{"id":11517,"date":"1999-02-25T00:00:00","date_gmt":"1999-02-25T00:00:00","guid":{"rendered":"http:\/\/montanismo.org\/revista\/?p=11517"},"modified":"2003-04-28T00:00:00","modified_gmt":"2003-04-28T00:00:00","slug":"el_equipo_de_escalada_en_alta_montana_piolet_y_crampones","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/montanismo.org\/1999\/el_equipo_de_escalada_en_alta_montana_piolet_y_crampones\/","title":{"rendered":"EL EQUIPO DE ESCALADA EN ALTA MONTAÑA: PIOLET Y CRAMPONES"},"content":{"rendered":"
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La escalada en hielo es una actividad muy exigente en lo que a herramientas se refiere, y al parecer todos los escaladores tienen elaboradas opiniones acerca de cuál es el mejor piolet o los crampones más versátiles. El material de hielo es caro, y los diseños cambian constantemente. Lo mejor es que pruebes varios modelos diferentes de piolets y de crampones para averiguar cuál se ajusta mejor a tu gusto particular. En el mercado de segunda mano pueden encontrarse abundantes y buenas ofertas: tal vez halles en él justo lo que necesitas, y además probablemente se acomodará a tu presupuesto…<\/p>\n


PIOLETS Y MARTILLOS<\/b><\/p>\n

Los piolets se presentan en un sinnúmero de variedades de dos estilos básicos: herramientas de una pieza y herramientas modulares. Los de una pieza nunca van a aflojarse por culpa de las vibraciones, pero el aflojamiento de la hoja no tiene por qué ser un problema importante en los piolets modulares bien diseñados. Las herramientas con piezas intercambiables permiten reemplazar los componentes dañados o gastados, y también cambiar de hoja y\/o de pala a la medida de las necesidades en una ascensión determinada. <\/p>\n

El mercado está plagado de distintos diseños de hoja, algunas útiles y otras no tanto. La hoja de un piolet tradicional tiene un ángulo de 90° respecto al mango. Muchas de las técnicas que se describen en este libro no pueden realizarse usando uno de estos útiles. Una curva clásica proporcionada a la longitud del mango y asimilable al arco natural del brazo al golpear es la mejor opción para el terreno alpino en general. Las curvas invertidas (también llamadas banana) bien diseñadas permiten igualmente un arco natural al golpear, y funcionan bien con mangos más cortos y sobre hielos muy pendientes. Constituyen la elección más frecuente para el hielo de las cascadas. Las hojas rectas e inclinadas anclan bien sobre hielo podrido o cortinas de estalactitas, pero requieren un movimiento poco natural de la muñeca al final del arco. Hay personas que prefieren hojas de curva inversa de ángulos más bajos para la escalada de “goulottes” alpinas pronunciadas. Las hojas tubulares tienden menos a fracturar los hielos frágiles que otros tipos de hoja, porque las fuerzas se dirigen al interior del tubo en lugar de hacia el hielo que queda fuera. Combinados con palas redondas, las hojas tubulares tallan limpia y rápidamente excelentes setas de hielo. <\/p>\n

Hay otros factores que afectan el funcionamiento de una hoja: su biselado; la forma y profundidad de los dientes, las dimensiones y forma de su sección, es decir, la anchura y el grosor de la hoja; su ángulo positivo o negativo; y el ángulo de anclaje de la punta y el primer diente. El biselado inferior y superior permite una extracción mucho más fácil. Los dientes a lo largo de la totalidad del margen inferior de la hoja ayudan a que el piolet se ancle en el hielo, pero si dichos dientes son demasiado profundos (más de unos cinco milímetros), resultará difícil extraer la herramienta. Una hoja de sección estrecha desplaza menos hielo y por lo tanto provoca menor fracturamiento, pero si dicha sección es demasiado alta y muy estrecha, se producirán vibraciones laterales y la hoja tenderá a hendir los hielos blandos o podridos. El ángulo de incidencia negativo facilita un funcionamiento más suave en la autodetención, mientras que el ángulo de incidencia positivo se hace necesario en hielos finos y ancla bien con menor penetración en hielo grueso. Un ángulo de anclaje muy agresivo del primer diente es absolutamente esencial para hielos finos y escalada mixta, a fin de evitar la tendencia a “patinar” de los ángulos de anclaje menos adecuados.<\/p>\n

