CAP\u00cdTULO I EL EQUIPO<\/strong><\/p>\nCuando el Comit\u00e9 del Khili\u2014Khili me pidi\u00f3 que dirigiera la expedici\u00f3n que iba a intentar el asalto a esta cima, fui extremadamente sensible al honor que se me hac\u00eda. En efecto: una cosa es escalar el Mont Blanc por la carretera del Grepon y otra, como dec\u00eda un d\u00eda Totter, es hacer la ascensi\u00f3n del Khili\u2014Khili. Vacil\u00e9 en aceptar una tan pesada responsabilidad, y s\u00f3lo ante la insistencia del Comit\u00e9, y especialmente de su presidente, Sir Hugeley Havering, llegu\u00e9 a decidirme.<\/p>\n
Quisiera, ante todo, expresar mi reconocimiento por la admirable abnegaci\u00f3n y discernimiento de que ha dado pruebas en su tarea el Comit\u00e9 del Khili\u2014Khili, y particularmente su presidente. Si yo debiera volver a empezar, escoger\u00eda a estos mismos compa\u00f1eros que me han sostenido en todas circunstancias con tanto entusiasmo y abnegaci\u00f3n. Creo poder afirmar que jam\u00e1s un jefe de expedici\u00f3n fue mejor secundado.<\/p>\n
Debemos nuestro \u00e9xito a dos factores: ante todo, a un magn\u00edfico trabajo de equipo, y luego, a los meritorios esfuerzos de los porteadores, sin los cuales la expedici\u00f3n hubiera fracasado.<\/p>\n
Al asistir al Comit\u00e9 en su tarea de seleccionar el equipo, he seguido un principio que me ha servido m\u00e1s de una vez: que cada cosa sea \u00fatil a dos fines. Cada miembros de la expedici\u00f3n seleccionada se vio confiar tal tarea bien especializada; cada uno ten\u00eda, adem\u00e1s, una calidad particular que hac\u00eda de \u00e9l un gu\u00eda o un compa\u00f1ero precioso.<\/p>\n
Ya se ver\u00e1, al leer el relato de la expedici\u00f3n, cu\u00e1n fructuosa se revel\u00f3 esta pol\u00edtica.<\/p>\n
He aqu\u00ed cu\u00e1les eran los diferentes miembros del equipo:<\/p>\n
Tom Burley<\/strong>, comandante de Intendencia. Encargado de la intendencia. Bien conocido por sus haza\u00f1as casi legendarias en diversos macizos monta\u00f1osos y que deb\u00eda ser el pilar de nuestro equipo. Un habituado a las alturas. Interrumpi\u00f3 sus vacaciones en los Alpes para unirse a nosotros.<\/p>\nChristopher Wish<\/strong>, el sabio de la expedici\u00f3n. Excelente escalador. El hombre \u201cm\u00e1s alto\u201d de la expedici\u00f3n. Acababa de regresar de los Andes.<\/p>\nDonald Shute<\/strong>, nuestro fot\u00f3grafo. Un especialista del hielo. Un acostumbrado a las alturas tambi\u00e9n. Hab\u00eda regresado recientemente de las Rocosas.<\/p>\nHumprey Jungle<\/strong>, especialista de radio, deb\u00eda servirnos de gu\u00eda. No tem\u00eda a las alturas. Llamado del C\u00e1ucaso, donde se encontraba, para participar en la expedici\u00f3n.<\/p>\nLancelot Constant<\/strong>, diplom\u00e1tico y ling\u00fcista. Encargado de los porteadores. Elegido especialmente por su mundo y su sentido de la camarader\u00eda. Acostumbrado a las situaciones elevadas. Regresado del Atlas.<\/p>\nRidley Prone<\/strong>, el m\u00e9dico de la expedici\u00f3n, y nuestro especialista para las cuestiones de respiraci\u00f3n artificial. Un escalador distinguido. Reci\u00e9n vuelto del Himalaya.<\/p>\n<\/div>\n<\/div>\n<\/p>\n
CAP\u00cdTULO II Nuestro Plan<\/strong><\/div>\nDespu\u00e9s de tres meses de febriles preparativos, nos reunimos en Londres la v\u00edspera de la partida para examinar juntos por \u00faltima vez nuestro plan. S\u00f3lo Jungle, que deb\u00eda instruirnos acerca del empleo de material de radio y de sus m\u00e9todos personales de navegaci\u00f3n en monta\u00f1a, estaba ausente de la reuni\u00f3n. Telefone\u00f3 para anunciar que se hab\u00eda equivocado de autob\u00fas y que no sab\u00eda muy bien d\u00f3nde se encontraba, pero que acababa de ver la Estrella Polar y esperaba reunirse con nosotros en seguida. Burley, aunque no estuviese en lo mejor de su forma \u2014me confi\u00f3 m\u00e1s tarde que la vida en Londres le fatigaba\u2014, nos dio explicaciones detalladas sobre la forma en que ser\u00eda organizado el transporte. El objeto de la expedici\u00f3n era llevar dos hombres a la cima del Khili\u2014Khili. Esto necesitaba del establecimiento de un campamento a trece mil metros, con quince d\u00edas de v\u00edveres para dos, a fin de que, caso de condiciones meteorol\u00f3gicas desfavorables, los dos miembros de la expedici\u00f3n pudiesen esperar confortablemente una mejora. EL equipo de este campamento deber\u00eda ser transportado desde el t\u00e9rmino del ferrocarril, en Chaikhosi, lo que representaba una distancia de ochocientos kil\u00f3metros. Ser\u00edan precisos para esto cinco porteadores. Dos porteadores ser\u00edan necesarios para transportar el abastecimiento de sus cinco compa\u00f1eros, y un tercero se encargar\u00eda del abastecimiento de estos dos. Los v\u00edveres de que tuviera necesidad este \u00faltimo ser\u00edan llevados por un muchacho, que transportar\u00eda adem\u00e1s su propio abastecimiento. El campamento precedente ser\u00eda instalado a doce mil setecientos metros, con otros quince d\u00edas de v\u00edveres, lo que exig\u00eda tambi\u00e9n ocho porteadores y un muchacho. En total, para transportar las tiendas del equipo, los v\u00edveres, el material de radio, los instrumentos de observaci\u00f3n cient\u00edficos y el material de fotograf\u00eda adem\u00e1s de nuestros efectos personales, har\u00edan falta tres mil porteadores y trescientos setenta y cinco muchachos. En este preciso momento de la exposici\u00f3n, el tel\u00e9fono son\u00f3. Era Jungle, que aprecia estar muy contento. Nos dijo que ya sab\u00eda donde se encontraba: en Cockfosters. Le felicitamos y le dijimos que esper\u00e1bamos tenerle entre nosotros muy pronto. Se felicito a Burley por la forma tan magistral con que hab\u00eda resuelto el problema del transporte. Wish, sin embargo, declar\u00f3 que, en su opini\u00f3n, el peso previsto para el material cient\u00edfico era escandalosamente d\u00e9bil. Quer\u00eda llevar especialmente una pala de hielo mec\u00e1nica y un martillo neum\u00e1tico de ge\u00f3logo que pesaba tres toneladas, pero no fue autorizado a llevar ninguno de estos dos elementos indispensables. Burley se mostr\u00f3 muy firme. Le hizo observar que desembarazarse del