{"id":11439,"date":"2001-01-15T00:00:00","date_gmt":"2001-01-15T00:00:00","guid":{"rendered":"http:\/\/montanismo.org\/revista\/?p=11439"},"modified":"2012-02-07T00:43:36","modified_gmt":"2012-02-07T06:43:36","slug":"alpamayo-2","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/montanismo.org\/2001\/alpamayo-2\/","title":{"rendered":"Alpamayo"},"content":{"rendered":"

El nevado Alpamayo \u2014de 5,957 metros\u2014 presenta una forma est\u00e9ticamente perfecta y arm\u00f3nica que ofrece al mismo tiempo grandes dificultades. Es una cumbre grande, aislada, no superada por ning\u00fan otro pico circundante. Responde a la consideraci\u00f3n seg\u00fan la cual la monta\u00f1a m\u00e1s bella tiene que ser, sobre todo, una monta\u00f1a grande, adem\u00e1s de poseer formas completamente regulares.<\/p>\n

UBICACI\u00d3N<\/b><\/p>\n

Esta monta\u00f1a se localiza dentro del grupo septentrional de la Cordillera Blanca en los Andes y pertenece al departamento de Ancash (Per\u00fa). Su nombre proviene de Allpa-Mayu, que puede interpretarse como Monte de Tierra.<\/p>\n

ANTECEDENTES<\/b><\/p>\n

En 1957, una expedici\u00f3n alemana conquist\u00f3 la cima principal por la cresta sur. En 1966 fue conquistada la cresta norte por ingleses y a partir de entonces se ha visto atacada por todas sus aristas y caras.<\/p>\n

Con un a\u00f1o de anticipaci\u00f3n comenzamos a prepararnos no ser\u00eda f\u00e1cil. Recorrimos las v\u00edas m\u00e1s dif\u00edciles de nuestras monta\u00f1as nevadas; corr\u00edamos por las ma\u00f1anas e \u00edbamos al gimnasio por la tarde. El equipo con que cont\u00e1bamos era suficiente y de buena calidad, lo que nos animaba y daba confianza en poder alcanzar la cumbre.<\/p>\n

El 19 de mayo por la madrugada, un grupo formado por siete personas (Jos\u00e9 Valencia, Mauricio L\u00f3pez, Alberto Balanc\u00e1n, Carlos Gonz\u00e1lez, Eusebio Hern\u00e1ndez, el doctor Reynaldo T\u00e9llez y Enrique Miranda) partimos del aeropuerto de la Ciudad de M\u00e9xico rumbo a la capital del Per\u00fa. Llegamos al amanecer e inmediatamente informamos de nuestras actividades a la embajada de M\u00e9xico y a los organismos oficiales del andinismo en ese pa\u00eds.<\/p>\n

Al d\u00eda siguiente, muy temprano, partimos por tierra a la ciudad de los blancos nevados: Huaraz, ubicada a 3,080 metros. Su fisonom\u00eda es la de una ciudad moderna y de aquella de calles estrechas y grandes casonas de adobe y teja, pr\u00e1cticamente no existe nada, ya que el sismo de 1970 la destruy\u00f3 completamente, pero su belleza natural, con sus majestuosos nevados, elevados picachos, verdes praderas e inmensos bosques de eucalipto, hacen de ella una hermosa ciudad.<\/p>\n

Ya instalados en Huaraz, en dos d\u00edas compramos los utensilios y v\u00edveres faltantes. Nuestra alimentaci\u00f3n para la monta\u00f1a consist\u00eda en raciones integrales preparadas al vac\u00edo que adquirimos en los EUA. Optamos por hacer el acercamiento por el norte de la monta\u00f1a, lo que implicaba que deber\u00edamos viajar doce horas en veh\u00edculo hasta la laguna Safuna, \u00faltimo punto de acceso por carretera.<\/p>\n

En la ma\u00f1ana del cuarto d\u00eda, salimos hacia la base de la monta\u00f1a. El viaje fue largo y cansado, pero no pudimos llegar hasta la Laguna debido al mal estado de la carretera, as\u00ed que nos quedamos en una rancher\u00eda llamada Palo Seco. Ah\u00ed permanecimos hasta que logramos contratar animales de carga.<\/p>\n

