{"id":11907,"date":"2003-08-01T00:00:00","date_gmt":"2003-08-01T00:00:00","guid":{"rendered":"http:\/\/montanismo.org\/revista\/?p=11907"},"modified":"2012-11-21T18:08:21","modified_gmt":"2012-11-22T00:08:21","slug":"los_fantasmas_del_everest","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/montanismo.org\/2003\/los_fantasmas_del_everest\/","title":{"rendered":"Los fantasmas del Everest"},"content":{"rendered":"
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Jochen Hemmleb, Larry Johnson y Eric Simonson. Los fantasmas del Everest. El relato de la expedici\u00f3n que encontr\u00f3 el cuerpo
\n de Mallory<\/i>. Plaza y Jan\u00e9s Editores (De Bolsillo), Barcelona. 2001.
\n 252 paginas. ISBN: 84-8450-682-7<\/p>\n

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Despu\u00e9s de eliminar lo imposible, lo que quede, por improbable que parezca, entra en lo probable. <\/p>\n

Sir Arthur Conan Doyle <\/p>\n

Cualquiera que se atreva a ocuparse de un mito se adentrar\u00e1 en un mundo que est\u00e1 m\u00e1s all\u00e1 de la raz\u00f3n. <\/p>\n

Audrey Salkeld
\n historiadora del Everest <\/p>\n<\/blockquote>\n<\/blockquote>\n


\n En 1999, la noticia del descubrimiento del cuerpo de Mallory, desaparecido en 1924 en la cara norte del Everest, se esparci\u00f3 por el mundo gracias a la rapidez de informaci\u00f3n de Internet. MountainZone.com fue visitado en esos primeros d\u00edas de mayo miles de veces. Y muchos nos hicimos la pregunta: “¿por qu\u00e9 organizar una expedici\u00f3n espec\u00edficamente para encontrar el cuerpo de una leyenda?” Sonaba, claramente, a una forma de conseguir patrocinio para alcanzar la cumbre. <\/p>\n

Pero en el fondo, la historia de esa expedici\u00f3n fue otra: un joven de 27 a\u00f1os (Jochen Hemmleb), experto en el Everest por afici\u00f3n, se hab\u00eda topado con muchas incongruencias en las hip\u00f3tesis sobre la desaparici\u00f3n de Mallory e Irvine y decidi\u00f3 plantearse de nuevo todos los argumentos, como si no hubiera habido ning\u00fan tipo de pol\u00e9mica. Su trabajo lo public\u00f3 en EverestNews.com<\/a> en 1998. <\/p>\n

Poco despu\u00e9s de la aparici\u00f3n de este trabajo, Larry Johnson se comunicaba con Jochen y pronto surgi\u00f3 la idea de una expedici\u00f3n de b\u00fasqueda en la que participaba un descendiente de Howard Somervell, quien hab\u00eda prestado una c\u00e1mara a Mallory, y que la quer\u00eda recuperar. Y poco a poco la idea se fue haciendo realidad. <\/p>\n

La pregunta del por qu\u00e9 organizar una expedici\u00f3n para encontrar el cuerpo de una leyenda pasaba a tener otro matiz entonces: se trataba de la primera expedici\u00f3n cient\u00edfica a una monta\u00f1a de ocho mil metros. Una especie de arqueolog\u00eda de alta monta\u00f1a. Y la lectura del libro result\u00f3 tan apasionante como el de Howard Carter sobre el descubrimiento de la tumba de Tutankamon.<\/p>\n

Se trata de un investigador (Jochen Hemmleb), quien tiene memorizado todos los detalles de cada expedici\u00f3n al Everest.<\/p>\n

“Nos encontramos con una especie de “zona de recogida” de escaladores ca\u00eddos. Se lo comunicamos por radio a Jochen que estaba en el campamento base y le contamos lo que hab\u00edamos encontrado, e inmediatamente supo qui\u00e9nes eran y cu\u00e1ndo murieron. Era asombroso c\u00f3mo archivaba Jochen toda esa informaci\u00f3n. Pod\u00eda incluso decir qu\u00e9 clase de calcetines llevaba puestos tal persona en tal d\u00eda.” (Tap Richards, cit. en p. 135) <\/p>\n

