{"id":12013,"date":"2003-11-29T00:00:00","date_gmt":"2003-11-29T00:00:00","guid":{"rendered":"http:\/\/montanismo.org\/revista\/?p=12013"},"modified":"2012-11-21T20:22:36","modified_gmt":"2012-11-22T02:22:36","slug":"jefe_de_cordada","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/montanismo.org\/2003\/jefe_de_cordada\/","title":{"rendered":"Jefe de cordada"},"content":{"rendered":"
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Riccardo Cassin. Jefe de cordada. Mi vida de alpinista<\/i>. Ediciones Desnivel, Madrid, 2003. 280 p\u00e1ginas. ISBN: 84-96192-02-4 <\/p>\n

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Da igual nacer en medio de la llanura, donde los Alpes aparecen como un perfil lejano, o en la ciudad, donde se camina por las profundas trincheras de las calles: si se ha nacido para la monta\u00f1a, tarde o temprano nos sentimos atra\u00eddos.<\/p>\n<\/blockquote>\n<\/blockquote>\n

Riccardo Cassin es uno de los grandes personajes de importancia en el desarrollo del monta\u00f1ismo durante el siglo XX pero poco se sabe de su trayectoria en comparaci\u00f3n de Bonatti (tambi\u00e9n italiano), Gaston R\u00e9buffat o Lionel Terray. ¿Qui\u00e9n es Cassin? \u00c9l mismo se encarga de decirnos qui\u00e9n es y hablar de toda su trayectoria en Jefe de cordada<\/i>, la uni\u00f3n de dos libros suyos anteriores “y algo m\u00e1s”. <\/p>\n

\"JefeNacido a principios del siglo XX, aprende de sus propias escaladas y de los “maestros” como Emilio Comici y de los escaladores alemanes: “Potencialmente ya est\u00e1bamos formados y listos para cualquier experimentaci\u00f3n: no se trataba de afinar la intuici\u00f3n, sino de familiarizarnos con las m\u00e1s recientes t\u00e9cnicas del alpinismo oriental, en constante contacto… con las escuelas alemanas del Kaisergebirge, sin duda en la vanguardia de la escalada en roca.” (p. 63) a pesar de lo cual afirma que “En el alpinismo no tuve maestro, fue la propia monta\u00f1a la que me ense\u00f1\u00f3.” (p. 21) <\/p>\n

En una \u00e9poca en que no hab\u00eda equipo especializado y los escaladores eran muy pocos, las paredes que entonces estaban abiertas se terminaban y se le abr\u00eda un mundo lleno de paredes con rutas no abiertas. Es entonces cuando comienza a hacer v\u00edas nuevas y descubre un mundo diferente: <\/p>\n

“Una v\u00eda nueva constituye una uni\u00f3n m\u00e1s \u00edntima con la monta\u00f1a conquistada: es algo a lo que hab\u00e9is dado vida y que ahora vive en vosotros… Incluso si la nueva v\u00eda es breve, la emoci\u00f3n resulta siempre inolvidable: es terreno virgen, son rocas que desde el principio de los siglos han tenido solamente contacto con la niebla y la lluvia, granizo y nieve. A\u00fan cuando el paisaje alrededor es familiar, el sentimiento de la exploraci\u00f3n y del descubrimiento permanece.” (p. 31-32) <\/p>\n

Pronto sus ascensos comienzan a ser importantes y su primera carrera se entabla con dos escaladores alemanes. Ambas cordadas iban en pos de la pared norte de la Cima Oeste de Lavaredo y en esa carrera por una “primera” Cassin encuentra que el pensamiento del monta\u00f1ismo no es precisamente lo que se dice y que se puede ir en contra de ese pensamiento: <\/p>\n

“No me dig\u00e1is que este tipo de sentimientos contrastan con el esp\u00edritu del alpinismo: ¿qui\u00e9n no desea degustar la indescriptible alegr\u00eda de un primer ascenso? ¿A qui\u00e9n no le apetece meterse en una competici\u00f3n, especialmente cuando el objetivo es de alt\u00edsimo valor moral y los competidores son los m\u00e1s valientes escaladores? Cada \u00e9poca tiene sus tendencias y gustos propios, un estilo y una mentalidad, y la nuestra era la \u00e9poca del sexto grado: la audacia y la decisi\u00f3n eran las notas predominantes de nuestra juventud.” (p. 107-108) <\/p>\n