Las palas se utilizan principalmente para tallar. La mayor parte de las buenas palas son casi perpendiculares al mango. La pala debe tener ángulos afilados para cortar. Los bordes exóticos y ondulados no mejoran en nada su función. Algunos usos secundarios de la pala son el encajamiento y torsión en fisuras de roca en situaciones de escalada mixta, y a la hora de escalar pendientes de nieve o hielo podrido, donde la hoja tendería a “rajar” sin llegar a anclarse. Las palas especializadas, con una angulación más acentuada, funcionan mejor para estos menesteres y su forma recuerda más a una azada puntiaguda que a una pala de bordes planos. Una pala así pudiera tener también muescas en los bordes para mejorar su agarre en las grietas al encajar y torsionar. <\/p>\n

La longitud y forma del mango depende en gran medida del estilo que cada uno tenga escalando, de la fuerza, la constitución física y el tipo de escalada que normalmente se realice. Los mangos más fuertes y mejores son los de aleación de aluminio, fibra de vidrio o aleación recubierta de fibra de carbono. Los mangos de metal deben ir recubiertos de una capa blanda y lisa de goma, que confiere aislamiento y un agarre firme; los de fibra de carbono y fibra de vidrio tienen de por sí un tacto que no es frío, pero también en su caso es más fácil colgarse de ellos si van equipados con una empuñadura de goma. Cabe la posibilidad de emplear ceras de esquí nórdico para mejorar la calidad del agarre en mangos desprovistos de goma. <\/p>\n

El mejor piolet para terrenos alpinos es el de mango recto con una longitud entre 60 y 70 centímetros, dependiendo del estilo personal, preferencias y constitución física. Si sólo piensas realizar escaladas alpinas de extrema dificultad podrías arreglarte con un piolet más corto, pero las herramientas de menos de 60 cm de longitud son difíciles de usar para autodetención. El regatón y su pieza de conexión con el mango deben ser lisos y afinarse gradualmente para permitir una buena penetración en la nieve. La segunda herramienta para la escalada alpina puede ser, bien un martillo alpino de mango corto, o bien un martillo piolet de hoja curva, cabeza en forma de yunque y mango de 45 a 55 cm.<\/p>\n

Para las cascadas heladas y rutas alpinas de extrema dificultad, acostumbro a llevar un juego de herramientas gemelas con hojas de curva inversa y mangos curvados. Los mangos curvados vienen muy bien para sortear panzas o pilares, y reducen la flexión que sufre la muñeca al colgarse de la herramienta, disminuyendo así la fatiga. En este tipo de útiles técnicos el regatón debe ser más corto y rechoncho que en los piolets clásicos, permitiendo empuñarlo por el mismo extremo del mango, unos dos o tres centímetros por encima de la punta del regatón. Así se asegura que el regatón no pueda tropezar al blandirlo en terrenos muy verticales o en lugares angostos. <\/p>\n

Aunque útil en teoría, una driza uniendo la herramienta al arnés será frecuentemente un estorbo para el escalador. He visto perder minutos y malgastar fuerzas a personas que intentaban librarse de este tipo de enredos. Una buena dragonera es, sin embargo, crucial para escalar en terreno vertical. En tramos cortos de hielo muy vertical, puede improvisarse rápidamente una dragonera para un piolet o martillo atando un anillo con un nudo prusik en torno a la empuñadura, o un anillo corto de la longitud adecuada a través del orificio para el mosquetón que hay en la cabeza de la herramienta. Para cascadas y hielo alpino extremo, martillos y piolets deben ir equipados con dragoneras permanentes. La mayor parte de las herramientas diseñadas para este tipo de escalada vienen de fábrica ya provistas con dragoneras funcionales y regulables. También pueden adquirirse diversos tipos de dragoneras comerciales, algunas de las cuales proporcionan mejor sujeción que las que traen instaladas de fábrica. Las dragoneras demasiado estrechas tienden a cortar la circulación de la mano; si por el contrario son demasiado anchas estorban la movilidad de la muñeca. Para mi gusto, el mejor ancho ronda los dos centímetros y medio. La longitud de la dragonera debe ajustarse de modo apropiado, de forma que al colgarnos de ella la mano quede en la posición correcta en el mismo extremo del mango. <\/p>\n