Con la informaci\u00f3n que ten\u00eda y el estudio de los mapas y fotograf\u00edas del Everest, Jochen se convirti\u00f3 desde el principio en el “el cerebro” de la expedici\u00f3n y era \u00e9l quien dec\u00eda en qu\u00e9 parte deb\u00edan buscar. Pero, ¿c\u00f3mo encontrar un cuerpo en tan gran monta\u00f1a? Jochen part\u00eda de un punto importante:<\/p>\n

“En 1979, Wang Hongbao, un escalador chino que ayudaba a una expedici\u00f3n japonesa de reconocimiento en la vertiente norte, inform\u00f3 al escalador japon\u00e9s Yoshinori Hasegawa que cuatro a\u00f1os antes, mientras participaba en otra expedici\u00f3n china, hab\u00eda encontrado a un “ingl\u00e9s muerto” a 8,100 metros, a escasa distancia de donde estaba instalado el campamento VI de la expedici\u00f3n de 1975.” (p. 36)<\/p>\n

El hallazgo del cuerpo de Mallory result\u00f3 arrojar mucha informaci\u00f3n sobre sus \u00faltimas horas en el Everest, informaci\u00f3n que es analizada minuciosamente por Jochen para emitir una hip\u00f3tesis m\u00e1s razonable de las que hasta entonces se utilizaban:<\/p>\n

“La Mallory & Irvine Research Expedition de 1999, se organiz\u00f3, al menos en parte, para responder a la pregunta: ¿lo consiguieron?<\/i> En apenas dos meses, la expedici\u00f3n recogi\u00f3 m\u00e1s informaci\u00f3n sobre su ataque a la cima que la obtenida en m\u00e1s de siete d\u00e9cadas. Un an\u00e1lisis desapasionado de esta informaci\u00f3n sugiere que es m\u00e1s probable que lo consiguieran de lo que se ha cre\u00eddo, pero todav\u00eda no puede afirmarse con seguridad. Otros estudiosos examinar\u00e1n esta informaci\u00f3n llegando a conclusiones distintas. Les animamos a hacerlo. Llegar a la respuesta concluyente que desentra\u00f1e el misterio exigir\u00e1 que se persiga la verdad tal como Mallory e Irvine persiguieron alcanzar la cumbre de la monta\u00f1a m\u00e1s alta del mundo.” (p. 203)<\/p>\n

Por supuesto, Jochen Hemmleb no olvida los comentarios de los monta\u00f1istas famosos y alude a ellos de manera indirecta:<\/p>\n

“Hay una actitud generalizada, una especie de condescendencia rayana en la arrogancia, que supone que los escaladores actuales son capaces de llegar a la cumbre [del Everest] con relativa facilidad, mientras que “aquellos pobres diablos no ten\u00edan la m\u00e1s m\u00ednima oportunidad”. Esos escaladores parecen decir: seg\u00fan los criterios actuales, iban mal equipados, sus aparatos de ox\u00edgeno eran rudimentarios y poco fiables, su ropa terriblemente inadecuada, sab\u00edan muy poco sobre aclimataci\u00f3n y pr\u00e1cticamente nada sobre los peligros de la deshidrataci\u00f3n. Se alimentaban mal, inger\u00edan poco l\u00edquido, y por lo tanto pod\u00edan sentirse muy afortunados al sobrevivir. Entre algunos de los m\u00e1s conocidos escaladores actuales del Everest, hay una expl\u00edcita actitud notablemente il\u00f3gica que se traduce por un “nosotros lo hicimos, pero ellos no hubieran podido”.” (p. 176)<\/p>\n

Por supuesto, tiene raz\u00f3n en aludir a este tipo de comentarios. Los entierros de momias por encima de los seis mil metros en monta\u00f1as de Am\u00e9rica del Sur son un ejemplo de ello, pero… Claro: hay muchos peros que pueden emitirse y esa es la invitaci\u00f3n. De eso trata precisamente la investigaci\u00f3n cient\u00edfica.<\/p>\n