hielo con la pala sobre el Khili\u2014Khili y sobre le Mont Blanc eran dos operaciones muy diferentes, y que la rarificaci\u00f3n de la atm\u00f3sfera har\u00eda, sin duda, imposible el empleo del martillo neum\u00e1tico. Wish estall\u00f3 en sollozos y amenaz\u00f3 con que se ir\u00eda a su casa, puesto que no se le apreciaba. Constant, con el tacto que le caracteriza, afirm\u00f3 que seguramente Burley no hab\u00eda querido disminuir la importancia del papel de Wish en la expedici\u00f3n, sino que hab\u00eda querido decir que el material cient\u00edfico no ten\u00eda nada que hacer en una expedici\u00f3n que tenia por objeto llevar dos hombres a la cima del Khili\u2014Khili. Esta observaci\u00f3n provoc\u00f3 una intervenci\u00f3n de Shute: \u00e9ste lamentaba infinitamente, declar\u00f3, ver el material cient\u00edfico tratado como un pariente pobre; uno de los puntos mas importantes de nuestros trabajos consistir\u00eda en estudiar los efectos de rarificaci\u00f3n de la atm\u00f3sfera sobre la televisi\u00f3n de colores a tres dimensiones. Prone, que sufr\u00eda un violento romadizo, murmur\u00f3 algo que nadie comprendi\u00f3 muy bien acerca \u201cdel imbortante baterial b\u00e9dico\u201d. Sensible, como debe ser un buen jefe, a tales matices, percib\u00ed en seguida una sorda hostilidad entre mis compa\u00f1eros, y les record\u00e9 simplemente las palabras de Totter: \u201cUn equipo de sonido podr\u00eda lograr la ascensi\u00f3n del Mont Blanc; nunca la del Khili\u2014Khili.\u201d Esta observaci\u00f3n apaciguadora surti\u00f3 el efecto deseado, apoyada, quiz\u00e1, tambi\u00e9n por el hecho de que Burley, abrumado por la fatiga, se hab\u00eda dormido. Wish que deb\u00eda compartir una tienda con \u00e9l, se mostr\u00f3 desagradablemente sorprendido al descubrir que Burley roncaba pesadamente; pero Shute le consol\u00f3 record\u00e1ndole que, en raz\u00f3n de la atenuaci\u00f3n de las ondas sonoras en atm\u00f3sfera rarificada, los ronquidos ser\u00edan menos molestos a elevadas alturas. Wish esbozo entonces las grandes l\u00edneas de nuestro programa cient\u00edfico. Adem\u00e1s de los estudios sobre la fosiferaci\u00f3n hipogr\u00e1fica y topnol\u00f3gica de la regi\u00f3n, esperaba recoger elementos nuevos de informaci\u00f3n sobre el efecto de distratificaci\u00f3n biocr\u00f3nica de las pend\u00edculas geneosf\u00e9ricas sobre la ex\u00e9gesis de las transversiones de Warthon. Esperaba igualmente recoger una pareja de todas las especies vivas que encontrara en la monta\u00f1a, a fin de estudiar la posibilidad de producir una raza de monta\u00f1eros capaces de llevar una vida normal a altas altitudes.<\/div>\n
<\/p>\n
Jungle telefone\u00f3 de nuevo. No estaba en Cockfosters, explic\u00f3, sino en Richmond. Hab\u00eda visto \u201cCockfosters\u201d, pero es que el autob\u00fas iba a Cockfosters. Este error el hab\u00eda conducido a seguir una equivocada direcci\u00f3n, pero esperaba llegar de un momento a otro. Shute nos describi\u00f3 entonces el material fotogr\u00e1fico, lo esencial del cual estaba constituido por una c\u00e1mara para film en colores y a tres dimensiones. Esperaba poder filmar as\u00ed la historia de la expedici\u00f3n bajo todos sus aspectos. La Compa\u00f1\u00eda que hab\u00eda provisto el aparato a\u00f1adir\u00eda los elementos de una intriga sentimental y algunas secuencias de accidentes. Con esto y la introducci\u00f3n de una canci\u00f3n patri\u00f3tica y la reducci\u00f3n al m\u00ednimo de las vistas de la monta\u00f1a propiamente dichas, se obtendr\u00eda un film que ser\u00eda difundido en el mundo entero como una epopeya del hero\u00edsmo brit\u00e1nico. En caso de que la expedici\u00f3n tuviera \u00e9xito, los dos miembros de la misma que hubieran alcanzado la cima, bajo condici\u00f3n de que fuesen fotog\u00e9nicos y que tuviesen menos de sesenta a\u00f1os, se ver\u00edan obligados a suscribir un contrato de cine para el film titulado
Tarz\u00e1n y los abominables hombres de las nieves<\/em>. En aquel momento nos trajeron un telegrama que declaraba: \u201cBarking Creek a la vista diecinueve horas treinta. Rumbo Oeste\u2014Norte\u2014Oeste. Llegada pronta. Tiempo fr\u00eda, pero bello \u2014Jungle\u201d. El telegrama ven\u00eda de Hounslow. Barley se despert\u00f3 de un bostezo formidable, y declar\u00f3 que era irrazonable embarazar a una expedici\u00f3n himalayense que ten\u00eda por fin llevar dos hombres a la cima del Khili\u2014Khili, con todo un revoltijo de material cient\u00edfico. Seg\u00fan \u00e9l, un sabio en una expedici\u00f3n era a\u00fan m\u00e1s estorbo que los instrumentos que llevaba, lo que no era poco decir. Nos cont\u00f3 la aventura de su amigo Groag, que compart\u00eda una tienda con un sabio cuando la expedici\u00f3n de 1923 al Thara\u2014Tatah. Como todos los sabios, \u00e9ste era muy distra\u00eddo. Un d\u00eda prepar\u00f3, por descuido, el t\u00e9 utilizando, en lugar de agua, una soluci\u00f3n de sulfato e cobre. Durante quince d\u00edas Groag y \u00e9l se quedaron azules y ciegos a los colores, incapaces particularmente de distinguir el azul del blanco. Este mismo sabio cay\u00f3 por un campo de nieve, pues hab\u00eda tomado el cielo azul por la prolongaci\u00f3n del tapiz de la nieve. No fue salvado, tras de muchos esfuerzos, m\u00e1s que gracias a la abnegaci\u00f3n de Burley, que hab\u00eda tenido la mala suerte de estar ligado a \u00e9l por una cuerda. Burley afirm\u00f3 que cualquier otro hubiera abandonado a este triste compa\u00f1ero a su suerte. Wish replic\u00f3 que no cre\u00eda una sola palabra de esa historia. El mismo hab\u00eda bebido litros de t\u00e9 al sulfato de cobre, sin sufrir la menor alteraci\u00f3n. El azulamiento era debido a la cardios\u00edntesis del flujo sangu\u00edneo provocado por la rarificaci\u00f3n de la atm\u00f3sfera. Y negaba eso de que todos los sabios sean distra\u00eddos. En aquel momento llamaron a la puerta. Era un sargento de la comisar\u00eda del barrio. Un polic\u00eda de Lewisham hab\u00eda visto a un extranjero que rondaba por la proximidad de la f\u00e1brica de gas. Se le hab\u00eda encontrado en posesi\u00f3n de mapas y de instrumentos de navegaci\u00f3n, y hab\u00eda sido detenido como