{"id":11231,"date":"2000-02-01T00:00:00","date_gmt":"2000-02-01T00:00:00","guid":{"rendered":"http:\/\/montanismo.org\/revista\/?p=11231"},"modified":"2012-10-26T12:51:57","modified_gmt":"2012-10-26T18:51:57","slug":"ideario_31","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/montanismo.org\/2000\/ideario_31\/","title":{"rendered":"Ideario 31"},"content":{"rendered":"
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…el viajero ha de enfrentarse con el hambre, la sed y la fatiga; a veces tiene que vencer el miedo, aunque debe ser m\u00e1s bien miedo a la Naturaleza que al hombre. Para los que somos de una condici\u00f3n sencilla y optimista, esta lucha es mucho m\u00e1s grata que cualquier combate a mano airada. Al vencer la supuesta malignidad de la Naturaleza no hacemos m\u00e1s que vencernos a nosotros mismos.<\/p>\n

La felicidad parece ser una excelente amiga de quienes han aprendido a vivir con intensidad cada uno de los momentos de la existencia, y nadie tiene tan copiosas oportunidades de ser maestro en este arte como el viajero. Cada d\u00eda, ande o descanse, tendr\u00e1 ocasi\u00f3n de disfrutar de algo nuevo. Instalar el campamento cada noche proporciona el renovado encanto de tomar posesi\u00f3n de una nueva casa. Alcanzar la meta es algo de importancia puramente secundaria y el viajero no debe precipitar el t\u00e9rmino de su viaje. Si logra bastarse de s\u00ed mismo y se dispone a percibir con todos sus sentidos los encantos del escenario que en cada momento le rodea, casi todos los lugares del mundo le parecer\u00e1n igualmente hermosos. La monta\u00f1a y el llano, el desierto y la selva, le atraer\u00e1n con id\u00e9ntica fuerza.<\/p>\n

Tom Longstaff
\nRecuerdos de Viaje<\/i>
\n1950<\/p>\n<\/div>\n

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