Aunque apasionante, el libro puede llegar a ser confuso para muchos lectores, pues de pueden leer entremezclados los relatos de dos expediciones (1924 y 1999) o m\u00e1s. Sobre todo, el an\u00e1lisis final requiere de un poco de paciencia para ser le\u00eddo.<\/p>\n

El libro hubiera resultado m\u00e1s interesante si no lo hubiera escrito una tercera persona que no particip\u00f3 en la expedici\u00f3n pero a quien los autores “decidimos contarle nuestra historia al escritor Bill Nothdurft y que fuera \u00e9l quien la relatara a los lectores.” (p. 15) Esto hace que el escritor construya frases m\u00e1s tendientes a la comercializaci\u00f3n, como: “El Arun es uno de los pocos r\u00edos que dividen en dos el Himalaya, proeza s\u00f3lo posible por la simple raz\u00f3n de que su existencia es anterior a las mismas monta\u00f1as.” (p. 76) Obviamente, un r\u00edo no realiza proezas.<\/p>\n

Algo que llama poderosamente la atenci\u00f3n es el trato de la BBC de Londres, pues, seg\u00fan el relato, puso m\u00e1s dificultades que ayuda a la expedici\u00f3n, al grado de que en el libro se cita: “La televisi\u00f3n es un negocio sucio. Para poder sobrevivir hay que ser a la vez comadreja, una serpiente y un lobo. Para tener \u00e9xito hay que actuar en un 99.99 por ciento como un tibur\u00f3n. Resulta muy \u00fatil saber mentir con desenvoltura…” (Matt Dickinson, cit. en p. 50)<\/p>\n

El libro cierra con una invitaci\u00f3n a reflexionar sobre el ascender monta\u00f1as:<\/p>\n

“…la respuesta a la pregunta ¿lo consiguieron?<\/i>, podr\u00eda ser otra pregunta: ¿importa?<\/i> Seguramente lo que importa, lo que nos atrae y admira, es la magnitud de su haza\u00f1a con los medios que dispon\u00edan, su asombrosa fuerza y valor, su indomable anhelo.” (p. 203)<\/p>\n

\n Erratas<\/b> <\/p>\n

Se utiliza la palabra “cuello” en lugar de “collado” para referirse al Collado Norte. <\/p>\n

P\u00e1gina 20, segundo p\u00e1rrafo, dice: “La expedici\u00f3n al Everest eran, en realidad, el cuarto intento brit\u00e1nico en los \u00faltimos cuatro a\u00f1os.” Se trata en realidad del tercer intento a la monta\u00f1a. Las anteriores expediciones fueron en 1921 y 1922. El mismo error se produce en la p\u00e1gina 164, quinto p\u00e1rrafo.<\/p>\n

En la “Cronolog\u00eda de expediciones” de la p\u00e1gina 247, las fechas proporcionadas est\u00e1n incompletas. Dice: “1924. expedici\u00f3n brit\u00e1nica al Everest \/ ascenso al Everest \/ acontecimientos que condujeron a la desaparici\u00f3n de Mallory e Irvine \/ financiaci\u00f3n \/ inter\u00e9s de Hemmleb por la desaparici\u00f3n de Mallory e Irvine \/ viaje desde Darjeeling hasta las estribaciones del Everest \/\/ 1960. expedici\u00f3n china…”<\/p>\n

La confusi\u00f3n de esta tabla cronol\u00f3gica est\u00e1 en colocar acontecimientos que no tienen un orden cronol\u00f3gico ascendente. El ascenso al Everest fue hecho en 1953 y el inter\u00e9s de Hemmleb inici\u00f3 en 1987 (p\u00e1gina 31 del libro).<\/p>\n<\/div>\n

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\n ¿Por qué organizar una expedición a la montaña más alta del mundo sólo para buscar los cuerpos de Mallory e Irvine, desaparecidos en la cara norte en 1924? En una gran labor de investigación científica, de organización y de experiencias de montaña, la Mallory & Irvine Research Expedition de 1999, localizó el cuerpo de Mallory y con él algunas pistas que sirven para reestructurar todas las hipótesis sobre su posible ascenso al Everest.<\/p>\n<\/td>\n

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