A sesenta años de distancia, una expedición noruega repite el viaje de Thor Heyerdahl a bordo de su Kon-Tiki. Esta vez va su nieto a bordo y pretende demostrar algunas teorías sobre la navegación en balsas que dejó escritas su abuelo.
Thor Heyerdahl se hizo famoso por su terquedad. Pese a los muchos obstáculos que tuvo enfrente, se lanzó a sí mismo a uno de esos viajes que cambian la vida de quien los hace: la expedición de la Kon-Tiki, una balsa hecha de troncos unidos por cuerdas, con otro tronco como mástil y un pedazo de tela como vela. La Kon-Tiki no podía navegar, en el sentido que conocemos ahora, sólo podría quedar a la deriva y nadie sabía adónde terminaría. Fue una entrada por la puerta grande en el mundo de las grandes exploraciones, aquellas que dejan historia.
Sesenta años después, otro grupo noruego decide repetir el viaje hasta los más mínimos detalles. Se trataba de poner a prueba las observaciones que Thor Heyerdahl había considerado sobre la Kon-Tiki al final de su viaje, cuando ya eran expertos en su navegación. De hecho, Heyerdahl comentaba que pese a que no tuviera timón, las tablas que ponían en una y otra parte servían muy bienb para dirigir el curso, a manera de orzas. Esa y otras más observaciones serían puestas a prueba.
El resultado es la Expedición Tangaroa, con una balsa prácticamente igual a la Kon-Tiki, pero de mayores dimensiones, lo que implica más dimensiones en todo. Uno de sus nietos de Heyerdahl, Olav, participa en la expedición como camarógrafo y buzo.
La expedición se realiza prácticamente de la misma forma que la de 1947, salvo que la moderna tiene mayores ventajas. La tripulación, como la de la Kon-Tiki, constaba de seis personas: Torgeir S. Higraff (jefe de la expedición), Anders Berg, Olav Heyerdahl, Bjarne Krekvik (capitán), Øyvin Lauten y Roberto Sala (peruano).
Gracias a la experiencia de la primera expedición, Tangaroa llega al mismo punto donde llegó Heyerdahl en 1947: la isla Raroia, pero se detiene sólo lo suficiente y prosigue su camino hacia su destino final: Raiatea. La vía es complicada para tratarse de una embarcación que “no navega”: esquivar todas las islas del archipiélago en el que está. Cuando lo lograron demostraban también que las orzas que usó la Kon-Tiki podían ser prácticamente de la misma utilidad que un timón.
La historia del viaje es interesante, aunque de alguna manera no existe en el video la brillantez del viaje de la Kon-Tiki, a la sombra de la cual navegan. Heyerdahl había decidido no llevar a ningún marino para que no hubiera ventaja, en la Tangaroa había un capitán y un marino. Entre muchas diferencias, Expedición Tangaroa es una copia actual de un viaje de 1947. La balsa se llamó Tangaroa por un dios del mar de la Polinesia.
Ficha Técnica
Título original: The Tangaroa Expedition
Año: 2007
Idioma: inglés y noruego
Subtítulos: inglés (cuando se habla noruego)
Duración: 49:40 minutos
Director: Havard Jenssen
Filmado: Anders Berg
Narrador: Christopher Ralling
Cámara submarina: Olav Heyerdahl
Producción: Televisión AB, Yle FST, Film i Värmland, Nordnorsk Filmesenter AS
Thor Heyerdahl se hizo famoso por su terquedad. Pese a los muchos obstáculos que tuvo enfrente, se lanzó a sí mismo a uno de esos viajes que cambian la vida de quien los hace: la expedición de la Kon-Tiki, una balsa hecha de troncos unidos por cuerdas, con otro tronco como mástil y un pedazo de tela como vela. La Kon-Tiki no podía navegar, en el sentido que conocemos ahora, sólo podría quedar a la deriva y nadie sabía adónde terminaría. Fue una entrada por la puerta grande en el mundo de las grandes exploraciones, aquellas que dejan historia.
