{"id":11947,"date":"2003-08-15T00:00:00","date_gmt":"2003-08-15T00:00:00","guid":{"rendered":"http:\/\/montanismo.org\/revista\/?p=11947"},"modified":"2012-11-21T18:40:11","modified_gmt":"2012-11-22T00:40:11","slug":"desafio_en_el_mar","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/montanismo.org\/2003\/desafio_en_el_mar\/","title":{"rendered":"Desaf\u00edo en el mar"},"content":{"rendered":"
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Bruce Knecht. Desaf\u00edo en el mar<\/em>. RBA Editorial. Colecci\u00f3n Adventure Press. 2002. 304 p\u00e1ginas. ISBN: 978-84-7901-866-5<\/p>\n


\n De entre los mares m\u00e1s importantes entre los marinos est\u00e1n Cabo de Hornos, el estrecho de Behring y el estrecho de Bass, la separaci\u00f3n entre Australia y Tasmania. Ah\u00ed, el mar lleva una fuerza muy fuerte que gobernar una embarcaci\u00f3n en ese mar s\u00f3lo lo hacen los mejores. En el estrecho de Bass se hace anualmente una regata llamada Sydney-Hobart o, abreviada, Hobart, un recorrido desde Australia hasta Tasmania que se lleva a cabo en pocos d\u00edas. <\/p>\n

“La Hobart est\u00e1 lejos de ser la competici\u00f3n de vela oce\u00e1nica m\u00e1s larga del mundo, pero tiene fama de ser la m\u00e1s traicionera. El estrecho de Bass, la extensi\u00f3n de agua de 140 millas marinas de ancho que separa el continente australiano de Tasmania, es una de las \u00e1reas marinas m\u00e1s turbulentas del mundo. Ambas masas terrestres estuvieron juntas en otro tiempo y hoy la abertura tiene mucha menor profundidad que los oc\u00e9anos al este y oeste de la misma. Cuando las olas que se han estado ganando cuerpo a lo largo de cientos de millas pasan por encima de estos someros fondos, tienden a romper como en una playa.” (p. 25) <\/p>\n

En 1998, unas condiciones meteorol\u00f3gicas sumamente especiales hicieron que las embarcaciones que participaban en la Hobart se metieran a la boca del lobo: una formaci\u00f3n parecida a un hurac\u00e1n se form\u00f3 cuando estaban pasando por el estrecho. En una situaci\u00f3n muy parecida a la que sucedi\u00f3 en la Fastnet en 1979, cuando se tuvieron vientos de fuerza 10, seg\u00fan la escala de Beaufort: <\/p>\n

"Fuerza 10: Viento de 48 a 50 nudos [89 a 93 kilómetros por hora] de velocidad. Olas considerables con crestas muy extensas, que rompen, y la espuma producida se alinea en densas franjas paralelamente al viento. Toda la superficie del agua aparece blanca de espuma. El movimiento de las aguas se hace muy intenso y violento. La visibilidad queda disminuida por la espuma en suspensión en el aire." (Rousmaniere<\/a>, p. 19)<\/p>\n

Pero para 1998, las cosas han cambiado mucho:<\/p>\n<\/p>\n<\/p>\n<\/p>\n
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Inicio de la regata en Sydney<\/font><\/div>\n

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“El ritmo cada vez m\u00e1s r\u00e1pido reflejaba dos de los mayores cambios ocurridos en la vela de competici\u00f3n: en primer lugar, el abandono de los barcos de madera, construidos seg\u00fan el instinto y la tradici\u00f3n, a favor de otros dise\u00f1ados con ayuda de los ordenadores y hechos de fibra de vidrio, aluminio y materiales sint\u00e9ticos de la era espacial; en segundo lugar, la transformaci\u00f3n de lo que hab\u00eda sido un deporte puramente amateur<\/i> en otro con un n\u00famero creciente de profesionales a tiempo completo.” (p. 18)<\/p>\n

Vientos de “…hasta setenta y ocho nudos!” (p. 119) son algo para lo que los veleros de regatas no han sido dise\u00f1ados. Las fuerzas ejercidas en el casco, en el m\u00e1stil, en el aparejo todo y, sobre todo, en la tripulaci\u00f3n, son enormes.<\/p>\n

“El verdadero peligro de los vientos intensos son las olas que producen… Nueve horas de viento de 50 nudos en mar abierto producen normalmente olas con una altura significativa media (el promedio del tercio de olas m\u00e1s altas) de unos diez metros… A veces, de maneras que todav\u00eda no se comprenden por completo, dos o m\u00e1s crestas de olas se unen para formar las llamadas rogue<\/i>, que suelen ser olas de una altura que casi dobla la media.” (p. 66-67) “Con vientos fuertes, como m\u00ednimo una de cada mil olas es una rogue<\/i>. A un promedio de unas trescientas olas por hora…” (p. 124)<\/p>\n