esp\u00eda. Hab\u00eda declarado llamarse Forest y dado esta direcci\u00f3n como referencia. Tranquilizamos al sargento y le rogamos que transmitiera a Jungle un mensaje diciendo que lo esper\u00e1bamos incesantemente. Constant nos habl\u00f3 del Yoguist\u00e1n, el pa\u00eds que tendr\u00edamos que atravesar antes de llegar al pie de las monta\u00f1as. Los ind\u00edgenas \u2014dijo\u2014 eran gente vigorosa, de car\u00e1cter independiente; ten\u00edan un natural amable y una imperturbable dignidad, que no exclu\u00eda grandes disposiciones para la alegr\u00eda. Su dialecto, que \u00e9l hab\u00eda estudiado especialmente, era una rama de la lengua aneroido\u2014megal\u00edtica. Este dialecto no comprend\u00eda verbos, y se pronunciaba enteramente con el est\u00f3mago. Prone arguy\u00f3 que esto era absurdo; si esa gente hablaba con el est\u00f3mago, deber\u00edan sufrir una gastritis permanente. Constant repiti\u00f3 que \u00e9sta era, en efecto, la enfermedad nacional, puesto que era hipod\u00e9rmica en el noventa y cinco por ciento de la poblaci\u00f3n. Prone dijo entonces que, si esto era exacto, no ve\u00eda c\u00f3mo pod\u00edan ser alegres. Constant replic\u00f3 que esto se deb\u00eda a su fuerza de car\u00e1cter. A\u00f1adi\u00f3 que no estaba acostumbrado a ver su palabra puesta en duda, y que si Prone persist\u00eda en esta actitud poco comprensiva, \u00e9l, Constant, se ver\u00eda obligado a dirigirle un ultim\u00e1tum. Prone nos habl\u00f3 seguidamente del problema de mantener la buena forma f\u00edsica que era indispensable para nuestros logros. Nos rog\u00f3 que sigui\u00e9ramos al pie de la letra los consejos que hab\u00eda elaborado a este respecto para nosotros, y nos dio a cada uno unas cuantas cuartillas mecanografiadas en peque\u00f1os caracteres. Nos afirm\u00f3 que, si segu\u00edamos sus consejos, pod\u00eda garantizarnos que estar\u00edamos al abrigo de la enfermedad. En este momento de su discurso se vio interrumpido por un violento ataque de tos, y hubo que palmearle la espalda. Fue Constant quien le administr\u00f3 grandes palmadas, que me parecieron ser ejecutadas con m\u00e1s vigor, quiz\u00e1, del que fuera necesario. Fuera como fuese, Prone le devolvi\u00f3 las palmadas, y esto hubiera podido ser el principio de un molesto incidente si Prone no hubiera sufrido justamente un ataque de estornudos que le puso en total imposibilidad de defenderse. Yo aprovech\u00e9 para agradecerles a todos su colaboraci\u00f3n; yo ten\u00eda la firme convicci\u00f3n \u2014declar\u00e9\u2014 de que estas peque\u00f1as divergencias de opini\u00f3n que pod\u00edan manifestarse entre nosotros no eran m\u00e1s que la prueba de la loable franqueza que debiera presidir nuestras relaciones, y que esperaba, desde luego, que formar\u00edamos un equipo unido y perfectamente a la altura de su tarea. Les record\u00e9 las palabras de Totter: \u201cEn una expedici\u00f3n de este g\u00e9nero, los deseos del individuo deben ser subordinados a la causa com\u00fan.\u201d Constant dijo \u201cam\u00e9n\u201d, y sobre esta nota solemne, despertamos a Burley, que se hab\u00eda dormido de nuevo, y echamos la \u00faltima mano a nuestros preparativos para la partida al d\u00eda siguiente.<\/p>\n* * *<\/strong><\/div>\nAl d\u00eda siguiente embarcamos en Tilbury. En el momento en que yo sub\u00eda a bordo, me dieron dos telegramas. El uno dec\u00eda: \u201cMis mejores deseos. Recuerden que no es el Mont Blanc\u2014 Totter\u201d. Y el otro: \u201cAver\u00eda en Aberowmsopanfach. Me reunir\u00e9 vosotros por avi\u00f3n. Enviad cien libras. \u2014Jungle\u201d<\/p>\n<\/div>\n
<\/p>\n
De entre todos ellos destacaba el cocinero, un tal Pong. De estos tres mil b\u00e1rbaros. Pong era, sin duda, el que ten\u00eda peor aspecto. Ten\u00eda el rostro extra\u00f1amente aplastado, como si se lo hubieran planchado. Su alma parec\u00eda haber sufrido el mismo proceso de aplastamiento. Su cocina reflejaba fielmente su car\u00e1cter. Los platos m\u00e1s suculentos, extra\u00eddos de cajas de conservas, se convert\u00edan en sus manos en una especie de repugnante pasta de un marr\u00f3n oscuro que hab\u00eda que comer con una cuchara s\u00f3lida y que conten\u00eda los grumos m\u00e1s desagradables. El hecho de que hayamos sobrevivido a sus servicios constituye un verdadero triunfo del esp\u00edritu sobre la materia, pues todos sufrimos abominables indigestiones. Todos nuestros esfuerzos para apartarle de la cocina resultaron vanos. A la menor alusi\u00f3n que pudiera darle que pensar que no est\u00e1bamos contentos de sus repugnantes servicios, entraba en una especie de frenes\u00ed y nos amenazaba con sus cuchillos. El
bang<\/em> no pod\u00eda o no quer\u00eda hacer nada. Quiz\u00e1 ten\u00edan leyes sindicales muy estrictas; fuera lo que fuese, tuvimos que acostumbramos a Pong. Y en nuestro ardor por atacar el Khili-Khili, entraba en gran parte el deseo, que pronto se convirti\u00f3 en obsesi\u00f3n, de escapar a nuestro demon\u00edaco cocinero. Mientras march\u00e1bamos, yo me complac\u00eda en enso\u00f1aciones en las que Burley y yo, en nuestra tienda, nos cocin\u00e1bamos deliciosas comidas, mientras que abajo, en el campamento de base, Pong se retorc\u00eda de despecho. Atravesamos numerosos poblados, cuyos habitantes eran invariablemente desagradables y poco amables, salvo cuando Constant trataba de entrar en conversaci\u00f3n, en cuyo caso su actitud se hac\u00eda francamente hostil. Nos explic\u00f3 que no eran ind\u00edgenas t\u00edpicos, sino una clase degenerada de la poblaci\u00f3n que, atra\u00edda por la vida f\u00e1cil mas abajo de los siete mil metros, hab\u00eda terminado por desmoralizarse y por perder las cualidades fundamentales de su raza, a saber: la dignidad y la alegr\u00eda. Yo podr\u00eda hacer notar aqu\u00ed que no encontramos ning\u00fan indicio de vida mas all\u00e1 de los siete mil metros; pero, como dijo Constant, esto era debido al hecho de que nuestro itinerario no segu\u00eda las rutas comerciales. Shute se dedicaba a filmar nuestro avance. Para hacer esto le era preciso partir antes, a fin de tener su c\u00e1mara emplazada en el momento que lleg\u00e1ramos. Este plan, aparentemente sencillo, se revel\u00f3 