El 26 de mayo partimos hacia la base de la monta\u00f1a con 300 kilos de equipo y alimentos en seis animales de carga. Don Clemente Bed\u00f3n nos gui\u00f3 durante diez horas hasta Laguna Pukagocha, donde instalar\u00edamos nuestro campamento base. A las doce del d\u00eda siguiente llegamos al refugio de Laguna Pukagocha, en donde despedimos al arriero y acordamos que regresara trece d\u00edas despu\u00e9s. Durante el resto del d\u00eda acomodamos parte de nuestro equipo y acordamos que saldr\u00edan por la ma\u00f1ana Eusebio y Alberto a reconocer el terreno y a instalar el Campamento Uno con ayuda de Carlos y Jos\u00e9, en tanto nosotros organiz\u00e1bamos todo el material.<\/p>\n

Por la tarde del d\u00eda siguiente, regresaron Carlos y Jos\u00e9 con la noticia de que el campamento estaba situado al pie del glaciar Kitaracsa. Al otro d\u00eda saldr\u00edan a reconocer el glaciar y fijar cables en la pared que conduce al collado noreste. Subimos m\u00e1s equipo y alimentos al Campamento Uno. Ese d\u00eda no bajaron Alberto y Eusebio -cre\u00edamos que algo les hab\u00eda sucedido-, as\u00ed que salimos por la ma\u00f1ana para reconocer el estado de nuestros compa\u00f1eros. Escal\u00e1bamos , sub\u00edamos, cruz\u00e1bamos, descend\u00edamos y casi no avanz\u00e1bamos; el glaciar era muy quebrado. Como a las 11 vimos dos puntitos que se mueven en la parte superior: eran nuestros compa\u00f1eros. Hab\u00edan tenido que vivaquear.<\/p>\n

Los ve\u00edamos bajar cuando Eusebio, que iba adelante, cay\u00f3 dentro de una grieta. Nos gritaba: “\u00a1Ap\u00farense, tengo una pierna rota!” Lo ayudamos a salir y vimos que ten\u00eda la pierna izquierda muy hinchada. No pod\u00eda caminar y bajarlo resultaba muy peligroso por lo quebrado del glaciar. La \u00fanica soluci\u00f3n era montar un campamento para que all\u00ed recibiera el auxilio y nos diera tiempo de organizar el rescate. Me qued\u00e9 con Eusebio mientras los dem\u00e1s bajaban por una tienda y v\u00edveres. Sentado sobre la tapa de mi mochila y con un anorak me pas\u00e9 la noche junto a mi compa\u00f1ero, que se quejaba constantemente de fuertes dolores; platicamos, cantamos e hicimos todo lo posible por olvidar aunque fuera por un momento nuestra situaci\u00f3n.<\/p>\n

Al mediod\u00eda llegaron nuestros compa\u00f1eros y baj\u00e9 de inmediato hasta el campamento base, no sin antes acordar la forma de trasladarlo. Ya todos arriba, nos dispusimos a bajarlo. Fijando a nuestro compa\u00f1ero a dos armazones de mochila, lo bajamos poco a poco. Al d\u00eda siguiente, con el camino ya conocido, salimos rumbo al collado llevando una tienda y v\u00edveres para tres d\u00edas; s\u00f3lo se quedan Eusebio y el doctor en el Campamento Uno. Ese d\u00eda cruzamos todo el glaciar siguiendo el camino que Alberto ya conoce. Subimos un poco y en una oquedad instalamos el vivac en la base de la pared.<\/p>\n

Por la ma\u00f1ana comenzamos a subir por los cables puestos unos d\u00edas antes. Todo el d\u00eda nos lleva subir los 300 metros que presenta un canal\u00f3n en su parte media, por donde est\u00e1n cayendo constantemente piedras y grandes trozos de hielo que se desprenden de la parte superior. Algunos cables que hab\u00edan sido fijados, los encontramos hechos pedazos. En su parte final, la pared se vuelve totalmente vertical y peligrosa, ya que hab\u00eda piedras flojas con una nieve pastosa que hac\u00eda el avance muy dif\u00edcil.<\/p>\n

