{"id":11631,"date":"2001-04-15T00:00:00","date_gmt":"2001-04-15T00:00:00","guid":{"rendered":"http:\/\/montanismo.org\/revista\/?p=11631"},"modified":"2003-05-14T00:00:00","modified_gmt":"2003-05-14T00:00:00","slug":"cuando_el_desierto_se_torna_silencioso","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/montanismo.org\/2001\/cuando_el_desierto_se_torna_silencioso\/","title":{"rendered":"CUANDO EL DESIERTO SE TORNA SILENCIOSO"},"content":{"rendered":"
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El día 10 de abril, mientras realizábamos una exploración en el desierto de Coahuila, cercano a la Zona del Silencio, uno de los muchachos falleció por deshidratación. El golpe fue muy duro para todos nosotros y aun ahora, en el momento de escribir estas líneas, me vienen a la memoria los detalles del terreno, de la búsqueda y de cientos de elementos que se reunieron para llegar a una muerte que no tuvo que haber sucedido. Sin embargo, es preciso ser objetivo en el análisis de los hechos y desligarse del pensamiento: "si hubiéramos…" Finalmente, nuestro compañero yace bajo tierra y nosotros sobre ella, extrañándolo.<\/p>\n

La prensa de Coahuila (y sólo la prensa, porque la gente y las autoridades nos facilitaron enormemente todo lo que hubo que sortear después) nos calificó de excursionistas inexpertos que se habían introducido en el desierto "desafiando" al calor y sin plena conciencia de lo que hacíamos. Desgraciadamente, la mayoría de la prensa (escrita, televisiva y de radio) han acostumbrado a la gente a percibir el lado más impresionante de una noticia. Hollywood y su "Límite Vertical" no han ayudado en nada a disipar muchas ideas erróneas.<\/p>\n

Nuestros muchos años de recorridos en desiertos de diferentes partes del país nos han dado la experiencia para afrontar el reto de explorar México con seguridad y si esta ocasión hubo un accidente mortal, éste se debió a una serie de circunstancias que, aisladas, pudieron haberse evitado pero que en conjunto condujeron al deceso de nuestro compañero.<\/p>\n

Para todos nosotros es preciso explicar ampliamente lo que pasó para que accidentes como éste no vuelvan a repetirse. Sabemos que cualquier informe es insuficiente para explicar una pérdida de tal magnitud y que habrá muchas personas que no crean una palabra sobre las causas, empezando por los reporteros que escribieron las notas a toda prisa para salvar su empleo. El lector puede pensar que tal o cual detalle pudo haberse evitado, como se piensa cuando se lee el libro Mal de Altura<\/i>, de Jon Krakauer. Pero la verdad es que si no se evitó fue porque en ese momento no teníamos más alternativas.<\/p>\n

No pretendemos engañarnos y llenar ese hueco con un informe de papel y letras. Sabemos que habrá quien dude pero también sabemos que los montañistas y los exploradores descubrirán las fallas y podrán aprovecharlas. Es para ellos que se presenta este informe y por si algún periodista pudiera llegar a leerlo, presentamos en este mismo boletín la exploración que hicimos en 1986 de la Zona del Silencio.<\/p>\n

El informe presentado aquí como la versión oficial es el extracto de las declaraciones ante el agente del ministerio público y posteriores pláticas de los participantes y fue entregada a las autoridades de la Universidad Nacional Autónoma de México pues, ante todo, seguimos siendo parte de ella. Para evitar el morbo y posibles consecuencias a uno de los integrantes del grupo, he cambiado intencionalmente su nombre por otro ficticio.<\/p>\n

Hay que recordar que lo que se presenta es un informe y que por lo tanto no se presentan conclusiones definitivas ni se achaca la culpa a una o más personas. Eso es algo que no está en nosotros y es preciso remarcar que todas las decisiones tomadas durante los días que duró la exploración y hasta nuestra llegada a la ciudad de México fueron mías y de nadie más. De cualquier forma, el desierto se llenó de silencio cuando nuestro compañero falleció.<\/div>\n

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