m\u00e1s dif\u00edcil de poner en pr\u00e1ctica de lo que nuestro amigo hab\u00eda pensado. Las tres primeras veces que prob\u00f3 a hacerlo no consigui\u00f3 reunir todo su material antes de que lo hubi\u00e9semos alcanzado, y fue d\u00e1ndose mucha prisa como consigui\u00f3 reembalarlo todo y alcanzamos antes de la noche. Al d\u00eda siguiente parti\u00f3 mucho antes que nosotros, y no lo volvimos a ver mas que a los dos d\u00edas, por la ma\u00f1ana; lleg\u00f3 al campamento, vacilando sobre sus piernas, en el momento preciso en que nos dispon\u00edamos a partir. Al parecer, hab\u00edamos tomado caminos diferentes. Esto le gan\u00f3 un d\u00eda de retraso, pues juzg\u00f3 necesario recuperar su sue\u00f1o perdido. No nos alcanz\u00f3 hasta la semana siguiente, y volvi\u00f3 a partir en seguida, velando toda la noche para estar seguro esta vez de no fallarnos. Film\u00f3 toda la caravana desfilando ante \u00e9l y aclam\u00e1ndola al paso. Fue una l\u00e1stima que en esta ocasi\u00f3n la c\u00e1mara viera doble, lo que dio una sucesi\u00f3n de im\u00e1genes corridas. Esper\u00e1bamos de un d\u00eda a otro encontramos con Jungle, aunque no hubi\u00e9semos visto ninguna huella de la pista que deb\u00eda trazar para nosotros. Al vig\u00e9simo d\u00eda fuimos abordados por un corredor que nos tra\u00eda el mensaje siguiente: “Capturado por bandidos. Enviad rescate cincuenta millones de bohees. \u2014Jungle. <\/em>” Diez d\u00edas mas tarde, otro corredor nos transmiti\u00f3 el mensaje siguiente: “Repito. Capturado por bandidos. Enviad rescate cincuenta millones de bohees. \u2014Jungle. <\/em>” Concluimos de esto que el primer mensajero se hab\u00eda alzado con el dinero. Despu\u00e9s de maduras reflexiones, estim\u00e9 que no pod\u00eda conceder ninguna confianza a la honradez de estas gentes, y ped\u00ed a Prone, que estaba ya repuesto de su varicela, que acompa\u00f1ara al corredor. Diez d\u00edas mas tarde se nos reuni\u00f3 Jungle, solo, y trayendo una demanda de rescate de cincuenta millones de bohees<\/em> para Prone. Esto era ya demasiado. Decid\u00ed que las finanzas de la expedici\u00f3n no pod\u00edan soportar tales exigencias. Envi\u00e9, pues, un mensajero de confianza con este mensaje: \u201cDesolado. Sin fondos. P\u00f3nganse en contacto con la Embajada.\u201d Diez d\u00edas despu\u00e9s. Prone regresaba con nosotros. Poco despu\u00e9s de su captura por los bandidos hab\u00eda contra\u00eddo una neumon\u00eda doble, complicada con coqueluche, y hab\u00eda dado tanta pena a sus carceleros, que estos le hab\u00edan soltado. Estaba lamentable: sin afeitar, despeinado, la mirada fija, las ropas hechas jirones y las botas sin tacones. Burley, que se pasaba la mayor parte del tiempo durmiendo en una litera llevada a hombros de los portadores, tratando de superar el agotamiento que sufr\u00eda en estos valles, se despert\u00f3 una tarde aullando. Hab\u00eda so\u00f1ado que la expedici\u00f3n mor\u00eda de hambre en el Khili-Khili. Reemprendi\u00f3 todos sus c\u00e1lculos y los verifico minuciosamente. Sus temores estaban fundados. Agotado, sin duda, por el clima londinense, hab\u00eda olvidado prever los v\u00edveres para el viaje de regreso. Se hab\u00eda concentrado tanto sobre el gran objetivo: llevar dos hombres a la cima del Khili-Khili, que no hab\u00eda pensado en retirarlos de all\u00ed. Esta era una de esas crisis que ponen a ruda prueba las cualidades de un jefe de expedici\u00f3n. Sin decir nada a los dem\u00e1s, lleve solo mi fardo durante toda una semana, buscando desesperadamente una soluci\u00f3n. Forzoso me fue, al fin, revelar la gravedad de la situaci\u00f3n a mis compa\u00f1eros. Wish lanz\u00f3 una mirada a Burley \u2014me es grato pensar que aun en una crisis as\u00ed uno de nosotros tuvo un pensamiento para el desgraciado responsable\u2014 y comenz\u00f3 a escribir sobre la u\u00f1a de su pulgar. \u2014La soluci\u00f3n es bien sencilla \u2014anunci\u00f3\u2014. No guarde mas que ciento cincuenta y tres portadores y diecinueve, de los ciento veinticinco muchachos. Las econom\u00edas de v\u00edveres as\u00ed realizadas nos permitir\u00e1n salir del atolladero. Este calculo se revel\u00f3 correcto. Se pidi\u00f3 a Constant tomara contacto con los portadores para anunci\u00e1rselo. Durante ocho d\u00edas, un clima de revuelta reino en la caravana, y Constant tem\u00eda sin cesar por su vida. Finalmente, nos encontramos en la imposibilidad absoluta de alimentarlos un d\u00eda mas, y debimos pagarles lo que ped\u00edan; es decir, demasiado. Nuestra \u00fanica consolaci\u00f3n era la esperanza de vernos desembarazados de Pong. Pero, no s\u00e9 por qu\u00e9 raz\u00f3n, esto no fue posible. Constant dijo que se preguntaba a veces si el bang no ten\u00eda intereses sobre Pong, pero esto me pareci\u00f3 un punto de vista injustamente c\u00ednico de la situaci\u00f3n.<\/div>\n<\/p>\n
Un mes m\u00e1s tarde nos encontr\u00e1bamos en la cima del Voiajenkar, enfrente del macizo del Khili-Khili, la \u00faltima posici\u00f3n de la Naturaleza que se hab\u00eda resistido hasta entonces al esp\u00edritu de conquista del hombre. La gran monta\u00f1a se ergu\u00eda majestuosa sobre un cielo sin nubes, inspirando el respeto en el coraz\u00f3n de las min\u00fasculas criaturas que muy pronto iban a poner un pie presuntuoso sobre estas pendientes temibles. \u00bfQue pluma podr\u00eda describir nuestros sentimientos mientras que desde la cima del Voiajenkar contempl\u00e1bamos el macizo del Khili-Khili? Abandonar\u00e9 un momento a la expedici\u00f3n inm\u00f3vil en la cima del Voiajenkar, enfrente del Khili-Khili, a fin de describir la configuraci\u00f3n de esta potente monta\u00f1a y de evocar los acontecimientos que llevaron nuestra presencia a estos lugares. El Khili-Khili fue descubierto por aviadores aliados durante la guerra. Sus informes evaluaban la altitud de la cima entre diez y diecisiete mil metros. En 1947, una expedici\u00f3n de reconocimiento se person\u00f3 en el Himalaya, conducida por Totter, con la misi\u00f3n de fijar el emplazamiento exacto de la monta\u00f1a, de medir su altura y de estudiar las v\u00edas posibles de acceso a la cumbre. Diversas expediciones agregaron despu\u00e9s mas