Cada vez que llega de la montaña la noticia de alguien que no aparece, familiares, amigos y mucha gente más se preocupa por resolver la situación. Se ponen en marcha operativos de rescate, se utilizan hombres que dejan sus trabajos …
Cada vez que llega de la montaña la noticia de alguien que no aparece, familiares, amigos y mucha gente más se preocupa por resolver la situación. Se ponen en marcha operativos de rescate, se utilizan hombres que dejan sus trabajos para hacer esa búsqueda y rescate de manera voluntaria, se utilizan vehículos que van desde el auto particular hasta helicópteros, se realizan decenas o cientos de llamadas telefónicas…
Cuando todo concluye en un operativo exitoso, nadie pone en duda que haber perdido un día de trabajo o gastado dinero en la gasolina de su propio vehículo o haber gastado su propio equipo y pagarse la comida en la montaña haya sido superfluo.
El pasado fin de semana, dos muchachos dieron la notificación de que estaban perdidos en el Iztaccíhuatl y se hizo un operativo como todos los demás. No aparecieron y el operativo creció, lo mismo que la preocupación de los familiares.
Angelo Romero González y Evaristo Miguel Cervantes Guevara fueron a la montaña. El lunes por la tarde, Ángelo llamó a su familia para decirles que estaban perdidos y buscaban el camino de regreso. Por la noche, la familia trató de comunicarse por teléfono, sin lograrlo, y actuaron como todos deben actuar: dieron parte de la desaparición de los muchachos. Un operativo se puso en marcha, pero suspendieron la búsqueda por la niebla. Además, el único dato que tenían era que habían ido por Paso de Cortés.
El martes la búsqueda se intensificó, sobre todo porque se acercaba un frente frío. Por segundo día no encontraron nada y la búsqueda se suspendió. El miércoles, el grupo o grupos de rescate fueron informados de que no se necesitaba ya de su presencia: los chicos habían aparecido.
La historia de su extravío era falsa. Evaristo (19 años) había terminado con la novia y quería ahogar las penas en el peor estilo: ahogándose en alcohol. Ángelo (22) decidió acompañar a su amigo a olvidar. Se olvidaron de ir a la montaña y se fueron a San Pedro Cholula, donde estuvieron alcoholizándose. Se menciona que se movilizó un grupo de 65 integrantes. 130 días de trabajo-hombre usadas en algo absurdo.
En algunos reportes periodísticos se habla de que esperan saber la sanción a que se hicieron acreedores. Las autoridades sólo lanzaron un débil y “respetuoso llamado a la ciudadanía a llevar a cabo un uso responsable de los servicios de atención de emergencias del estado”. ¿De verdad funcionará?