{"id":11447,"date":"2000-02-15T00:00:00","date_gmt":"2000-02-15T00:00:00","guid":{"rendered":"http:\/\/montanismo.org\/revista\/?p=11447"},"modified":"2012-03-12T19:29:40","modified_gmt":"2012-03-13T01:29:40","slug":"el_montanismo_en_perspectiva","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/montanismo.org\/2000\/el_montanismo_en_perspectiva\/","title":{"rendered":"El monta\u00f1ismo en perspectiva"},"content":{"rendered":"
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Antes, hasta no hace mucho (unos quince a\u00f1os) hab\u00eda muy poco trecho de diferencia entre monta\u00f1istas: j\u00f3venes o viejos, ricos o pobres, novatos o expertos. Recuerdo que los ve\u00eda en la monta\u00f1a juntarse alrededor de una fogata, bebiendo caf\u00e9 y platicando sus cosas por la noche. La tecnolog\u00eda era distinta. Las especialidades y las t\u00e9cnicas eran pocas. Se depend\u00eda de la fuerza bruta y del compa\u00f1erismo, no de los materiales, ni de la alimentaci\u00f3n, ni de la gen\u00e9tica.<\/p>\n

Cuando nos encontr\u00e1bamos en la monta\u00f1a, todos \u00e9ramos iguales, incluso desconocidos que coincid\u00edan en las rutas y que en 20 minutos de caminata conjunta eran ya amigos. A\u00fan recuerdo aquella ruta tan demoledora para la fortaleza f\u00edsica, s\u00edmbolo nacional de la t\u00e9cnica llamada “cl\u00e1sica” de ascensi\u00f3n a alta monta\u00f1a, que era la que part\u00eda a San Rafael. Recuerdo las mochilas de marco externo de aluminio, las botas semi-militares de cuero, los colores grises, caquis, y ocre. Las medias de lana, y las boinas.<\/p>\n

Recuerdo el l\u00edmite f\u00edsico de los monta\u00f1istas el en Iztacc\u00edhuatl: la Loma Larga. Recuerdo el punto del arrepentimiento: L\u00e1minas (o La Mina). Recuerdo el inamovible Tumbaburros. Pero sobre todo recuerdo, la sensaci\u00f3n tan inigualable al terminar este trayecto: el brillo plateado y acogedor del refugio de Chalchoapan. Esta misma sensaci\u00f3n se repet\u00eda cada vez que se variaba la ruta a cada uno de los puntos clave del volc\u00e1n. El T\u00e9yotl, despu\u00e9s de aquel recorrido en silencio m\u00e1s all\u00e1 despu\u00e9s de la Ci\u00e9nega. Al Rep\u00fablica de Chile, despu\u00e9s del agotador cambio de altitud, y del devastador ascenso entre rocas. Por supuesto a Ayoloco, otrora m\u00e1s “escondido” y reservado a los m\u00e1s “conocedores”.<\/p>\n

Esas visiones no volver\u00e1n. Los que nos iniciamos en el monta\u00f1ismo viviendo esa vertiginosa transici\u00f3n entre lo cl\u00e1sico y lo actual llevamos esos recuerdos muy marcados. Llegaron los textiles revolucionarios. El Gore-Tex nos refresc\u00f3 la espalda, y el Polar-Tek nos quit\u00f3 peso, adem\u00e1s de vestirnos de colores, cada vez m\u00e1s “fashion”. A su vez, el pl\u00e1stico, el aluminio y los policarbonatos nos reeducaron el cuerpo. Ahora somos m\u00e1s fuertes, m\u00e1s resistentes, y m\u00e1s capaces. Pero han abierto una terrible brecha.<\/p>\n

Adem\u00e1s de mis mejores recuerdos, tambi\u00e9n tengo en mi memoria la sensaci\u00f3n tan hermosa de llegar al refugio, abrir la puerta, y encontrarme con rostros de desconocidos, cansados, pero amigables. Ya ten\u00edan caf\u00e9 para ti. Ya cambiaban sus dulces y su comida con la tuya. Ya te aventabas toda la noche sin dormir, y lleno de platicar… Ya aprend\u00edas cosas nuevas, y ten\u00edas nuevos amigos. Sal\u00edas cada vez m\u00e1s integrado a tu naturaleza, a la monta\u00f1a, y a tu medio ambiente. Mirabas la ciudad de M\u00e9xico, desde la altura, y entend\u00edas su ciclo. Comprend\u00edas sus furias, y regresabas a ella siendo mejor. Pero eso tambi\u00e9n se fue…<\/p>\n