Pero entonces, ¿por qu\u00e9 no detener la regata?<\/p>\n

“Como los clubes n\u00e1uticos de todo el mundo, [el Cruising Yatch Club de Australia, organizador de la regata] se rige por las cinco reglas fundamentales establecidas por la Federaci\u00f3n Internacional de Vela. La Regla cuatro dice: “Es exclusiva responsabilidad de un barco decidir si participa en una prueba o si contin\u00faa en una regata”” (p. 25)<\/p>\n

As\u00ed, son los propietarios de los yates, que van a bordo, quienes deciden si seguir o no. Y siguen por una raz\u00f3n: el servicio meteorol\u00f3gico proporcion\u00f3 informaci\u00f3n espec\u00edfica demasiado tarde pero cuando lo hizo sali\u00f3 a la luz algo importante: los marinos no usaban el mismo lenguaje que los meteor\u00f3logos, as\u00ed que consideraron que las cosas no ir\u00edan del todo mal.<\/p>\n<\/p>\n<\/p>\n<\/p>\n
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El tiempo en el sur de Australia durante la regata Hobart de 1998<\/font><\/div>\n

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“Un temporal era el aviso m\u00e1s grave que el servicio [meteorol\u00f3gico] pod\u00eda emitir para las aguas del sudeste de Australia, pero muchos participantes en la Hobart no lo sab\u00edan. Cre\u00edan que el aviso m\u00e1s grave era el de hurac\u00e1n o cicl\u00f3n.” (p. 66)<\/p>\n

El resultado de la regata fue: “Seis tripulantes murieron en la quincuag\u00e9sima cuarta regata Sydney-Hobart [1998]. De los 115 barcos que empezaron la regata, s\u00f3lo 43 llegaron a Hobart, siete fueron abandonados. Cinco se hundieron… M\u00e1s de veinte tripulantes fueron barridos de sus yates, y los helic\u00f3pteros y barcos de salvamento tuvieron que sacar a 55 del agua.” (p. 254)<\/p>\n

Pero, ¿qu\u00e9 pas\u00f3 en cada embarcaci\u00f3n? La situaci\u00f3n fue, por supuesto, muy diferente en cada una y el autor del libro se centra, por desgracia, en las personas con m\u00e1s poder econ\u00f3mico y lo que les pas\u00f3. A pesar de que a Larry Ellison, el segundo hombre m\u00e1s rico del mundo, y a su tripulaci\u00f3n no les pas\u00f3 nada salvo mareos y una tensi\u00f3n constante que oblig\u00f3 a declarar a Ellison que “No hay ni una puta posibilidad de que yo vuelva a estar aqu\u00ed” (p. 233), ocupa una buena parte del libro. Es precisamente cuando inician los problemas para los dem\u00e1s veleros, que el autor “desembarca” del Sayonara<\/i> para ir al Winston Churchill<\/i> (que se hundi\u00f3) y el Sword of Orion<\/i> (a punto de hundirse y del cual se hizo un rescate bien documentado).<\/p>\n

¿Es poco importante lo que vivi\u00f3 el Sayonara<\/i>? En absoluto. Se refleja precisamente que se encuentra a bordo “la mejor tripulaci\u00f3n del mundo, en el mejor barco del mundo”. Pero, ausente de errores, parece no haber una lecci\u00f3n que aprender en ellos. Es precisamente por esto que los relatos sobre el Winston Churchill<\/i> y el Sword of Orion<\/i> son m\u00e1s importantes: en ellos se reflejan m\u00e1s los errores de la tripulaci\u00f3n y se descubre que hay seres humanos que est\u00e1n viviendo algo imposible de describir.<\/p>\n

La recopilaci\u00f3n de informaci\u00f3n sobre la regata debi\u00f3 haber sido ardua, pero a\u00fan as\u00ed uno se pregunta el por qu\u00e9 el libro apareci\u00f3 hasta 2001 y no antes. La respuesta la proporciona el cap\u00edtulo final: con tantos intereses en juego, las investigaciones sobre la Hobart llegan directo a un tribunal, donde hay demandantes y demandados, sean patrones de embarcaciones, personas que perdieron un familiar, el club n\u00e1utico que organiz\u00f3 la regata o la oficina meteorol\u00f3gica.<\/p>\n

El libro refleja lo que son las regatas actualmente y todos los sesgos comerciales y legales que pueden abordar y uno no deja de lamentar la ausencia de acciones de solidaridad entre los mismos marinos o al menos su menci\u00f3n. Incluso en las tripulaciones que se mencionan (muy pocas para ser 115 barcos) hay muchos problemas.<\/p>\n

Centrado en narrar la “verdadera historia” de la Hobart de 1998, el autor no hace sino descubrir que tal verdad no existe, puesto que hay muchas opiniones.<\/p><\/div>\n

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\n Una de las regatas más importantes es la Sydney-Hobart, que cruza el estrecho de Bass, donde se producen fuertes corrientes marinas. La Hobart de 1998 se vio sorprendida en pleno mar abierto por un temporal como nunca se había registrado en una competencia de éstas. <\/p>\n<\/td>\n

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