{"id":11560,"date":"2002-04-01T00:00:00","date_gmt":"2002-04-01T00:00:00","guid":{"rendered":"http:\/\/montanismo.org\/revista\/?p=11560"},"modified":"2012-11-18T21:24:01","modified_gmt":"2012-11-19T03:24:01","slug":"historias_de_escalada","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/montanismo.org\/2002\/historias_de_escalada\/","title":{"rendered":"Historias de escalada"},"content":{"rendered":"
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Jim Bridwell y Keith Peall. Historias de escalada. La pasi\u00f3n de un escalador<\/i>. Desnivel, Madrid. 1993. 156 p\u00e1ginas. ISBN: 84-87746-29-2 <\/p>\n

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Elegir el camino m\u00e1s f\u00e1cil y no siempre m\u00e1s evidente es un talento que nace de la experiencia y con frecuencia de la suerte. (p. 15)<\/p>\n

Es triste no apreciar las triviales pero maravillosas y bellas tareas de la vida, como decir «hola» o lavar los platos. Las realizamos sin prestar atenci\u00f3n. (p. 17)<\/p>\n

…ah\u00ed radicaba la belleza de la ruta. No hab\u00eda nada donde la mente pudiera aferrar sus esperanzas. No ten\u00edamos m\u00e1s que aquel aqu\u00ed y ahora. Arriba y abajo; el principio y el fin. (p. 22)<\/p>\n<\/blockquote>\n<\/blockquote>\n

\n Yosemite, ese parque que en pocas d\u00e9cadas se ha convertido en el destino principal de la gran mayor\u00eda de los escaladores, tiene tambi\u00e9n sus personajes. Uno de ellos es Jim Bridwell, a quien la mayor\u00eda conoce por ser uno de los tres que compusieron la primera cordada que escal\u00f3 La Nariz<\/i> en menos de 24 horas, idea que se le ocurri\u00f3 primero que nadie a Frank Sacherer, seg\u00fan el mismo Bridwell.<\/p>\n

"Si cualquiera que no fuera Frank hubiera dicho «Quiero hacer la Nariz en el d\u00eda», la respuesta por parte de cualquier habitual del Campo 4 hubiera sido una carcajada incr\u00e9dula." (p. 97)<\/p>\n

A pesar de que esta ascensi\u00f3n le vali\u00f3 el reconocimiento internacional en 1975 "Mi mejor recuerdo proviene del d\u00eda siguiente, cuando Warren Harding, el hombre que escal\u00f3 por primera vez en la Nariz y El Capit\u00e1n, me felicit\u00f3 entra\u00f1ablemente." (p. 103)<\/p>\n

Jim Bridwell se encarga de relatarnos varias historias de escalada donde no siempre el protagonista es \u00e9l mismo pero que dejan una idea m\u00e1s que clara de lo que era el ambiente de la escalada: "…hab\u00eda tenido un dominio m\u00e1s o menos absoluto sobre las nuevas rutas desde que mis predecesores me legaron el reino a finales de los a\u00f1os sesenta." (p. 153)<\/p>\n

Y despu\u00e9s de dominar las rutas, sigui\u00f3 el \u00fanico camino a seguir: abrir nuevas v\u00edas, pero con un estilo definido:<\/p>\n

"Al abrir una ruta nueva procuro siempre hacer el mejor trabajo posible, pero para que el producto terminado posea una integridad uniforme, todos los que vayan en cabeza deben tambi\u00e9n esforzarse todo lo posible. La primera ascensi\u00f3n es la \u00fanica en la que los escaladores se ponen a prueba a s\u00ed mismos frente a la roca primigenia, en una verdadera creaci\u00f3n art\u00edstica. Los escaladores del futuro podr\u00e1n imitar y respetar el original o bien desfigurarlo, algo as\u00ed como pintarle bigotes a la Mona Lisa. Se necesita experiencia y una sangre fr\u00eda a prueba de bombas para crear una gran ruta en lugar de una ruta mediocre." (p. 33-34)<\/p>\n

Escalador de rutas de alto nivel, en donde su mentalidad es crear "una fant\u00e1stica ruta de la que todos podr\u00edamos enorgullecernos." (p. 35), su actividad no se detiene en Yosemite y se dirige a Patagonia, donde realiza el primer ascenso en estilo alpino del Cerro Torre porque su "objetivo principal, que para m\u00ed es siempre ir donde nadie ha ido o escalar en un estilo con el que ning\u00fan otro ha tenido \u00e9xito." (p. 118)<\/p>\n

"Yo hab\u00eda pasado tres a\u00f1os planeando esta escalada, estudiando fotograf\u00edas y art\u00edculos en las revistas y hablando con otros escaladores, dise\u00f1ando ropa, entren\u00e1ndome, pensando. Sin embargo, creo que si no pasamos miedo no nos divertimos… Moverse cerca del filo eleva el «factor miedo» pero tambi\u00e9n concentra la mente, reduciendo la posibilidad del temible fallo de la atenci\u00f3n." (p. 62)<\/p>\n

En ese ascenso realiza un descubrimiento incre\u00edble: "Por todas partes se arremolinaban nubes amenazadoras y yo pas\u00e9 junto al compresor de Maestri, que \u00e9ste hab\u00eda utilizado para burilar su ruta. Me pareci\u00f3 incre\u00edble encontrarlo all\u00ed arriba, tan cerca de la cumbre de esta magn\u00edfica aguja… Llegar hasta la cumbre era un sencillo paseo y me pregunt\u00e9 por qu\u00e9 Maestri y su amigo no hab\u00edan llegado hasta arriba." (p. 65)<\/p>\n

