
En la mañana del siguiente día tuvimos una vista espectacular, las montañas adyacentes al Cho Oyu quedaban poco a poco debajo y la cumbre más cercana. También vimos el camino hacia el campamento tres, una inclinada pendiente expuesta al peligro de avalanchas. Desde aquí confirmamos nuestras sospechas: cerca del campamento se habían producido dos avalanchas y el lugar no era cien por ciento seguro.