informes, pero la nuestra marc\u00f3 la primera tentativa seria de ascensi\u00f3n. El macizo del Khili-Khili tiene la forma de una M invertida. La cima comprende dos picos: el Khili-Khili propiamente dicho y el GuiliGuili, que se encuentra un poco al oeste de la verdadera cumbre. Las estimaciones en cuanto a la altura del pico m\u00e1s elevado difieren considerablemente; pero, apoy\u00e1ndose sobre estas diferencias, se puede afirmar que la cima del Khili-Khili est\u00e1 a trece mil trescientos cincuenta metros sobre el nivel del mar. La arista principal del macizo va del Norte al Sur; est\u00e1 interrumpida por la l\u00ednea de partici\u00f3n de las aguas de dos r\u00edos: el Agenda y el Enigma, que dividen el macizo en tres partes, separadas por gargantas de unos siete mil metros de profundidad. La verdadera cima esta situada en la parte central, y el GuiliGuili, aunque distante un poco m\u00e1s de seiscientos metros, esta separada de ella por la garganta del Enigma. De cada una de estas cimas una cresta desciende en la direcci6n Nordeste; estas dos l\u00edneas de cresta se unen para formar un col, el col Sur (8.300 metros). La cara norte del col Sur se une con el glaciar del Voiajenkar, que rodea la cara sudeste de la monta\u00f1a antes de virar bruscamente hacia el Noroeste. Este glaciar da nacimiento al r\u00edo Voiajenkar, que corre hacia el Norte despu\u00e9s de haber franqueado la garganta del Agenda. La ultima rama de la M invertida es completada por la vertiente sur del valle del Voiajenkar, que corta la arista central del macizo a tres kil\u00f3metros alrededor al oeste de la cima propiamente dicha. He aqu\u00ed cu\u00e1l era nuestro plan. El campamento de base ser\u00eda establecido en lo alto del glaciar, a siete mil metros de altura. Pasar\u00edamos algunos d\u00edas all\u00ed para aclimatarnos. Durante este periodo har\u00edamos un reconocimiento hasta la cara Norte, que lleva al col Sur. Instalar\u00edamos un campo avanzado sobre el col, con un campamento intermediario a media altura de la ladera. De all\u00ed hasta la cima establecer\u00edamos campamentos en los lugares m\u00e1s apropiados. Tratar\u00edamos de instalarlos a cada seiscientos metros a partir del campamento avanzado. El \u00faltimo \u2014el n\u00famero 7\u2014 se encontrar\u00eda a trece mil metros, a trescientos cincuenta metros solamente debajo de la cima. En cada campamento ser\u00edan dejados v\u00edveres para quince d\u00edas, lo que nos dejar\u00eda un margen suficiente en caso de mal tiempo. La gran cuesti\u00f3n era \u00e9sta: \u00bfla monta\u00f1a ceder\u00eda? En 1947, Totter hab\u00eda escrito: “La monta\u00f1a es, ante todo, dif\u00edcil \u2014incluso severa\u2014, pero ceder\u00e1.” Los reconocimientos posteriores hab\u00edan planteado la cuesti\u00f3n de saber si la pared norte ceder\u00eda, pero se hab\u00eda finalmente decidido por la afirmativa. El mismo Totter hab\u00eda resumido as\u00ed la cuesti\u00f3n: “Con un buen esp\u00edritu de equipo y buenos portadores, la monta\u00f1a ceder\u00e1.” Todo el mundo sabe hoy que, en efecto, ha cedido. Pero desde la cima del Voiajenkar, donde nos encontr\u00e1bamos, estabamos muy impresionados por la vista de este importante basti\u00f3n que ergu\u00eda su cabeza majestuosa sobre un cielo sin nubes. Fue Constant quien expres\u00f3 los sentimientos de todos: “Se dir\u00eda una diosa desafiando a los que quieren posar un pie sacr\u00edlego sobre su altar virgen.” Un murmullo aprobador le respondi\u00f3. En este instante nos sentimos muy poco a la altura de la enorme tarea que nos hab\u00edamos fijado, y yo dirig\u00ed una ferviente oraci\u00f3n para pedir del Cielo me pudiera mostrar digno de las pruebas que nos esperaban. Nos quedamos all\u00ed hasta el momento en que la puesta de sol vino a florecer de capas rojas los campos de nieve de este potente basti\u00f3n; la monta\u00f1a se convirti\u00f3 entonces en un cuadro que muy pocos ojos humanos habr\u00e1n visto. Sin una palabra, descendimos, en la noche que ca\u00eda, hacia nuestro campamento en el valle.<\/div>\n
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CAP\u00cdTULO IV EL GLACIAR<\/strong><\/div>\nDos d\u00edas mas tarde llegamos a la extremidad del glaciar y comenzamos la larga ascensi\u00f3n hasta el campamento de la base. All\u00ed fue donde nos encordamos por primera vez. Jungle, nuestro gu\u00eda, pas\u00f3 el primero con Shute, que deb\u00eda filmamos, cuando hubiera encontrado un emplazamiento oportuno. Iban acompa\u00f1ados de diez portadores cargados con la c\u00e1mara y sus accesorios. Burley y Wish los segu\u00edan. Burley soportaba bastante mal el clima de los glaciares, pero pensaba acostumbrarse a \u00e9l r\u00e1pidamente. Despu\u00e9s iban Constant y Prone. Este \u00faltimo hab\u00eda contra\u00eddo la ruseola, pero se prodigaba a s\u00ed mismo los cuidados oportunos. Los portadores se hab\u00edan repartido en los diferentes grupos. Yo qued\u00e9 atr\u00e1s, a fin de meditar un momento sobre las responsabilidades del mando, y as\u00ed iba cerrando la marcha. El glaciar ten\u00eda m\u00e1s de mil quinientos metros de ancho, estaba surcado por profundas grietas y cubierto de innumerables bloques de hielo de una altura, en su mayor parte, de seis a diez metros. Era un verdadero laberinto. Incluso las m\u00e1s altas cimas desaparec\u00edan de nuestros ojos. Despu\u00e9s de algunas horas de marcha, tuve la alegr\u00eda de ver ante m\u00ed el servicio cinematogr\u00e1fico en plena acci\u00f3n, con Shute a la manivela. Le dej\u00e9 embalar su material con la ayuda de sus portadores y prosegu\u00ed mi camino. Una hora mas tarde me sorprendi\u00f3 reencontrarlo de nuevo ante su c\u00e1mara. Conclu\u00ed de esto que me hab\u00eda pasado sin yo darme cuenta \u2014lo que muy f\u00e1cilmente hubiera podido producirse\u2014, y no dej\u00e9 de felicitarle por su celo. \u00c9l me mir\u00f3 con asombro y me jur\u00f3 que no se hab\u00eda movido de all\u00ed. Yo iba a recordarle que no era hora ni lugar para semejantes bromas, cuando, ante mi gran estupor, o\u00ed un grito detr\u00e1s de m\u00ed. Puede imaginarse cu\u00e1l seria mi estupefacci\u00f3n al comprobar que era Jungle, seguido por un gran n\u00famero de