The Royal Society for the Prevention of Accidents. Planning and Leading Visits and Adventurous Activities. Guidance for Schools and Colleges Teaching Children and Young People from 5 to 18 years. Birmingham . 2012. 44 páginas (PDF). s/ISBN.
La Sociedad Real para la Prevención de Accidentes (RoSPA, por sus siglas en inglés) publicó este pequeño libro de 44 páginas en las que recomienda a los maestros de escuelas que realicen actividades al aire libre después de comparar sus estadísticas que demuestran que durante estas actividades hay menos lesionados en una caminata, por ejemplo, que en los deportes jugados en la escuela.
Tom Mullarkey, director ejecutivo de RoSPA, menciona que:
“En RoSPA, creemos que las visitas escolares de aventura y desafío son vitales para desarrollar la confianza y el juicio de riesgo entre los jóvenes y para estructurar una sociedad que no tenga una aversión excesiva al riesgo. La incertidumbre es inherente a la aventura y puede tener como posibilidad un resultado adverso, pero el desarrollo de los jóvenes no debe ser sofocado por la necesidad de considerar la peor consecuencia del riesgo, sin estimar su probabilidad y el equilibrio de éste contra los posibles beneficios. El concepto “riesgo/beneficio” debe ser nuestro guía.” (p. 5)
En las cabezas de los padres de familia surgen, por supuesto, muchas dudas. ¿Estará mi hijo más seguro en el monte que en su casa? A esto, RoSPA responde con estadísticas: Al año, se realizan de siete y diez millones de actividades al aire libre por las escuelas y son raros los casos en que hay un accidente, precisamente porque hay mucha planeación antes de realizarlas. Sin embargo, si hay un accidente, recibe toda la atención de los medios de comunicación.
“Los accidentes pueden ocurrir y la ley de salud y seguridad reflejan este hecho. Invariablemente se persiguen los casos donde estos incidentes ha habido imprudencia o un claro fracaso para considerar y adoptar medidas sensatas. Que ocurra un accidente no significa necesariamente que se ha producido una violación de la ley de salud y seguridad.” (p. 7)
Según sus estadísticas, hay más lesionados por jugar rugby que por las actividades consideradas generalmente como riesgosas (nadar, pescar, remar, escalar en roca, correr, andar en bicicleta o caballo: de 250 mil en rugby a 35 mil todas las actividades mencionadas juntas.
El libro pasa luego a un enfoque legal, pues se está hablando de adultos a quienes se les confía el cuidado de un niño, la política escolar, la planificación de una visita escolar y finalmente a la enumeración de las actividades outdoor, quizá el capítulo que más llame la atención, sobre todo el apartado llamado “Diez actividades de alto riesgo”, donde se mencionan en orden de importancia:
- El viaje en transporte, que puede ser más peligroso que la actividad en sí.
- El campamento, porque las fogatas son un fuego potencial
- La caminata en montaña
- Escalada en roca
- Nadar en escenarios naturales
- Espeleología
- Esquí
- Equitación
- Ciclismo
- Deportes acuáticos
El último capítulo es el de viajes al extranjero, que toca los puntos más importantes para organizar uno de estos viajes.
Este pequeño libro es algo que estábamos esperando desde hace muchos años. Al fin un gobierno promueve a nivel escolar las actividades al aire libre bajo premisas de conocer el riesgo y saberlo manejar, dejando de lado las ideas preconcebidas de temor porque les pase algo.
Es importante que este apoyo implica luchar contra ideas preconcebidas nacidas y fortalecidas en las ciudades que han estado haciendo daño a las diferentes actividades de montaña… y otorgado a los padres el permiso de negar a su hijo la oportunidad de aprender el deporte que él quiere.
El libro es muy breve y por supuesto no está toda la información ahí. Se trata sólo de una guía que sirva para planificar pero resalta mucho la noción de que se debe acudir a gente con experiencia.
Puedes obtener el libro dando click a la imagen de portada. Se descargará un archivo PDF (en inglés).