El libro se puede dividir en tres partes: sus inicios que se desarrollan pr\u00e1cticamente en las monta\u00f1as cercanas a donde vive: Lecho, donde fund\u00f3 el grupo “Las Ara\u00f1as de Lecho”, un grupo que se habr\u00eda de prolongar en el tiempo con una buena reputaci\u00f3n. <\/p>\n

La segunda parte son sus grandes escaladas previas a la guerra, donde las m\u00e1s notorias son la Punta Walker de las Grandes Jorasses y la Aiguille de Leschaux, ambas en el Mont Blanc. Quiz\u00e1 es la escalada de las Grandes Jorasses la m\u00e1s conocida porque llega junto a sus dos compa\u00f1eros al refugio preguntando c\u00f3mo se llega a la pared de las Grandes Jorasses. Nadie lo conoc\u00eda y \u00e9l tampoco conoc\u00eda los Alpes. Este ascenso le vali\u00f3 la Medalla de oro al valor atl\u00e9tico concedida por Mussolini. <\/p>\n

A pesar de que son dos etapas claramente diferentes, ambas est\u00e1n dentro de la primera parte del libro, quiz\u00e1s el primer libro de Cassin. <\/p>\n

La tercera parte trata de sus expediciones a las grandes monta\u00f1as y paredes fuera de Europa, desde un reconocimiento al K2 hecho con Ardito Dessio hasta la expedici\u00f3n a la cara sur del Lothse, donde Messner era un participante. Llama la atenci\u00f3n que tambi\u00e9n Cassin se quejara de Dessio por eliminarlo de la expedici\u00f3n de 1953, sensaci\u00f3n de malestar que a\u00fan en la expedici\u00f3n al Gasherbrum IV tuviera fresca: <\/p>\n

“El ascenso al Gasherbrum IV es la demostraci\u00f3n m\u00e1s concreta de que, m\u00e1s all\u00e1 de la experiencia madurada por encima de los cincuenta a\u00f1os y de la pasi\u00f3n siempre viva por la monta\u00f1a, mi f\u00edsico responde todav\u00eda y est\u00e1 preparado para las molestias y las inevitables complicaciones de las grandes alturas. Esta consideraci\u00f3n refuerza mi amargura por la exclusi\u00f3n del K2… Entonces, a pesar de todo, ten\u00eda alg\u00fan a\u00f1o menos. Es, por tanto, m\u00e1s que nunca insostenible lo que se decidi\u00f3 y public\u00f3 en la Revista del CAI: “La Comisi\u00f3n ha debido con amargura tomar nota de los resultados desfavorables cl\u00ednico-fisiol\u00f3gicos a los que se han sometido algunos candidatos bastante conocidos, y entre ellos el alpinista Ricardo Cassin, considerado no id\u00f3neo para esfuerzos a alt\u00edsima cota que no permiten ?entre otros? asegurar su supervivencia.” (p. 212) <\/p>\n

Tambi\u00e9n pica la curiosidad lo que pensar\u00eda Messner cuando leyera que Cassin hablara de \u00e9l y sus compa\u00f1eros de expedici\u00f3n al Lothse como de “Estoy muy contento con mis chicos, no s\u00f3lo por su rendimiento como alpinistas, sino por su perfil humano…” (p. 258) <\/p>\n

A pesar de que el peso de las escaladas de Cassin no tiene discusi\u00f3n, leerlas es quiz\u00e1 m\u00e1s dif\u00edcil que hacerlas, pues el autor utiliza siempre el mismo estilo: hablando en presente, los agarres, los desplomes, la cuerda, el compa\u00f1ero y de s\u00ed mismo, uno pasa paredes y escaladas con una monoton\u00eda incre\u00edble, al grado que la lectura resulta bastante aburrida. <\/p>\n

Despu\u00e9s de tantos a\u00f1os de estar en el \u00e1mbito del monta\u00f1ismo, uno esperar\u00eda leer algo de los avances de la t\u00e9cnica y los materiales, de los protagonistas que se mueven en su derredor y otras cosas m\u00e1s, pero la verdad es que si s\u00f3lo se lee este libro, se tiene la impresi\u00f3n de que en el mundo de la escalada s\u00f3lo existe Cassin. Por ejemplo el accidente de la norte del Eiger donde Claudio Corti y Stefano Longhi quedan atrapados. Seg\u00fan Cassin el rescate fue: <\/p>\n

