{"id":11746,"date":"2002-03-15T00:00:00","date_gmt":"2002-03-15T00:00:00","guid":{"rendered":"http:\/\/montanismo.org\/revista\/?p=11746"},"modified":"2012-11-18T22:05:48","modified_gmt":"2012-11-19T04:05:48","slug":"en_el_pais_de_la_muerte_blanca","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/montanismo.org\/2002\/en_el_pais_de_la_muerte_blanca\/","title":{"rendered":"En el pa\u00eds de la muerte blanca"},"content":{"rendered":"
\n

Valerian Albanov. En el pa\u00eds de la muerte blanca. Una historia \u00e9pica de supervivencia en el \u00e1rtico siberiano<\/i>. RBA Libros. 2001. 222 p\u00e1ginas. ISBN: 84-7901-751-1<\/p>\n

\n
\n

Es cuando est\u00e1s solo cuando eres libre. Si quieres vivir, lucha mientras tengas fuerza y \u00e1nimo. Puede que no tengas a nadie que te ayude en tu lucha, pero por lo menos no tendr\u00e1s a nadie que te hunda. Cuando est\u00e1s solo, siempre es m\u00e1s f\u00e1cil mantenerse a flote. (p. 134) <\/p>\n

Pero nos negamos a ceder a la desesperaci\u00f3n. S\u00f3lo la acci\u00f3n podr\u00eda salvarnos. (p. 160)\n<\/p><\/blockquote>\n<\/blockquote>\n

1912. El barco Santa Ana<\/i> queda inmovilizado entre los hielos del Mar de Kara (c\u00edrculo polar \u00e1rtico). Dos a\u00f1os despu\u00e9s, Valerian Albanov decide marcharse del barco que tiene ya dos a\u00f1os anclado y sin posibilidad de verse liberado. Ha tomado al decisi\u00f3n principalmente por sus desacuerdos con el capit\u00e1n Brusilov, comandante del nav\u00edo con quien tiene fuertes discrepancias. Sus preparativos los inicia solo, pero poco a poco, se le van uniendo algunos m\u00e1s en la confecci\u00f3n de trineos y kayaks con materiales de \u00ednfima calidad, pues el Brusilov ha pensado que esa partida tiene escasas probabilidades de \u00e9xito. En cuanto al Santa Ana, se dejar\u00eda llevar por las corrientes polares como el Fram<\/i> hasta salir al otro lado de los hielos.<\/p>\n

El viaje de Albanov hacia la tierra de Francisco Jos\u00e9 es completamente azaroso, pues tiene pocos elementos con \u00e9l y todos de escasa calidad, adem\u00e1s de compa\u00f1eros a quienes debe servir de l\u00edder pero que no son marinos precisamente. Su \u00fanica gu\u00eda era el libro de Nansen, cuya experiencia les habr\u00eda de servir de una manera definitiva: “Como todo nuestro conocimiento lo extra\u00edamos de las experiencias de Nansen, trat\u00e1bamos de su libro como un valioso tesoro. Lo he rele\u00eddo tantas veces que podr\u00eda citar de memoria pasajes enteros.” (p. 39-40)<\/p>\n

Como la expedici\u00f3n hab\u00eda sido escasamente preparada para un objetivo ambicioso (cruzar por segunda vez el paso del noreste), quienes van viajando por el hielo no cuentan protecci\u00f3n para los ojos, por lo que “…todos padec\u00edamos en grados variables ceguera de nieve, que nos afectaba mucho la visi\u00f3n… y una vez que resultaba afectada la visi\u00f3n, todo parec\u00eda estar cubierto de un velo de niebla.” (p. 63) “El tiempo era espl\u00e9ndido, c\u00e1lido y sin viento, sin una sola nube en el cielo. El sol era deslumbrante. Yo hab\u00eda cerrado los ojos y me hab\u00eda embutido la gorra casi hasta las orejas, pero aquella luz intensa atravesaba hasta los p\u00e1rpados cerrados. De vez en cuando abr\u00eda los ojos para comprobar la direcci\u00f3n que segu\u00edamos.” (p. 64)<\/p>\n

