antes de tomar la línea vertical de 122 m que va a caer a una poza de agua. Llegando a la base del tiro me encuentro con Mariano ya sin el arnés y vuelvo a subir por más equipo. El me seguiría después. Así subimos y bajamos varias veces.
Acampamos en la sala de la campana en el interior de la cueva y luego cenamos. Fernando regresaría al pueblo y estaría al tanto.<\/div>\n

<\/p>\n

Domingo 11<\/b>
Para este día se estaba dando por terminado el rescate y a mi parecer la confusión crecía. Mucha gente que no tenía nada que hacer allí malinformaba y se especulaba de más delante de los medios confundiendo así a los realmente interesados. Llegaron algunos buzos con muchos ánimos pero no se les permitió bucear, comentando que era innecesario arriesgar más vidas ya que podrían ser muy buenos buzos pero no tenían la experiencia en cuevas inundadas y además levantarían más sedimento. Lo más conveniente era esperar a los espeleobuzos estadounidenses y hacer un último intento con el apoyo de todos.
Bajo estas circunstancias mucha gente empezó a irse quedando el lugar casi vacío. En la tarde también nosotros salíamos para el D. F. Fernando iba a dejar a su hijo. Era una situación muy difícil y el niño estaba en ese lugar, así que era lo mas conveniente. En la camioneta regresábamos además de ellos Montiel, Jesús y Alejandro Torres Cid y yo, ordenaríamos varias cosas y volveríamos a Puebla.
Lunes 12<\/b>
La noche anterior y todo este día fueron de llamadas telefónicas de gente que quería enterarse o de otros que deseaban ir a Balvanera. Montiel ya estaba en contacto con Cruz Roja para recibir en el aeropuerto a los espeleobuzos. El con otras personas se encargarían de trámites y de llevarlos a la cueva.
En la noche pasaron por mí, Jesús Torres Cid y otras gentes del Socorro Alpino y nos dirigimos a Balvanera.
Martes 13<\/b>
Llegamos en la madrugada al centro de operaciones y nos pidieron que bajáramos a El Oztoquito, porque se requería de gente allá abajo. Cuando llegamos al sifón había gente del GEU, de URION y los buzos que se preparaban para otra inmersión. Esto me desconcertó ya que el acuerdo era esperar la llegada de los espeleobuzos estadounidenses y esperar también a que el sedimento bajara. Los espeleobuzos ya estaban en México y el sedimento ya se había asentado mucho, así que no me parecía prudente otra inmersión y así volver a levantar otra vez el sedimento. La inmersión se hizo y hasta donde supe lograron avanzar 50 m y la línea de vida naranja no terminó.
Esto dio un parámetro, indicaba que Mariano había buceado los 50 o 70 m de la línea naranja y que tal vez habría usado la línea blanca, lo que lo situaría más allá y posiblemente más cerca de El Oztoque. Con esto se especuló la posibilidad de bucear por ambos sifones. Salimos de la cueva en la tarde para volver a entrar en la noche ahora ya con los estadounidenses. Ellos fueron bajados por la cuerda de carga, para no agotarlos de antemano.<\/div>\n

<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"

Este es el informe de uno de los participantes de la salida a la cueva de Los Oztoques, donde Mariano Fuentes perdiera la vida. Es el primer documento que esboza la historia completa, desde su inicio hasta el fin del operativo de rescate.<\/div>\n

<\/a><\/p>\n","protected":false},"author":1176,"featured_media":0,"comment_status":"open","ping_status":"closed","sticky":false,"template":"","format":"standard","meta":{"jetpack_post_was_ever_published":false,"_jetpack_newsletter_access":""},"categories":[1006],"tags":[],"jetpack_featured_media_url":"","jetpack_shortlink":"https:\/\/wp.me\/p51GhY-396","_links":{"self":[{"href":"https:\/\/montanismo.org\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/12096"}],"collection":[{"href":"https:\/\/montanismo.org\/wp-json\/wp\/v2\/posts"}],"about":[{"href":"https:\/\/montanismo.org\/wp-json\/wp\/v2\/types\/post"}],"author":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/montanismo.org\/wp-json\/wp\/v2\/users\/1176"}],"replies":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/montanismo.org\/wp-json\/wp\/v2\/comments?post=12096"}],"version-history":[{"count":0,"href":"https:\/\/montanismo.org\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/12096\/revisions"}],"wp:attachment":[{"href":"https:\/\/montanismo.org\/wp-json\/wp\/v2\/media?parent=12096"}],"wp:term":[{"taxonomy":"category","embeddable":true,"href":"https:\/\/montanismo.org\/wp-json\/wp\/v2\/categories?post=12096"},{"taxonomy":"post_tag","embeddable":true,"href":"https:\/\/montanismo.org\/wp-json\/wp\/v2\/tags?post=12096"}],"curies":[{"name":"wp","href":"https:\/\/api.w.org\/{rel}","templated":true}]}}