A las cuatro de la tarde llegamos a la parte final de la pared donde instalamos cables para ser usados en el descenso. De inmediato levantamos nuestra tienda en la base de la arista noreste y acomodamos nuestro equipo para la parte final.: una arista muy inclinada (entre 50 y 60 grados) de 600 metros de largo que nos conducir\u00eda directamente a la cumbre. En la noche hizo mucho fr\u00edo, el tiempo era \u00f3ptimo, todo estaba listo.<\/p>\n

Nos levantamos en la madrugada y de inmediato nos equipamos, tarea que nos llev\u00f3 dos horas. A las siete de la ma\u00f1ana iniciamos nuestro ascenso por la arista, con una pared de hielo vertical de quince metros. Comenz\u00e1bamos a ascender cuando encontramos un puente de hielo, que superamos haciendo alardes de equilibrio. Este tramo no siempre se encuentra accesible por lo que hay que hacer una traves\u00eda hacia la izquierda y escalar un tramo de roca de unos 80 metros.<\/p>\n

Escalamos y escalamos. La arista parec\u00eda infinita. Muy arriba, hicimos una traves\u00eda a la izquierda para remontar a la antecumbre; \u00e9se fue el tramo m\u00e1s dif\u00edcil, pues es completamente vertical y la nieve no se encuentra apta para la escalada con cierta seguridad. A las doce del d\u00eda llegamos a una pendiente suave donde ya no us\u00e1bamos el martillo-piolet y en media hora m\u00e1s llegamos a lo m\u00e1s alto de la monta\u00f1a. Cuatro personas form\u00e1bamos el grupo: Alberto, Jos\u00e9, Carlos y yo. Era el 5 de junio de 1981 y nuestro reloj marcaba las 12:30. Nos abrazamos, tomamos fotos, dejamos nuestro bander\u00edn y de inmediato nos dispusimos a bajar por ese espectacular abismo , deb\u00edamos bajar r\u00e1pido para que la oscuridad de la noche no nos sorprendiera en plena arista.<\/p>\n

Bajamos como ante subimos: interminablemente. A las ocho de la noche nos encontr\u00e1bamos saliendo de la arista. El cansancio se notaba en nosotros. Hab\u00eda sido dif\u00edcil, pero lo hab\u00edamos conseguido: triunfar en la monta\u00f1a mas bella del mundo: el Alpamayo, por su vertical arista noreste.<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"

Nuestra aventura comenzó cuando pensábamos en una expedición de la Universidad a la Cordillera Blanca del Perú; en ella hay más de 35 picos de altura superior a los seis mil metros y sus cumbres se encuentran entre las más bellas del mundo. Nuestro objetivo sería escalar “la montaña más bella de la Tierra”.<\/div>\n

<\/a><\/p>\n","protected":false},"author":1050,"featured_media":0,"comment_status":"open","ping_status":"closed","sticky":false,"template":"","format":"standard","meta":{"jetpack_post_was_ever_published":false,"_jetpack_newsletter_access":""},"categories":[1015],"tags":[],"jetpack_featured_media_url":"","jetpack_shortlink":"https:\/\/wp.me\/p51GhY-2Yv","_links":{"self":[{"href":"https:\/\/montanismo.org\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/11439"}],"collection":[{"href":"https:\/\/montanismo.org\/wp-json\/wp\/v2\/posts"}],"about":[{"href":"https:\/\/montanismo.org\/wp-json\/wp\/v2\/types\/post"}],"author":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/montanismo.org\/wp-json\/wp\/v2\/users\/1050"}],"replies":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/montanismo.org\/wp-json\/wp\/v2\/comments?post=11439"}],"version-history":[{"count":3,"href":"https:\/\/montanismo.org\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/11439\/revisions"}],"predecessor-version":[{"id":15808,"href":"https:\/\/montanismo.org\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/11439\/revisions\/15808"}],"wp:attachment":[{"href":"https:\/\/montanismo.org\/wp-json\/wp\/v2\/media?parent=11439"}],"wp:term":[{"taxonomy":"category","embeddable":true,"href":"https:\/\/montanismo.org\/wp-json\/wp\/v2\/categories?post=11439"},{"taxonomy":"post_tag","embeddable":true,"href":"https:\/\/montanismo.org\/wp-json\/wp\/v2\/tags?post=11439"}],"curies":[{"name":"wp","href":"https:\/\/api.w.org\/{rel}","templated":true}]}}