{"id":11355,"date":"1998-12-25T00:00:00","date_gmt":"1998-12-25T00:00:00","guid":{"rendered":"http:\/\/montanismo.org\/revista\/?p=11355"},"modified":"2012-12-10T18:32:38","modified_gmt":"2012-12-11T00:32:38","slug":"aportaciones_del_montanismo_a_la_ciencia","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/montanismo.org\/1998\/aportaciones_del_montanismo_a_la_ciencia\/","title":{"rendered":"Aportaciones del monta\u00f1ismo a la ciencia"},"content":{"rendered":"
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Subir una monta\u00f1a nevada, trepar por una pared vertical o meterse a una cueva profunda puede ser considerado por la mayor\u00eda de la gente como una especie de locura. ¿Para qu\u00e9 sufrir una tormenta y pasar fr\u00edo, llevar el peso agotador de una mochila, correr el riesgo de perderse o caer? Es in\u00fatil buscar una respuesta que satisfaga a todos, as\u00ed que me reduzco a la pregunta m\u00e1s importante: ¿para qu\u00e9 sirve todo ello? Una respuesta inmediata ser\u00eda que el monta\u00f1ismo cumple una funci\u00f3n tan importante como los dem\u00e1s deportes, pero entonces caer\u00edamos en un subjetivismo donde estar\u00edan presentes y latentes las diferentes apreciaciones y gustos de los lectores. <\/p>\n

Pregunt\u00e9monos mejor qu\u00e9 aportaciones proporciona el monta\u00f1ismo a las personas que lo practican y a la ciencia, para lo cual debemos asomarnos un poco a la historia.<\/p>\n

Los cient\u00edficos del siglo pasado, pioneros como eran, salieron de la ciudad y fueron al campo para obtener los datos en los cuales apoyar\u00edan sus teor\u00edas y escribir\u00edan libros por los que a\u00fan hoy son conocidos. Naturalistas, se llamaban a s\u00ed mismos, y de ellos se puede hacer una lista impresionante, entre ellos Charles Marie de La Condamine (franc\u00e9s), quien fue uno de los ge\u00f3grafos que determinaron la forma de la Tierra; Alexander von Humboldt (alem\u00e1n), otro ge\u00f3grafo notable que recorri\u00f3 los r\u00edos Orinoco y Negro, en Suram\u00e9rica; Charles Darwin (ingl\u00e9s), creador, junto con Alfred Wallace (ingl\u00e9s tambi\u00e9n) de la teor\u00eda de la evoluci\u00f3n; Carl Lumholtz (noruego), quien recorri\u00f3 todo el noroeste y oeste de nuestro pa\u00eds para dejar a los arque\u00f3logos, etn\u00f3logos y antrop\u00f3logos datos sobre culturas que ya no existen.<\/p>\n

Aunque el mundo ha cambiado mucho desde entonces y ahora se puede conocer todo el planeta por mapas y fotograf\u00edas a\u00e9reas, ese trabajo de campo sigue siendo de primera importancia. Tan sencillo como el congreso de espeleolog\u00eda que se llev\u00f3 a cabo en diciembre de 1998 en la ciudad de Tehuac\u00e1n, aportando m\u00e1s datos a la ciencia. Proporcionar\u00e9 aqu\u00ed algunos ejemplos en los cuales el monta\u00f1ismo universitario haya redundado en beneficios o aportaciones para la ciencia.<\/p>\n

Primero<\/b>: En 1983, los cient\u00edficos universitarios se topan ante una palabra que se repite constantemente en el medio deportivo: "espeleolog\u00eda". El Grupo de Espeleolog\u00eda de la UNAM, nacido en 1977, tuvo un avance vertiginoso gracias a las ambiciones personales de un grupo de estudiantes universitarios, con Carlos Lazcano a la cabeza. A partir de entonces, las cavernas mexicanas, exploradas desde muchos a\u00f1os antes por extranjeros, pasan a ser del conocimiento general. En el Instituto de Geograf\u00eda, donde entonces trabajara Lazcano, se preguntan si realmente \u00e9l "hace" ciencia y \u00e9l contesta: "El simple hecho de dar a conocer un lugar es por s\u00ed mismo, ciencia". <\/p>\n

Segundo<\/b>: Fecha: marzo de 1986. Lugar: Valle de Tehuac\u00e1n, estado de Puebla. Nombre de la Expedici\u00f3n: “Expedici\u00f3n de Rescate Arqueol\u00f3gico al Cerro de Santa Ana Teloxtoc, Puebla”. Dos semanas antes de esta expedici\u00f3n cient\u00edfica, el Grupo de Exploraci\u00f3n, al mando de Carlos Rangel, realiza un descubrimiento arqueol\u00f3gico importante. Su notificaci\u00f3n a las autoridades competentes es algo que los mismos especialistas no dejan de admirar, pues la mayor\u00eda procura quedarse con las piezas. Asist\u00edan varios arque\u00f3logos del INAH, uno m\u00e1s del Instituto de Investigaciones Antropol\u00f3gicas de la UNAM, TV-UNAM y varios miembros de la Asociaci\u00f3n de Monta\u00f1ismo y Exploraci\u00f3n de la UNAM. El objetivo era realizar el rescate de las piezas arqueol\u00f3gicas: m\u00e1scaras de madera con incrustaciones de jade, turquesa y concha n\u00e1car, recipientes vegetales con grabados de animales, puntas de flecha y otros objetos. Los investigadores del INAH declararon que se trataba del hallazgo arqueol\u00f3gico de piezas de madera (un material de dif\u00edcil conservaci\u00f3n en piezas arqueol\u00f3gicas) m\u00e1s importante en la historia de M\u00e9xico, pues ten\u00edan alrededor de mil a\u00f1os de antigüedad. Sin embargo, los especialistas no pod\u00edan llegar al lugar donde se hallaban las piezas, pues se necesitaba de una t\u00e9cnica especializada que proporcionaron los monta\u00f1istas universitarios. A la par del rescate arqueol\u00f3gico, los camar\u00f3grafos de TV-UNAM realizaron el documental de la expedici\u00f3n.<\/p>\n

