El salto de Felix Baumgartner desde 39 mil metros de altura no sólo hizo historia, sino también provocó reacciones en los miles de espectadores que lo vieron despegar, asomarse a la escotilla y ponerse en pie en el estribo para saltar.
El salto que Felix Baumgartner realizó el 14 de octubre fue seguido por miles de personas en todo el mundo, sea a través de Youtube o por canales de televisión. El impacto fue impresionante: aún el público sentado (o de pie, cosa de nervios) tuvo sensaciones directas durante todo el tiempo que Felix estuvo en la estratósfera, pero más que nada, a partir de que le dan la señal de que puede saltar y comienza las maniobras para salir.
El abrir las puertas de la cápsula, ponerse de pie en el estribo de la cápsula y saltar, fue sumamente impactante para quienes lo veían. Para muchos, incluso escuchar su respiración mientras caía, fue más aturdidor.
La razón de esto es el miedo que tenemos a las alturas. A algunos les cuesta mucho asomarse a la ventana de un edificio alto, otros no soportan estar sobre un puente colgante y otros más se dedican a vencer ese miedo saltando en paracaídas, en bungee, en puenting, escalando o saltando a una poza de clavados. Pero ninguno de ellos lo ha superado, aunque lo controle bastante bien.
Lo interesante es que el salto de Baumgartner no sólo rompió varios récords sino que también se pudo haber tomado como prueba de psicología de masas, que quizá alguien esté haciendo en este momento gracias al registro de Twitter. Y esto incluye a científicos y médicos a quienes les hubiera gustado ver en pantalla los datos fisiológicos de Felix en ese momento.
Cuando leí el artículo de David Ropeik, me di cuenta que yo también me había enganchado a la respiración de Felix y también contaba el tiempo que seguía cayendo y también había sentido ese impulso de “mejor no me aviento” una vez que estuvo al borde de su cápsula. Desconozco el deporte del paracaídas pero seguramente aquellos que lo practican tuvieron más sensaciones porque conocen más de su técnica y los peligros que implica entrar en barreno.
Pese a todo, no deja de sorprenderme el valor de Felix. Traje especialmente diseñado o no, evento de poco tiempo (en comparación con una escalada mediana), las imágenes pudieron descubrir de nuevo en cada uno de nosotros ese miedo al vacío, a las alturas.
La reacción psicológica de masas más notable (fuera de las guerras) fue la emisión por radio de la novela La guerra de los mundos, que fue transmitida en 1938 por Orson Wells en vivo en carácter de noticiero urgente. Las reacciones de la gente fueron increíbles, desde huir de la ciudad donde estaban aterrizando seres de otro mundo hasta aquellos que a pesar de saber que podían morir, regresaban al sitio para ver a sus familiares. Wells tuvo que pedir disculpas públicamente por el mismo medio pero aún hoy sigue siendo un punto de partida.