Movi\u00e9ndose sobre la banquisa de hielo que se mueve con las corrientes que hay debajo de ella y con enfermos de escorbuto, un d\u00eda Albanov encuentra algo que le hace enfurecer definitivamente:<\/p>\n

“Much\u00edsima agitaci\u00f3n hoy. Siento como si me hubiesen pegado un mazazo, pues s\u00e9 que mis compa\u00f1eros me han traicionado… Ayer por la noche dos de los hombres (no quiero mencionar sus nombres) pidieron permiso para ir a explorar a las cuatro de la ma\u00f1ana… Pero cu\u00e1l no ser\u00eda mi indignaci\u00f3n al enterarme, cuando est\u00e1bamos a punto de salir a por ellos, de que ¡nos hab\u00edan robado vergonzosamente!” (p. 116)<\/p>\n

Pese a haberse quedado sin el mejor material, logran llegar a tierra firme y desde encima contemplan la banquisa por la cual anduvieron: “Era el mismo hielo que hab\u00eda sido nuestro \u00faltimo v\u00ednculo con el Santa Ana<\/i>, en ese momento a unas doscientas millas de distancia y a dos meses y medio por detr\u00e1s en el tiempo. Est\u00e1bamos dejando atr\u00e1s definitivamente el reino de la muerte blanca.” (p. 127)<\/p>\n

Haber llegado a tierra firme supone un fuerte alivio, pero no la salvaci\u00f3n porque a\u00fan deben llegar a un sitio habitado o al mismo refugio donde Nansen encontrara a los primeros seres humanos despu\u00e9s de haber dejado el Fram<\/i>. Pero en esta traves\u00eda es cuando comienza a perder a sus hombres, de los que se queja amargamente:<\/p>\n

“Estos sitios son buenos para hombres fuertes como toros de esp\u00edritu resuelto y voluntad de hierro (como Nansen y Johansen), pero no para mis enfermizos compa\u00f1eros tan d\u00e9biles de esp\u00edritu, que se desaniman con mucha facilidad, que apenas son capaces de emprender un viaje de veranos en condiciones favorables.” (p. 148)<\/p>\n

Pese a la falta de cohesi\u00f3n entre su gente, encuentra algo en com\u00fan: el deseo de vivir.<\/p>\n

“Esto no era hostilidad hacia \u00e9l, que nunca hab\u00eda hecho da\u00f1o a nadie, y la madera de deriva en s\u00ed no era importante. Se trataba simplemente de que una persona m\u00e1s sana se rebelaba contra la enfermedad que hab\u00eda se\u00f1alado como su objetivo a un camarada. Lo que se pretend\u00eda con esas palabras era s\u00f3lo despertar en \u00e9l alguna energ\u00eda y voluntad de sobrevivir a toda costa. La mente debe ordenar a los miembros y convertirse en una fuerza que controle el cuerpo, aunque parte de ese cuerpo se niegue a obedecer. Los que se dejan ir en estas circunstancias son en seguida presa de la muerte. No hay m\u00e1s salida que seguir dominando el propio cuerpo, hasta el \u00faltimo m\u00fasculo. Hay que rechazar todas las tentaciones, cuando el agotamiento te tienta a descansar, las piernas ceden. Es vital no entregarse. Hay que instar constantemente a la mente a la victoria en su lucha abrumadora contra el cuerpo. las seducciones de la letargia van penetrando poco a poco, con sigilo, dispuestas a dominarte y ah\u00ed es donde reside el peligro.” (p. 153)<\/p>\n

De todos aquellos que lo acompa\u00f1aron en un viaje en busca de su salvaci\u00f3n, s\u00f3lo sobreviven Albanov y Honrad, quienes son rescatados por un barco ruso pr\u00e1cticamente desmantelado porque se hab\u00eda quedado sin carb\u00f3n para navegar entre los icebergs. As\u00ed, antes de llegar a tierra, Albanov se enfrenta nuevamente a un problema que ya vivi\u00f3:<\/p>\n