“Me llaman mientras estoy en mi tienda y en seguida salimos con Mauri, Esposito y Butti. Llegamos a Grignoni, subimos al Eiger por la v\u00eda normal hasta la cima y bajamos para recuperarlos. Enganchamos y tiramos de Corti; Longhi sin embargo se ha quedado colgado m\u00e1s abajo y muere por la noche. Por desgracia, al d\u00eda siguiente el tiempo no nos deja bajar para recuperar el cuerpo.” <\/p>\n

Aqu\u00ed se omite que el rescate fue el conjunto de esfuerzos de varios grupos donde incluso Lionel Terray participa activamente y es bajado por la pared hasta los accidentados. Al parecer, para Cassin, escribir sus recuerdos que “…son como un tesoro que nadie te puede robar: es riqueza almacenada en nuestro interior.” (p. 16), implica hablar s\u00f3lo de \u00e9l. <\/p>\n

Puntos de vista que sean interesantes los ofrece muy de vez en cuando, pero hay algunos de ellos que valen la pena: <\/p>\n

“Este tipo nuestro de escalada es, en definitiva, la b\u00fasqueda de las v\u00edas m\u00e1s dif\u00edciles de las paredes ya conquistadas, con la consiguiente necesidad de poner pitones, no s\u00f3lo para asegurarse, sino tambi\u00e9n para la progresi\u00f3n, y a muchos no les gusta. Se dice que nuestros pitones “hieren y profanan el sacro cuerpo de la monta\u00f1a”. A nosotros nos llaman “cirujanos de mala muerte”, ignorantes de la “\u00e9tica del alpinismo”. Pronto se hablar\u00e1 a\u00fan peor, y se anunciar\u00e1 adem\u00e1s el “fin del alpinismo” como si el fin pudiera derivar en una transformaci\u00f3n y de una evoluci\u00f3n y no del desesperado intento de permanecer aferrados al pasado… Por nuestra parte, no desconocemos la obra de quienes nos han precedido; es m\u00e1s, nosotros hemos pasado por el mismo camino con id\u00e9ntico entusiasmo, pero despu\u00e9s hemos preferido continuar ?aunque sea con la ayuda de los pitones? en lugar de marcharnos a la fase rom\u00e1ntica y contemplativa.” (p. 59-60) <\/p>\n

Jefe de cordada<\/i> es un libro interesante, pero demasiado pesado de leer y que carece de mucha informaci\u00f3n, por lo que al menos yo no entiendo el por qu\u00e9 obtuvo el Premio ITAS del Libro de Monta\u00f1a en el Festival de Trento 2002. Hay que recordar que el mismo premio se le concedi\u00f3 en 1989 al libro de Kurt Diemberger K2, el nudo infinito<\/i>. <\/p>\n

\n Erratas<\/b><\/p>\n

P\u00e1gina 24, pen\u00faltima l\u00ednea del primer p\u00e1rrafo, dice: “…gallina con sus poyuelos…” Debe decir: “polluelos”. <\/p>\n

A lo largo de la p\u00e1gina 172 se habla de un “Mauro”, refiri\u00e9ndose a Carlo Mauri. <\/p>\n

P\u00e1gina 176, \u00faltima l\u00ednea, dice: “…primer campo instalado a una cota de 7,740, las tormentas de nieve….” Aqu\u00ed se habla del K2 y evidentemente el primer campamento no puede estar a esa altitud. <\/p>\n

Lee un cap\u00edtulo del libro (PDF)<\/b><\/a>\n<\/div>\n

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\n Uno de los grandes pilares del montañismo mundial es Riccardo Cassin, un hombre nacido a principios de siglo XX y que realizó escaladas de gran importancia como la primera al Espolón Walker de las Grandes Jorasses y la Norte de la Cima Oeste de Lavaredo, entre muchas otras, además de dirigir expediciones al McKinley, al Gasherbrum y a los Andes. Jefe de cordada<\/i> es la autobiografía de Cassin.<\/p>\n<\/td>\n

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