{"id":11502,"date":"2002-11-15T00:00:00","date_gmt":"2002-11-15T00:00:00","guid":{"rendered":"http:\/\/montanismo.org\/revista\/?p=11502"},"modified":"2003-04-24T00:00:00","modified_gmt":"2003-04-24T00:00:00","slug":"palabras_del_jefe_lakota_luther_standing_bear","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/montanismo.org\/2002\/palabras_del_jefe_lakota_luther_standing_bear\/","title":{"rendered":"PALABRAS DEL JEFE LAKOTA LUTHER STANDING BEAR"},"content":{"rendered":"
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El lakota estaba lleno de compasión y de amor por la Naturaleza. Amaba la Tierra y todas las cosas de la Tierra y su apego crecía con los años. Los viejos estaban —literalmente— enamorados del suelo y no se sentaban y acostaban en él sin el sentimiento de acercarse a las fuerzas maternales. <\/p>\n

La Tierra era dulce bajo la piel y les gustaba quitarse los mocasines y caminar desnudos bajo la Tierra sagrada. Sus tipis se levantaban sobre esta Tierra en la que habían hecho sus altares. El pájaro que volaba por los aires venía a posarse allí y la Tierra sostenía sin desfallecimiento todo lo que vivía y crecía. El suelo apaciguaba, fortificaba y curaba.<\/p>\n

Por eso los indios viejos preferían echarse en el suelo antes que permanecer separados de las fuerzas de la vida. Sentarse o acostarse así les permitía pensar más profundamente, sentir más vivamente; ellos contemplaban, entonces, con más claridad los misterios de la vida y se sentían más cercanos de las fuerzas vivas que los rodeaban…<\/p>\n

Estas relaciones que llevaban con todos los seres de la tierra, del cielo y del fondo de los ríos era uno de los rasgos de su existencia. Tenían tal sentimiento de fraternidad hacia el mundo de los pájaros y delos animales que éstos les manifestaban su confianza. La familiaridad era tan estrecha entre ciertos lakotas y sus amigos de plumas y de pieles que, como hermanos, hablaban el mismo lenguaje.<\/p>\n

El viejo lakota era un sabio. Sabía que el corazón del hombre alejado de la naturaleza se vuelve duro, sabía que el olvido del respeto debido a lo que crece y a lo que vive lleva igualmente a no respetar al hombre. Así mantenía él a los niños y jóvenes bajo la dulce influencia de la Naturaleza.<\/p>\n

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Palabras del jefe lakota Luther Standing Bear<\/i>, nacido en 1863 e las praderas de Nebraska y Dakota del Sur. Tomado de T.C. Mcluhan y Edward S. Curtis (recopiladores). Pieds nus su la terre sacrée<\/i>, Editorial Denoel, 1974. Traducción de Andrés Hurtado García.<\/div>\n

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