El gobierno del Estado de México publicó en días pasados el Protocolo para la seguridad del turismo de naturaleza, como respuesta a la inseguridad en las montañas y zonas no pobladas de su estado y como una primera respuesta a los asaltos que se han estado sucediendo en diferentes lugares alrededor de la Ciudad de México.
El documento menciona la creación de una Comisión Intersecretarial para el Turismo de la Naturaleza integrada por las secretarías de Turismo, Seguridad Ciudadana, Salud, Educación, Medio Ambiente y la Procuraduría General de Justicia. En realidad, el documento no dice nada nuevo: las autoridades son las encargadas de que nada pase a los ciudadanos, pero si esto, pasa sólo se tiene un camino para seguir la investigación correspondiente.
También menciona que mientras se hacen las reformas legales correspondientes, los usuarios deberán registrar el uso de alguna área, sea alguna que administre o no el Estado de México. La solicitud deberá con dos semanas de anticipación dirigirse al administrador del parque, quien la enviará a la Secretaría de Turismo y ésta solicitará “los apoyos necesarios”. LA comisión recién formada determinará la viabilidad de la solicitud.
Ese es el extracto del documento. En esencia, que quienes deseen salir de la ciudad, deben solicitar un permiso de uso con dos semanas de anticipación y que una comisión gubernamental interdisciplinaria dictaminará si aplica o no la solicitud. Esos son los pasos del protocolo.
Lo que llama mucho la atención es que no se menciona a ninguna instancia deportiva (Federación Mexicana de Deportes de Montaña y Escalada, Scouts de México o cualquiera otra) como parte de la comisión, para que no se quede solamente en un requisito burocrático y sí en algo más profundo que ayude a encontrar soluciones reales para toda la gente que salimos de la ciudad a la naturaleza.
Algo bueno se puede extraer de esto: sí es necesario que la gente tenga la costumbre de registrar su salida e itinerario y que no lo cambie, para que se pueda buscar dentro de su plan en caso de que haya alguna contingencia. El caso de Aron Ralston (el protagonista de 127 horas) es un caso muy importante que señala bien lo que puede pasar si nadie sabe dónde estamos.
Y aunque a este protocolo le falta mucho para que sea funcional, es el primer documento que da el paso en la peligrosidad social y esperamos que todos los estados comiencen a ver esto como una realidad que debe tratarse seriamente antes de que llegue a ser algo que se salga de control, como lo es ahora el Estado de México.
Puedes leer el Protocolo en el sitio del Estado de México aqui (PDF).