Tercero<\/b>: Fecha: enero a junio de 1989. Lugar: Pen\u00ednsula de Baja California. Nombre de la expedici\u00f3n: “Caminata por las Californias”. En un recorrido a pie por toda la pen\u00ednsula, que comenz\u00f3 en Cabo San Lucas y concluy\u00f3 en la misi\u00f3n de San Diego, California, dos exploradores universitarios (Carlos Rangel y Carlos Lazcano) realizaban por vez primera la uni\u00f3n de las rutas por las que los primeros exploradores jesuitas y espa\u00f1oles hab\u00edan recorrido y colonizado “la California” de entonces. Aquellos exploradores le llamaron “primeras entradas” como un muy justo t\u00edtulo a sus exploraciones, pues eran los primeros europeos o representantes de la civilizaci\u00f3n occidental que caminaban en la pen\u00ednsula. El itinerario preciso de la expedici\u00f3n hab\u00eda sido trazado siguiendo los estudios concienzudos de diferentes historiadores especializados. Sin embargo, la ruta fue modificada en la marcha porque los diarios de aquellos exploradores no coincid\u00edan con los lugares reales. De esta manera, tras m\u00e1s de dos mil kil\u00f3metros de andar las sierras, las costas y los desiertos de Baja California, los exploradores ten\u00edan datos de primera importancia y de primera mano que proporcionar a los estudiosos del tema.<\/p>\n

Cuarto<\/b>: Fecha: 11 de julio de 1991; lugar: labio inferior del volc\u00e1n Popocat\u00e9petl. Nombre de la expedici\u00f3n: “Expedici\u00f3n Cient\u00edfica M\u00e9xico-Jap\u00f3n al Popocat\u00e9petl. 11 de julio de 1991”. Cuatro cient\u00edficos japoneses, un mexicano y un franc\u00e9s, estaban pendientes de un telescopio monitoreando por computadora al sol para hacer observaciones de su corona. El equipo de monta\u00f1a, el cient\u00edfico, la alimentaci\u00f3n y la aclimataci\u00f3n de los cient\u00edficos japoneses hab\u00eda sido labor de los monta\u00f1istas universitarios, quienes se pasaron subiendo y bajando el volc\u00e1n durante doce d\u00edas con una moral muy especial.<\/p>\n

Todos los d\u00edas llovi\u00f3, nev\u00f3 o graniz\u00f3 y un par de noches el cielo se despej\u00f3 por unos momentos para dejar ver las estrellas. D\u00eda a d\u00eda, las esperanzas de que los cient\u00edficos pudieran hacer sus observaciones y mediciones eran cada vez m\u00e1s escasas, pero los universitarios segu\u00edan subiendo equipo a pesar de las tormentas y del cansancio. El 10 de julio por la noche cay\u00f3 una fuerte tormenta que cubri\u00f3 las tiendas de campa\u00f1a instaladas en uno de los labios del cr\u00e1ter del volc\u00e1n. Finalmente, el 11 de julio, el cielo amaneci\u00f3 despejado y se pudo hacer el experimento. Hasta ah\u00ed todo hab\u00eda salido a la perfecci\u00f3n. S\u00f3lo faltaba bajar todo el delicado equipo cient\u00edfico hasta el albergue de Tlamacas. ¿Milagro? Al menos eso fue lo que gritaban los japoneses.<\/p>\n

El monta\u00f1ismo se ha convertido en una herramienta de campo muy valiosa; tal como lo menciona Nansen en su bit\u00e1cora de la exploraci\u00f3n al Polo Norte en 1894, "Sea como fuere, all\u00ed se puede ganar m\u00e1s que aqu\u00ed." As\u00ed, el monta\u00f1ista universitario tiene una noci\u00f3n diferente del deporte, pues adem\u00e1s de practicarlo como una actividad f\u00edsica en toda forma, sabe que es una herramienta de campo para que las diferentes disciplinas cient\u00edficas obtengan datos que les sean \u00fatiles. En una palabra, sabe que el deporte le ayuda a comprender un poco m\u00e1s el mundo y, en cierta medida, lo reconcilia con todos los conocimientos cient\u00edficos que aprende en las aulas y bibliotecas universitarias. El monta\u00f1ismo universitario est\u00e1 recuperando la tradici\u00f3n de los cient\u00edficos como exploradores. <\/p>\n

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El montañismo no sólo ha producido resultados deportivos, sino que también, y ampliamente, ha tenido un fuerte vínculo con la ciencia. ¿Qué es lo que un montañista y su deporte “sin sentido” puede aportar?<\/div>\n

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