portadores marchando en fila india, tras de la cual iban Burley y Wish. Debo convenir que estaba completamente desconcertado. Era aquel uno de los momentos en los que uno duda de su propia raz\u00f3n. Yo hab\u00eda visto con mis propios ojos a las cuatro personas que se encontraban all\u00ed ahora partir ante m\u00ed unas horas m\u00e1s tarde, mientras que los otros, a los que yo no hab\u00eda pasado, estaban ahora detr\u00e1s de m\u00ed. Y no se pod\u00eda creer en que nos hubi\u00e9ramos pasado todos los unos a los otros sin darnos cuenta. La cuesti\u00f3n que se planteaba era esta: \u00bfd\u00f3nde estaban Constant y Prone? Fue Shute quien dio la respuesta: \u2014\u00a1Jungle, animal! \u2014grit\u00f3\u2014. \u00a1Hab\u00e9is girado en redondo! En seguida lo comprend\u00ed todo. Est\u00e1bamos dispersos por la circunferencia de un c\u00edrculo, siguiendo cada uno al otro. Shute hab\u00eda continuado film\u00e1ndonos sin molestarse en identificarnos a nuestro paso, y nosotros hab\u00edamos descrito dos veces un c\u00edrculo completo. Sin \u00e9l, que constitu\u00eda el \u00fanico jal\u00f3n f\u00e1cilmente reconocible de nuestro itinerario, hubi\u00e9ramos estado dando vueltas todo el d\u00eda. La Llegaba de Constant y de Prone algunos instantes m\u00e1s tarde vino a confirmar esta hip\u00f3tesis. Sin duda, ven\u00edan atacados de la sordera de las alturas, pues se hablaban gritando a todo pulm\u00f3n, como si estuvieran a ochocientos metros uno de otro y no separados, como estaban, por una longitud de cuerda. Me felicit\u00e9 de la forma en que hab\u00eda dispuesto los encordamientos: dos hombres capaces de proseguir una conversaci\u00f3n tan animada despu\u00e9s de varias horas de marcha a cinco mil metros de altura estaban hechos, evidentemente, para entenderse. Esta es una de las grandes recompensas del oficio de jefe: ver que se ha triunfado en estas delicadas manipulaciones del elemento humano.<\/div>\n
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Decid\u00ed que era el momento de hacer alto y, con una copa de champa\u00f1a en la mano, discutimos las razones de este singular acontecimiento. Ped\u00ed a todos mis compa\u00f1eros que dieran francamente su opini\u00f3n, sin tratar de rozar ninguna susceptibilidad. Estimo que nada refuerza los lazos de amistad entre los hombres como afrontar la verdad juntos. Era confortante ver como respondieron a mi llamada. Shute se mostr\u00f3 particularmente franco, y esto era una buena se\u00f1al \u2014me dije\u2014, en el que justamente iba a ser el compa\u00f1ero de Jungle. Lo que ninguno de nosotros llegaba a comprender era c\u00f3mo Jungle, utilizando su br\u00fajula, como \u00e9l nos aseguraba haber hecho, hab\u00eda podido describir un c\u00edrculo. Este enigma fue descifrado por Shute, que pidi\u00f3 a Jungle le hiciera la demostraci\u00f3n de su m\u00e9todo. Se alejaron los dos, y muy pronto empezaron ellos tambi\u00e9n a discutir a pleno pulm\u00f3n. Me pareci\u00f3 que la sordera de las alturas estaba muy extendida aquel d\u00eda. Cuando regresaron, Shute nos dio la clave del misterio: \u2014Este imb\u00e9cil hab\u00eda olvidado desbloquear la aguja de su br\u00fajula \u2014nos dijo\u2014. Naturalmente, la aguja indicaba el Norte, cualquiera que fuese la direcci\u00f3n que tomase. \u2014Eso le podr\u00eda ocurrir a cualquiera \u2014dije yo. La experiencia me ha ense\u00f1ado que un hombre da lo mejor de s\u00ed mismo cuando se le otorga confianza. Nada debilita tanto la seguridad de un hombre como sentir la desconfianza de sus jefes. Hubiera sido fatal al \u00e9xito de la expedici\u00f3n llevar a Jungle a dudar de s\u00ed mismo. No expongo esto como una prueba de mi magnanimidad; \u00e9stas son cosas que constituyen las cualidades inherentes a un verdadero jefe: se tienen o no se tienen. Por esta raz\u00f3n confi\u00e9 de nuevo a Jungle la tarea de guiarnos, convencido de que no repetir\u00eda dos veces el mismo error. No me equivoqu\u00e9. Camin\u00e1bamos desde hac\u00eda cuatro horas, cuando me encontr\u00e9 de nuevo a la caravana al borde de una ancha grieta; toda la caravana, a excepci\u00f3n de Jungle, que estaba dentro. Su br\u00fajula le hab\u00eda dirigido rectamente a la grieta, y antes de dar un largo rodeo que nos hubiera alejado, hab\u00eda insistido en que se descendiera a la grieta, con intenci\u00f3n de subir al otro borde tallando escalones en la pared. Estaba en el fondo desde hac\u00eda dos horas, y nadie sab\u00eda si progresaba, pues su voz estaba multiplicada por los ecos y era un coro incomprensible lo que llegaba a la superficie. Quiz\u00e1 estuviera aprisionado. En estos momentos de crisis es donde se revela la verdadera naturaleza de un hombre. El barniz social que le ha permitido hacerse un puesto en el mundo civilizado no le es entonces de ninguna utilidad. A menos de tener un coraz\u00f3n de encina, dejar\u00e1 una hendidura, una mancha, una debilidad, que causar\u00e1n su perdida y, quiz\u00e1, la de sus camaradas. Me enorgullece poder declarar aqu\u00ed que todo el equipo sali\u00f3 brillantemente de esta prueba. No es, sin duda, decir demasiado que durante las \u00faltimas fases del asalto, cuando la situaci\u00f3n parec\u00eda tan desesperada y tan s\u00f3lo la fuerza de esp\u00edritu nos separaba del anulamiento, la confianza que hab\u00eda hecho nacer este incidente de la grieta nos permiti\u00f3 intentar este \u00faltimo esfuerzo que deb\u00eda asegurarnos la victoria. Cada uno de nosotros reaccion\u00f3 a su manera. Burley, con la sangre fr\u00eda de un Napole\u00f3n, aprovech\u00f3 la ocasi\u00f3n para recobrar fuerzas \u2014soportaba mal el clima de los glaciares\u2014 con un sue\u00f1ecito. Wish hac\u00eda hervir un trozo de hielo encima de un calentador de gasolina, a fin de determinar el punto de ebullici\u00f3n del hielo. Shute hab\u00eda desmontado las lentes de su c\u00e1mara y correg\u00eda la curvatura teniendo en cuenta el \u00edndice de refracci\u00f3n reducido por la rarificaci\u00f3n de la atm\u00f3sfera. Constant mejoraba su conocimiento de la lengua discutiendo hasta perder el aliento con el bang. Y Prone se cuidaba una inflamaci\u00f3n de los ganglios que \u00e9l sent\u00eda inminente.<\/div>\n