O por lo menos se qued\u00f3 adentro de los que todav\u00eda lo captamos.<\/p>\n

Muchos aprendimos y evolucionamos con el cambio. Asimilamos las ventajas de la nueva t\u00e9cnica “alpina”. Quisimos integrarnos m\u00e1s a la monta\u00f1a, y comprendimos el mejor uso de las herramientas de la nueva era. Cambiamos nuestro equipo, las t\u00e9cnicas, la moda. Muchos \u00e9ramos suficientemente j\u00f3venes para seguir con esto. Sin embargo, junto con nuestra evoluci\u00f3n, nacieron varios tipos de gente: Los que son producto de la tecnolog\u00eda misma, no de la monta\u00f1a, que llegan a ella por aqu\u00e9lla, no por su naturaleza. Los que no la tienen, y se niegan a aceptarla. Ambos son gamberros.<\/p>\n

Hasta hace varios a\u00f1os, al caminar por la monta\u00f1a te encontrabas a alg\u00fan desconocido, inmediatamente saludabas. Deseabas buena suerte, preguntabas si se ofrec\u00eda algo, y segu\u00edas feliz. Ahora muchos a veces ni siquiera levantamos la vista… ¿Para qu\u00e9? ¿Para darte cuenta de que aquel desconocido va mal equipado? ¿Drogado? Para que al intentar hacer alguna observaci\u00f3n ¿te encuentres con un insulto? ¿Para encontrarte con un desconocido con alguna actitud que te har\u00e1 suponer que provocar\u00e1 alg\u00fan destrozo?<\/p>\n

Disculpen. Esta ha sido la causa de muchas discusiones aqu\u00ed, en este foro (por suerte). Hay muchos tipos de mentalidades. Hay tambi\u00e9n muchos gamberros. Tambi\u00e9n hay los mejores monta\u00f1istas, por supuesto. Mi queja ahora es que cuando vas a la monta\u00f1a, ya no es posible sentir esa confianza como antes. Aquella que te hac\u00eda tener pl\u00e1tica f\u00e1cil, largas horas de charla. Y un amigo m\u00e1s. Si embargo, aun vamos a la monta\u00f1a, puesto que ah\u00ed a\u00fan hay magia. Aun est\u00e1 la naturaleza, aunque cada vez estamos m\u00e1s solos.<\/p>\n

Los refugios del Grupo de los Cien ya no son \u00fatiles para los monta\u00f1istas actualmente. La nueva t\u00e9cnica ya no los requiere. Pero son un s\u00edmbolo y un term\u00f3metro. Nos recuerda nuestra historia con la monta\u00f1a, y nos mide la calidez y confraternidad que conservamos. Olviden aquellas reuniones est\u00fapidas en la monta\u00f1a, donde se juntan toneladas de excremento, basura y or\u00edn, y que denominan “confraternidades”. Los fundadores de ellas ni siquiera las mencionan.<\/p>\n

Me toc\u00f3 estar presente en la pasada reuni\u00f3n del Grupo de los Cien. Sentado con aquellos viejos, sent\u00ed de nuevo la amistad y el calor del monta\u00f1ista de aquellos tiempos. Y not\u00e9 tambi\u00e9n la nostalgia y el dolor por lo que est\u00e1 pasando. ¿No somos capaces de guardar los s\u00edmbolos que nos dejaron? ¿Acaso somos tan ego\u00edstas como para pensar que somos los \u00fanicos capaces de hacer monta\u00f1as, y que inventamos el hilo negro?<\/p>\n

Cada refugio que caiga, cada l\u00e1mina que se desprenda, cada piso que se rompa, cada puerta que se zafe, ser\u00e1 un pedazo mayor de esa memoria que nos dio identidad, y que ahora se pierde.<\/p>\n

Hasta hace poco, me gustaba invitar gente que nunca hab\u00eda subido monta\u00f1as, para llevarlos por primera vez. Me gustaba convivir con su admiraci\u00f3n y su gusto por esa experiencia. Ahora ya no tanto. Me da miedo llevar a alguien que m\u00e1s tarde har\u00e1 algo de lo que me arrepienta.<\/p>\n

Ahora es frecuente que al caminar en la monta\u00f1a, y me encuentre con un desconocido, y baje la mirada. \n <\/p>\n<\/div>\n

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