Historias de escalada<\/i> no s\u00f3lo es abrir rutas y ni siquiera est\u00e1 escrito para resaltar al personaje principal (el autor, quien se burla de s\u00ed mismo varias ocasiones: "Desde que era escalador de la jet-set…" [p. 19]) sino, m\u00e1s importante a\u00fan, una ventana importante hacia la vida en el mundo de los escaladores del Valle de Yosemite que se plantean retos m\u00e1s all\u00e1 de California porque el mismo Yosemite les ha marcado para ello:<\/p>\n

"Aquellas v\u00edas de artificial t\u00e9cnico estaban espantosamente cubiertas de hielo y por ello fuera de lugar. Nuestra nueva opci\u00f3n exig\u00eda pasos m\u00e1s peligrosos pero parec\u00eda la \u00fanica posibilidad. La clave ser\u00eda un intento r\u00e1pido en estilo alpino. Un farol con s\u00f3lo una pareja. Igual que agarrar un tigre por la cola: si solt\u00e1bamos, nos comer\u00eda… si se presentaba una tormenta mientras estuvi\u00e9ramos escalando, la retirada ser\u00eda un suicidio. El \u00fanico camino hacia abajo era hacia arriba; conquistar la cumbre o morir, por as\u00ed decirlo. Sonaba rid\u00edculo pero era verdad. Con buen tiempo, una retirada ser\u00eda como m\u00ednimo dif\u00edcil, pero no pens\u00e1bamos retirarnos con buen tiempo a menos que, naturalmente, encontr\u00e1ramos algo que no pudi\u00e9ramos escalar." (p. 10-11)<\/p>\n

Si uno busca la personalidad de Bridwell en este libro, la encontrar\u00e1 esparcida hasta en los relatos de los que \u00e9l no forma parte ("Que nadie se moleste en buscarme en primera clase: viajo en un cord\u00f3n de zapato, a menudo medio roto." [p. 136]), pero como escalador est\u00e1 presente principalmente donde se asoma un poco de su filosof\u00eda al escalar y que le hace sentir mal en ocasiones: "Trece veces mordi\u00f3 el burilador en la piel de cebolla del Half Dome, y cada agujero dej\u00f3 una cicatriz en mi ego. Termin\u00e9 el trabajo sucio y descend\u00ed, asqueado por lo que acababa de hacer." (p. 39) pero que le lleva siempre a ser fiel a sus propias reglas: "¿Qu\u00e9 importancia tendr\u00edan unas horas en los a\u00f1os que hab\u00edan de venir? S\u00f3lo podr\u00edamos hacerlo bien esta vez." (p. 40)<\/p>\n

Pero aunque uno quisiera imaginarlo enfadado con quienes no siguen esta \u00e9tica Bridwell no espera que todos sigan sus mismos pasos y se torna mordaz en sus comentarios: "Al pasar su punto m\u00e1s alto nos llam\u00f3 la atenci\u00f3n un artilugio ins\u00f3lito: una ca\u00f1a de pescar con un gancho sujeto en un extremo, utilizado evidentemente para evitar las fijaciones dif\u00edciles por el procedimiento de alcanzar los buriles colocados m\u00e1s arriba. Me pregunt\u00e9 c\u00f3mo pod\u00eda haber alguien que quisiera hacer una escalada sin escalarla. ¿Hab\u00edan perdido el esp\u00edritu a cambio de la tecnolog\u00eda?" (p. 79)<\/p>\n

Hombre que surge en alg\u00fan momento que no existe en el libro, es muy consciente de lo que Yosemite era y es actualmente: "Con el transcurso de los a\u00f1os Yosemite, en otro tiempo casi un coto privado de un pu\u00f1ado de californianos, iba atrayendo a un creciente n\u00famero de escaladores procedentes de todo el mundo." (p. 55) "Es muy triste admitir que Yosemite ha dejado de ser un lugar donde los escaladores pueden escalar llenos de sentimientos de confianza y fraternidad. March\u00e9 de Yosemite con veinte d\u00f3lares en el bolsillo, tres ruedas lisas y pocas ganas de volver jam\u00e1s. Un para\u00edso perdido." (p. 25)<\/p>\n

\n Erratas<\/b><\/p>\n

P\u00e1gina 9, \u00faltimo p\u00e1rrafo, dice: "…cara este del Moose’s Tooth." Debe decir Moose’s Tooth. En adelante, la letra U sustituye al ap\u00f3strofe.<\/p>\n

P\u00e1gina 24, hay un salto de p\u00e1rrafo entre "…me descendieron suavemente por el aire hasta su… y …altura. Extendiendo mucho los brazos…" El salto no deber\u00eda existir. Lo mismo pasa en la p\u00e1gina 143<\/p>\n

P\u00e1gina 62, tercera l\u00ednea, cita a Maestri: Â?La esperanza es una palabra vana en las monta\u00f1as.Â? En la p\u00e1gina siguiente (63) se repite la misma cita, pero de forma diferente: Â?La esperanza irracional es una vana palabra en las monta\u00f1as.Â?<\/p>\n

P\u00e1gina 99. segundo p\u00e1rrafo, l\u00ednea 6, dice: "Deduc\u00ed que en realidad…". Debe decir: "Deduje".<\/p>\n<\/div>\n

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\n Jim Bridwell, uno de los escaladores más legendarios de Yosemite que fue conocido poco a poco, pero de manera contundente en todo el mundo por la calidad de sus ascensos y de sus rutas abiertas, ofrece unas Historias de escalada donde el protagonista no siempre es él mismo, pero que dan una idea completa y cabal del mundo de los escaladores en el que el mismo Bridwell se mueve todavía, abriendo rutas de gran complejidad y manteniendo una filosofía y una ética impecable.<\/p>\n<\/td>\n

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