Transporta tus herramientas en portapiolets instalados en tu arnés o bien en un cinturón aparte. Emplear para este propósito las anillas portamaterial del arnés resulta bastante incómodo, como también lo es el uso de la mayor parte de los portaherramientas de cuero o nylon. Los de carpintero, provistos de anillas metálicas, permiten una colocación y extracción más sencilla de los piolets, aunque a veces se enganchan mucho en chimeneas u otros lugares estrechos.<\/div>\n

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CRAMPONES<\/b><\/p>\n

La mayor parte de los crampones pertenecen a alguna de las siguientes categorías, aunque existen infinitas variantes: rígidos con doce puntas (dos proyectadas hacia delante y diez hacia abajo, bajo la suela de la bota); articulados por su zona central, con diez o doce puntas; y ultraligeros, con ocho o menos puntas. Los “footfangs” (crampones rígidos, con veinte puntas y lados paralelos) quedan fuera de estas categorías estándar. Los crampones con una sola punta frontal (los llamados “monopuntas” aparecieron a finales de los años ochenta). <\/p>\n

La geometría de las puntas tiene una importancia clave y determina los resultados del crampón. La longitud de las puntas, la relación entre puntas frontales y puntas secundarias, la separación de las puntas por debajo del pie, el hecho de que las puntas vayan alineadas siguiendo el contorno de la suela de la bota o por el contrario vayan en dos filas paralelas… éstas y otras variables afectan al modo en que se comporta el crampón. No todos los crampones funcionan igual de bien en todas las condiciones de nieve y hielo. Muchos de los escaladores más “obsesos” tienen dos pares, uno para la escalada de hielo de fusión y otro para el terreno alpino. Personalmente, prefiero los crampones con una única punta vertical para escalar cascadas y los de dos puntas frontales horizontales para el hielo alpino. Si tú no deseas tener dos pares, un único par de crampones graduables de doce puntas, rígidos o articulados, te irá bien para la escalada alpina en verano, las cascadas invernales, el hielo “de escarcha” sobre roca o los neveros helados. <\/p>\n

Los mejores crampones son los graduables, que pueden adaptarse a una amplia gama de botas. El ajuste es crítico para los buenos resultados de un crampón. Cada modelo tiene sus propios parámetros de ajuste, así que aquí no podemos sino generalizar respecto a varias consideraciones. Evidentemente, sobre nieve helada y neveros van mejor las puntas algo más largas. Para estas condiciones gradúa el crampón de modo que las puntas frontales sobresalgan unos tres centímetros por delante de la puntera de la bota. Para el duro hielo de los corredores alpinos y para el hielo negro te bastará con dos centímetros de puntas frontales. Paradójicamente, para escalar hielo de cascadas las puntas frontales deberán ajustarse largas, aproximadamente como para la escalada sobre nieve.<\/p>\n

Los crampones que vayan abrochados con correas deben ajustarse a la bota casi a presión, hasta el punto de que permanezcan sujetos a la bota al levantar ésta estando las correas desabrochadas. Los crampones con “fijación automática” deben ajustarse lo suficientemente fuerte como para que haya que hacer bastante presión para fijar la talonera. <\/p>\n

Antiguamente el único medio de sujetar los crampones a las botas eran las correas. En la actualidad las mejores correas son las de nylon recubierto de neopreno, que no se hielan y permanecen siempre flexibles. Sea cual sea el material de la correa, el cierre debe ser del tipo hebilla de púa o bien de doble anillo, evitando los sistemas de fricción. Desconfía de las correas fijadas con un solo remache, porque los remaches fallan mucho. <\/p>\n

La mayor parte de los buenos modelos de crampón incorporan una fijación automática de tipo talonera de esquí como sistema de unión bota\/crampón. Estas fijaciones tienen muchas ventajas sobre las correas clásicas: son más sencillas y rápidas de abrir y cerrar; proporcionan mejor sujeción de la bota al crampón; no presionan sobre la puntera y por lo tanto no dificultan la circulación, y su rotura es más improbable. Por mi parte recomiendo vivamente este tipo de fijación. Es importante subrayar, no obstante, que dicho sistema exige que la bota presente en la puntera y el talón un reborde de unos seis milímetros, que es donde hacen presa las dos partes de la fijación. No hay que tratar de usar este tipo de atadura en una bota con rebordes más estrechos.<\/div>\n

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