“Nos rodeaba el hielo por todas partes. Se hab\u00eda acumulado tanto que hab\u00edamos llegado a pensar que nunca tendr\u00edamos v\u00eda libre. Est\u00e1bamos considerando ya la posibilidad de abandonar el barco y dirigirnos a Nueva Zemlia en el bote salvavidas grande. Hab\u00edamos preparado previamente v\u00edveres para dos d\u00edas. Ser\u00eda imposible pasar el invierno a bordo de un nav\u00edo que no era m\u00e1s que un casco y un motor, por no hablar ya de la falta de provisiones. As\u00ed que no ve\u00edamos ninguna alternativa m\u00e1s.” (p. 197)<\/p>\n

Albanov inicia su relato a partir de su decisi\u00f3n de abandonar el Santa Ana, por lo que el lector tendr\u00eda poca oportunidad de saber c\u00f3mo se fue gestando la tragedia de esta embarcaci\u00f3n, de la que no se volvi\u00f3 a saber nada (hay que recordar que el Fram fue dise\u00f1ado especialmente para ser atrapado por el hielo), pero la introducci\u00f3n David Roberts deja en claro todo eso. Las notas de pie de p\u00e1gina est\u00e1n bien elaboradas y los comentarios bastante oportunos.<\/p>\n

\n Erratas<\/b><\/p>\n

P\u00e1gina 167, l\u00ednea 2, dice: “…todo lo que Nansen dice. Johnson y \u00e9l hab\u00edan…” Debe decir Johansen en lugar de Johnson.<\/p><\/div>\n

<\/div>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"\n\n\n
\n


\n Muchos años antes de que el Italia se estrellara en el Océano Ártico en 1928, un barco ruso se vio atrapado en los hielos del mismo océano. Después de dos años de permanencia forzosa a bordo, un grupo decide abandonar su nave para ir en busca de tierra firme y de su salvación. Con el libro de Nansen como única guía, viajan por la banquisa de hielo en un viaje que recuerda mucho al de Scott, en el límite de sus fuerzas.<\/p>\n<\/td>\n

\n

<\/p>\n<\/td>\n<\/tr>\n<\/tbody>\n<\/table>\n

<\/a><\/p>\n","protected":false},"author":1001,"featured_media":0,"comment_status":"open","ping_status":"closed","sticky":false,"template":"","format":"standard","meta":{"jetpack_post_was_ever_published":false,"_jetpack_newsletter_access":""},"categories":[1012],"tags":[10164],"jetpack_featured_media_url":"","jetpack_shortlink":"https:\/\/wp.me\/p51GhY-33s","_links":{"self":[{"href":"https:\/\/montanismo.org\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/11746"}],"collection":[{"href":"https:\/\/montanismo.org\/wp-json\/wp\/v2\/posts"}],"about":[{"href":"https:\/\/montanismo.org\/wp-json\/wp\/v2\/types\/post"}],"author":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/montanismo.org\/wp-json\/wp\/v2\/users\/1001"}],"replies":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/montanismo.org\/wp-json\/wp\/v2\/comments?post=11746"}],"version-history":[{"count":3,"href":"https:\/\/montanismo.org\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/11746\/revisions"}],"predecessor-version":[{"id":22037,"href":"https:\/\/montanismo.org\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/11746\/revisions\/22037"}],"wp:attachment":[{"href":"https:\/\/montanismo.org\/wp-json\/wp\/v2\/media?parent=11746"}],"wp:term":[{"taxonomy":"category","embeddable":true,"href":"https:\/\/montanismo.org\/wp-json\/wp\/v2\/categories?post=11746"},{"taxonomy":"post_tag","embeddable":true,"href":"https:\/\/montanismo.org\/wp-json\/wp\/v2\/tags?post=11746"}],"curies":[{"name":"wp","href":"https:\/\/api.w.org\/{rel}","templated":true}]}}