{"id":11786,"date":"2003-06-15T00:00:00","date_gmt":"2003-06-15T00:00:00","guid":{"rendered":"http:\/\/montanismo.org\/revista\/?p=11786"},"modified":"2003-06-15T00:00:00","modified_gmt":"2003-06-15T00:00:00","slug":"cuando_un_montanista_deja_de_ver_hacia_el_exterior","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/montanismo.org\/2003\/cuando_un_montanista_deja_de_ver_hacia_el_exterior\/","title":{"rendered":"CUANDO UN MONTAÑISTA DEJA DE VER HACIA EL EXTERIOR"},"content":{"rendered":"
Hace muchos años, conocí a un montañista alemán en el Popocatépetl, cuando se podía subir a este volcán. Me tocó escalar con él en México e hicimos muy buena amistad que se enriquecía con mensajes por correo electrónico con conceptos que para mí eran siempre bastante enriquecedores. Algunos me influyeron mucho. Me hizo prometerle, hace algunos años, que si se cumplían ciertas condiciones particulares, me comunicara con él, nos pusiéramos de acuerdo, y él se reuniría conmigo para escalar la montaña que yo escogiera.
Pensé que este año sería el momento de hacer cumplir esa promesa y le escribí para proponer nuestro encuentro en Huaraz, Perú. Pero ayer recibí respuesta de su hermana: Robert ha fallecido esquiando en un accidente en los Alpes.
Ni hablar. No la tenemos ganada. La muerte está mas cerca de lo que uno cree. En homenaje a mi amigo, Robert Bommer y a sus valiosísimas ideas, he traducido uno de sus últimos correos.<\/i>
Mi querido amigo. Por lo que leo de ti me doy cuenta con gusto que ya encontraste tu camino. Siempre hay que celebrar cuando un montañista deja de ver hacia el exterior, para mirar a sí mismo. Qué momento difícil vivimos todos, los amantes de las montañas, ¿verdad?. Todo tiene que ser rápido. Todo debe ser vistoso. Estamos llenos de habladores que te venden por todos los medios el “secreto” de ser un deportista de riesgo. Te venden en televisión, en radio, y en los periódicos. Está de moda salir en multitudes, y hacer un escándalo por cada ruta que abres.
Todos necesitamos de eso. Es parte de la naturaleza humana. Pero has cambiado. Te diste cuenta, como yo, de que dios no está en las montañas. Tu ya lo sentiste, ¿verdad? Un buen día, quisiste ser montañista. Te armaste de valor, de un poco de estupidez, y con sólo eso, te lanzaste a las procesiones que suben cualquiera de las laderas al mundo. Escuchaste historias como de que los dioses del Olimpo viven en una cumbre. Que los monjes del Tibet se purifican ahí. Que la virgen de Guadalupe se pone contenta si sangran tus pies entre las rocas del Iztaccíhuatl.
Pero subiste… y te sangraron los pies. Y los oídos, y tu estómago se revolvió. Y tu cerebro también. Al final llegaste a una cumbre fría y sola. Tus amigos habrán sufrido. Algunos mutilados, otros incluso muertos, serán el precio por ello. Y ¿donde esta dios?
No puedes evitar seguir subiendo. Pero es peor. Al regresar a la ciudad, tu familia y tus amigos te reclaman. La gente te ataca, y empiezas a perder muchas cosas valiosas. ¿y dios? Y dejas de creer. Pero no dejas de subir. No sabes porqué.
Un buen día, sin haberte dado por vencido, sigues saliendo a la montaña. No sabes porqué, pero lo sigues haciendo. Cada vez que puedes, ahí estás. Ya limpio tu pensamiento de tus creencias, y desilusionado, empiezas a dedicar tu pensamiento a cosas más “materiales”. Piensas en tu mochila, y de repente te das cuenta que soportas el dolor más que antes. Luego piensas en tus herramientas de hielo, y notas que el equilibrio que tienes con ellas se ha desarrollado. Piensas en tu reloj-altímetro, y sin querer reparas en tu frecuencia cardiaca… Te fijas en el control de tu respiración, y luego en tu cuerpo.
Al poco tiempo notas la maravillosa sincronía que has desarrollado. Tu mente reposa, tus músculos se mueven con más y mejor ritmo. Soportas más. Has llegado más lejos.
Sin saber porqué, no habías notado que tu cuerpo te ha dejado libre.
Ahora puedes disfrutar la ruta. Puedes pensar y filosofar. Puedes hacer poesía.
¿Sabes que hemos descubierto? Es la siguiente etapa. Dios nunca ha estado en la cumbre de las montañas. Siempre ha estado dentro de nosotros. Lo llevamos a ellas.
Ante todo, cuídate mucho. <\/div>\n

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Robert Bommer
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La montaña siempre suscita comentarios y reflexiones, muchas veces muy profundas, sobre todo cuando se comienzan a cumplir metas específicas. Esta es una de las reflexiones del escalador alemán Robert Bommer.<\/div>\n

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