La gran mayoría de la gente sabe que la cumbre del Everest fue alcanzada el 29 de mayo de 1953 por el neozelandés Edmund Hillary y el sherpa Tenzing Norgay pero esta información podría verse transformada en la nueva generación que está leyendo y escuchando que este año se cumplen 50 años del primer ascenso estadounidense a la montaña más alta del mundo.
Hace 50 años, en medio de la carrera espacial con los rusos, Estados Unidos lanzó una gran expedición al Everest para alcanzar la cumbre. Participaron 19 montañistas, 32 sherpas y los 909 porteadores que transportaron un total de 27 toneladas de cargamento. Si no les había tocado conquistar una de las 14 cimas más altas del mundo, al menos lo harían por una nueva ruta: la arista oeste. Pero antes que perder la oportunidad por una apuesta en una ruta complicada, se planeó también el ascenso por la ruta de Hillary-Tenzing.
El primer estadounidense alcanzó la cumbre por esta vía: Jim Whittaker. Días después, dos estadounidenses más llegaron a la cima por la ruta nueva: Tom Hornbein y Willi Unsoeld. Bajaron por la ruta normal y con ello lograron no sólo la apertura de la ruta, sino también la primera travesía en el Everest. La arista oeste sigue siendo una de las rutas más difíciles del Everest y se ha repetido en pocas ocasiones, incluso por grupos fuertes en estilo expedición o en estilo alpino que lo intentaron el año pasado para grabar material que pudiera ser proyectado como película este año y celebrar así el cincuentenario de ese ascenso.
En un artículo reciente escrito por Phil Powers, del American Alpine Club, el autor menciona que
“Whittaker, Hornbein, Unsoeld y el resto del equipo del Everest 1963, humanizaron el montañismo al probar que cualquiera podría aspirar a la cumbre más alta del mundo. Todos eran hombres trabajadores: Whittaker era un guía de montaña, Hornbein un médico y Unsoeld, un maestro.” Powers menciona también que el ascenso de Whittaker es “histórico”.
Quiero destacar dos imprecisiones: Whittaker fue el primer estadounidense en subir al Everest, pero eso no le dio la categoría de un ascenso histórico, como tampoco se la da al primero de cada nacionalidad que llega a la cumbre, salvo por un registro nacional. Quienes verdaderamente hicieron un ascenso histórico fueron Hornbein y Unsoeld, por esa ruta que sigue siendo difícil con la técnica y equipo actuales. La segunda es decir que “humanizaron” el Everest por las profesiones que tenían. El propio Hillary era un apicultor.
Estas palabras le sirven al autor de la columna para motivar espíritus patrióticos e invitar invitación a la celebración que el AAC realizará el 22 y 23 de febrero en San Francisco, pero no deja de ser una interpretación más sentimental que precisa.
Lo más importante es que se debería remarcar que es el cincuentenario del primer ascenso estadounidense o se corre el riesgo de que todo mundo pueda decir que es el primero… por la vía norte o de su país. Que tiene mérito, no cabe duda, pero no fue el primer ascenso. Primera vez sólo hay una.
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Fuente
Adventure Blog de National Geographic