El último día del Inkafest tuvo la presencia de dos películas importantes. La primera fue Andes vertiginosos, película tomada por René Demaison, cuyo tema es el primer ascenso a la cara sur del Huandoy. En colores ya muy deteriorados por el tiempo, la película (sin ningún sonido) traza la historia de la expedición que escalara por primera vez esta pared. En un primer reconocimiento, suben por al lado izquierdo y ese ascenso les sirve para reconocer la pared que escalarán después.
El verdadero ascenso les toma tres días y es sorprendente ver a los escaladores de la década de 1970 escalar con sus botas y su equipo tan pesado, pero con una ligereza impresionante. Y uno se pregunta el por qué con el equipo moderno ultraligero y una técnica más refinada, ese tipo de paredes no se han repetido más frecuentemente.
La segunda película fue Pucahirca Central, el ascendo de un grupo del Club Alpino Italiano que realiza ese primer ascenso después de que una avalancha sepultara a otros compañeros un año antes. Aunque no tiene la calidad de Andes vertiginosos, es una muestra de lo que se hizo en un tiempo y de lo que se puede hacer en la Cordillera Blanca aún.
También se exhibieron: Agüita, te queremos, un video breve de la creencia de la gente de los Andes en hacer una ceremonia a las aguas de manantial para que siempre estén ahí, contentas con los hombres. La fuerza del Omo, donde dos corredores siguen el curso del río para constatar que el río Omo es el hábitat de diferentes grupos étnicos de Etiopía y que están a punto de desaparecer si la presa construida por el gobierno inunda toda esa zona.
Chris de los Andes es la vida de un arriero de expediciones. Una vida nada más, pero que al final es una vida importante. En Tramo 2, un grupo de ciclistas hacen un recorrido en bicicleta del segundo tramo de la carretera interoceánica, aunque más bien sería decir a un lado, porque toman caminos opcionales. Al final, terminan en “la mayor procesión religiosa de América”, donde se congregan alrededor de 50 mil personas para hablar con los glaciares y continuar una vida que han tenido desde tiempos inmemoriales.
Después de esta y otras películas, vino la presentación de Augusto Ortega, el primer peruano en alcanzar la cumbre del Everest. Veinte años antes y gracias a la invitación de Sergio Fitsch, Augusto pudo ir al Everest y llevar la bandera de su país a lo más alto de la tierra. “Hace dos días no sabía qué iba a mostrarles porque esa vez llevé una cámara de video. Grabé todo el tiempo que pude e incluso hice un video casero. Con el tiempo, el video se me extravió. Pensaba en pasar unas fotografías de amigos y de otras expediciones, pero hace un par de días hallé la película en casa de mi madre”, y fue lo que presenciamos.
Para finalizar el Inkafest, La orquesta Sinfonía por el Perú tocó algunas piezas y se dieron algunas palabras de clausura, además de mencionar a los ganadores del Octavo Festival Inkafest en sus diferentes categorías, lugares que mencionamos en otro artículo.
Uno de los invitados, Benjamín Morales Arnao, que fue uno de los participantes en el primer ascenso peruano al Huascarán en 1953, dijo las siguientes palabras:
“Quisiera dirigirme a los jóvenes. Recuerden que nosotros fuimos como ustedes. Que en un futuro ustedes serán como nosotros. Ustedes son el futuro del montañismo peruano.
“Quiero dirigirme a los extranjeros. Éste [el Inkafest] es el espíritu de Huaraz.
“Y también quiero dirigirme a todos. En el montañismo cada paso es una meta, sin dejar de ser un paso. Inkafest está terminando su octavo paso. El año próximo nos veremos en él noveno, mas sólido que antes.”
Esas palabras encerraban el espíritu del Inkafest, que durante seis días había proyectado películas y hecho una labor de concientización en la cultura de montaña, en la conservación del medio ambiente y en la sensibilización a la cultura andina. Un esfuerzo digno de presenciar, en la ciudad de Huaraz, al pie de la Cordillera Blanca y con un ambiente humano que hace que el visitante no quiera partir.
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