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El comportamiento de mis compa\u00f1eros en estas circunstancias ha sido, lo que me es grato reconocerlo, un ejemplo para m\u00ed, al mismo tiempo que un sost\u00e9n, cuando m\u00e1s de una vez, m\u00e1s adelante, el p\u00e1nico nos amenazaba. Su calma reforz\u00f3 mi humildad, y me entumeci\u00f3 la confianza que pon\u00edan en m\u00ed, a quien incumb\u00eda toda la responsabilidad de la expedici\u00f3n. Sab\u00edan que yo no los decepcionar\u00eda. Pero el tiempo apremiaba. Si quer\u00edamos sacar a Jungle de su penosa situaci\u00f3n antes de la ca\u00edda de la noche, hab\u00eda que hacer algo, y hacerlo r\u00e1pidamente. Era evidente que alguien tema que descender cerca de \u00e9l, pero \u00bfqui\u00e9n? El incidente de la ma\u00f1ana me dio la respuesta. En Shute s\u00f3lo deb\u00eda recaer el honor de arriesgar su vida por su amigo. Debo decir que la modestia de Shute le incit\u00f3 a ceder este honor a alg\u00fan otro. Pero yo no pod\u00eda dejarle renunciar a lo que su coraz\u00f3n deseaba verdaderamente, y pronto le hicimos descender al cabo de una cuerda. Despu\u00e9s de algunos metros de descenso, desapareci\u00f3 a nuestras miradas, y su voz se hizo tan ininteligible como la de Jungle. Continuamos haciendo correr la cuerda hasta que qued\u00f3 floja, y esperamos a ver como evolucionaba la situaci\u00f3n. Al cabo de algunos minutos me vino bruscamente la idea de que ten\u00edamos ahora dos hombres en el fondo de la grieta y que la situaci\u00f3n era ahora aun peor que antes. Ni el uno ni el otro pod\u00edan comunicar con nosotros, y no nos atrev\u00edamos a izar las cuerdas, por temor a herirlos. La situaci\u00f3n era cr\u00edtica. Fue Burley quien, despert\u00e1ndose en aquel momento, aport\u00f3 la soluci\u00f3n. \u2014Hay que bajarles un
walkie-talke<\/em>\u2014dijo\u2014. Hemos tra\u00eddo estos cacharros hasta aqu\u00ed. Que sirvan para algo, entonces. Era una brillante idea. Decid\u00ed que en Burley deb\u00eda recaer el honor de descender con el material de radiotelefon\u00eda. Como Shute, comenz\u00f3 por declinar modestamente este privilegio; pero yo insist\u00ed. Y pronto desapareci\u00f3 a su vez de nuestras miradas. Hubiera jurado que sus ultimas palabras hab\u00edan sido algo as\u00ed como: \u201cEsto me ense\u00f1ar\u00e1 a cerrar la boca\u201d; pero, sin duda, yo hab\u00eda o\u00eddo mal, a menos que no fuera una de las incomprensibles bromas de Burley. Wish puso en marcha otro aparato de radio y esperamos anhelantes. No se o\u00eda nada. Una horrible sospecha se apodero de m\u00ed. \u2014\u00bfFunciona el aparato?\u2014pregunt\u00e9. \u2014\u00bfC\u00f3mo quiere usted que lo sepa?\u2014dijo Wish. Es Jungle el experto en radio. Era la verdad. Ninguno de nosotros sab\u00eda como utilizar los aparatos de radio. Jungle deb\u00eda explicamos su funcionamiento cuando nuestra reuni\u00f3n preparatoria en Londres, pero por un desgraciado concurso de circunstancias \u00e9l no hab\u00eda podido asistir. No hab\u00eda otro remedio: Wish deber\u00eda descender. Dir\u00eda a Jungle que redactara por escrito las instrucciones necesarias, que yo subir\u00eda gracias a un cable fino del que Wish llevar\u00eda consigo uno de los extremos. Descendi\u00f3, pues, y al cabo de unos instantes tuve en mi poder el mensaje siguiente: “Pilas aun no instaladas. Est\u00e1n embaladas en una de las cajas, pero Burley no sabe en cual. Enviad champa\u00f1a.” Imposible \u2014pens\u00e9\u2014 contar con la radio. Hab\u00eda que encontrar otro medio de entrar en comunicaci\u00f3n. Escrib\u00ed r\u00e1pidamente un mensaje: “Ruego me digan que hacer.” Lo enroll\u00e9 alrededor del gollete de una botella de champa\u00f1a y la hice descender. Ic\u00e9 el cable cinco minutos despu\u00e9s. Su respuesta era: “Env\u00ede otra botella.” Espero no se tomar\u00e1 a mal el que yo juzgara este mensaje un poco inconsiderado; las circunstancias excusaban, ciertamente, mi impaciencia. No obstante, no queriendo parecer dictatorial, les env\u00ede, como me ped\u00edan, otra botella, con el mensaje siguiente: “Les ruego tomen en cuenta mi situaci\u00f3n. Todos los medios posibles deben ser puestos en pr\u00e1ctica para sacarles de este mal paso. D\u00edganme sus intenciones.” Sub\u00ed pronto su respuesta: “Jungle, presa de v\u00e9rtigo. Absolutamente indispensable enviar cuatro botellas de champa\u00f1a inmediatamente; si no, no podemos responder de las consecuencias.”<\/div>\n<\/p>\n
Esto pon\u00eda la situaci\u00f3n bajo otra luz. Me arrepent\u00ed de mi juicio demasiado precipitado. He discutido despu\u00e9s este asunto con Totter, quien me ha confirmado en mi opini\u00f3n primera, a saber: que el primer mensaje no respond\u00eda a la mejor tradici\u00f3n. Quiero hacerme perdonar las sospechas injustas y sin fundamento que me hab\u00edan llevado a pensar que la demanda de una segunda botella no se justificaba. La demanda de mis compa\u00f1eros estaba perfectamente motivada, no se puede negarlo; nosotros no incrimin\u00e1bamos \u2014nosotros, es decir. Totter y yo\u2014 mas que la forma en que estaba redactado, que no ten\u00eda en cuenta la delicada posici\u00f3n en que me encontraba. Pero me es dif\u00edcil a m\u00ed, que al menos estaba sobre terra firma, enjuiciar los sentimientos de mis camaradas en el fondo de la grieta. Quiz\u00e1, despu\u00e9s de todo, me haya mostrado injusto hacia ellos; en este caso, les renuevo aqu\u00ed mis excusas m\u00e1s sinceras. No perd\u00ed, naturalmente, tiempo en responder a su \u00faltima y urgente demanda, y les dirig\u00ed el champa\u00f1a con una nueva nota en solicitud de instrucciones. Su mensaje siguiente declaraba: “Jungle, presa de convulsiones. Env\u00ede a Prone con cinco botellas.” Esta noticia llev\u00f3 al colmo mi inquietud. Me parec\u00eda que el champa\u00f1a era lo \u00faltimo que se pod\u00eda recomendar en caso de convulsiones. Pero Prone, que por enfermo que estuviera se hab\u00eda virilmente dominado al tomar conocimiento del mensaje, me afirm\u00f3 que era exactamente lo que hac\u00eda falta. Descendi\u00f3, pues, a su vez. Les di tiempo para examinar la situaci\u00f3n y despu\u00e9s sub\u00ed el cable. Recog\u00ed una botella vac\u00eda, con una nota alrededor del cuello de la botella portadora de una sola palabra:
Yupi<\/em>. En aquel mismo instante, sonidos extra\u00f1os comenzaron a llegarme de la grieta. No pude, al principio, dar cr\u00e9dito a mis o\u00eddos; pero me fue forzoso concluir, al fin, que mis camaradas cantaban<\/em>. Mi conocimiento del folklore de la lengua inglesa me permiti\u00f3 incluso identificar, con una casi seguridad, el aire de Oh, my darling Clementine! <\/em>El resultado no era desagradable, y me alegr\u00e9 de comprobar que mis compa\u00f1eros no hab\u00edan perdido el coraje; pero, a menos que en su esp\u00edritu esta canci\u00f3n no constituyese un mensaje en c\u00f3digo, este recital no era de ninguna ayuda en el dilema en que yo estaba sumido. A pesar de su presencia de \u00e1nimo, mis compa\u00f1eros se encontraban en una situaci\u00f3n muy peligrosa. Tal parec\u00eda ser tambi\u00e9n la opini\u00f3n de Constant. \u2014Tienen necesidad de m\u00ed ah\u00ed abajo\u2014dijo. Y sin dejarme tiempo para comprender que es lo que iba a hacer, mi intr\u00e9pido compa\u00f1ero hab\u00eda metido en sus bolsillos algunas botellas, amarrando la cuerda alrededor de una roca y desliz\u00e1ndose por el abismo. Pas\u00f3 el tiempo; los cantos continuaban. Descend\u00ed y remont\u00e9 varias veces el cable, pero ning\u00fan mensaje llegaba. Yo estaba al borde de la desesperaci\u00f3n. Seis vidas humanas depend\u00edan de la claridad de mi razonamiento y de mi esp\u00edritu de decisi\u00f3n, pero yo estaba desamparado. Me invadi\u00f3 el deseo de descender a mi vez, aunque fuera para perecer con mis compa\u00f1eros; pero me contuvo la consideraci\u00f3n de que entonces estar\u00edamos privados de todo medio de comunicaci\u00f3n con la superficie.<\/div>\n<\/p>\n
Los portadores se hab\u00edan instalado confortablemente sobre sus cargamentos y fumaban su inevitable pipa de
groku<\/em>. No pod\u00eda contar con ninguna ayuda por este lado. Esto era, al menos, lo que yo cre\u00eda. Pero iba a recibir una lecci\u00f3n sobre las inestimables cualidades del portador yogistan\u00e9s, sin el cual la expedici\u00f3n hubiera fracasado. El bang<\/em>, que, hora es de decirlo, se llamaba Bing, se levant\u00f3 s\u00fabitamente y se aproxim\u00f3 a la grieta, seguido de un portador de peque\u00f1a talla, pero muy ancho de hombros y poderosamente musculado, que se Llamaba Bung. Sin que una sola palabra hubiese sido cambiada entre los dos hombres. Bung se apoder\u00f3 del extremo de una cuerda y se hizo descender por Bing. Apenas la cuerda comenz\u00f3 a aflojarse, cuando un silbido taladrante Llego de las profundidades. Bing comenz\u00f3 en seguida a izar la cuerda, y se imaginar\u00e1 mi sorpresa y mi alivio cuando vi reaparecer a Bung sano y salvo a la superficie, sosteniendo con mano firme a Burley por la chaqueta. A Burley, que se mov\u00eda como una marioneta, cantando alegremente \u00a1Oh\u00e9 los del barco, oh\u00e9! <\/em>Todo ocurri\u00f3 con una extra\u00f1a simplicidad. Uno tras otro, mis compa\u00f1eros fueron sacados a la superficie, y pronto nos encontramos todos reunidos. No me averg\u00fcenza confesar que me sequ\u00e9 una lagrima furtiva. Jungle, en su alegr\u00eda, sin duda, de haber escapado por tan poco a la muerte \u2014aunque, me complazco en creerlo, hubo tambi\u00e9n en su gesto un testimonio de sincero afecto\u2014, me dio una tan vigorosa palmada en la espalda, que me tir\u00f3 al suelo, y Wish, que parec\u00eda un poco loco despu\u00e9s de esta prueba, crey\u00f3 indispensable afirmarme que hab\u00eda medido la profundidad de la hendidura, que era de cincuenta y un metros exactamente. Lo que, no s\u00e9 por qu\u00e9, le pareci\u00f3 extraordinariamente divertido. Cuando hubieron todos, salvo Constant, sido devueltos a la superficie, Bing y Bung volvieron junto a sus camaradas. Hab\u00edan olvidado a Constant, o bien es que no sab\u00edan contar hasta siete. Me aproxim\u00e9 a ellos y me esforc\u00e9 en explicarles por se\u00f1as lo que esperaba de ellos. No encontr\u00e9 m\u00e1s que rostros cerrados. Su inteligencia limitada no les permit\u00eda manifiestamente comprender lo que les quer\u00eda decir. Aline\u00e9 sobre una fila el resto del equipo, dejando un vac\u00edo en medio de la fila; design\u00e9 entonces con un dedo este vac\u00edo; despu\u00e9s, la grieta, y me entregu\u00e9 a una sabia m\u00edmica describiendo el descenso y la ascensi\u00f3n de una cuerda y, en fin, la recepci\u00f3n de un compa\u00f1ero salvado del abismo. Todos asintieron con aire de animarme \u2014algunos incluso llegaron a aplaudirme\u2014, pero nadie hizo un gesto. Recomenc\u00e9 mi pantomima; esta vez no me concedieron la menor atenci\u00f3n; continuaron chupando sus pipas de groka<\/em>, como si todo fuese perfectamente normal. Mis compa\u00f1eros, sin embargo, se hab\u00edan cogido de los hombros y se entregaban sobre el hielo a saltos y danzas como girls de music-hall<\/em>, cantando el Lambeth Walk<\/em>. \u00a1Pobres diablos! Aun no se hab\u00edan recobrado del todo de esta horrible prueba. Yo estaba a punto de ceder a un p\u00e1nico indigno de un hombre, cuando Bing se levant\u00f3, se aproxim\u00f3 a m\u00ed y, mir\u00e1ndome con una insolencia perfectamente inconveniente, hizo el gesto de rascarse el interior de la palma con el \u00edndice de la otra mano. Actuaba con una odiosa lentitud y descomponiendo cuidadosamente sus movimientos, como si tuviera una significaci\u00f3n esot\u00e9rica. Era horrible. Yo cre\u00ed, durante un momento, que trataba de maleficiarme. No se sabe nunca lo que pasa por la cabeza de los primitivos. Despu\u00e9s de todo, \u00bfno est\u00e1bamos en el Oriente misterioso? Todo pod\u00eda ocurrir. Mis compa\u00f1eros, que hab\u00edan terminado de danzar, se aproximaron. Les consult\u00e9: \u00bfque deb\u00eda hacer?<\/div>\n<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"
La montaña más alta del mundo no es el Everest, sino una que tiene más de catorce mil metros. Esta es la historia de su primer y único ascenso. Una novela que, además de divertida, es la única que trata al montañismo de forma sarcástica.<\/div>\n
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