Construir Ciudad Universitaria fue una tarea titánica pero se logró. En 1954 se abrieron las puertas a la primera generación que estudiaría ahí, en un lugar donde antes todo era un pedregal, producto de la erupción de uno de los volcanes del sur de la ciudad de México. En 2007, la UNESCO la declaró Patrimonio de la Humanidad.
En 1977, cuando comenzaba a escalarse entre semana como una forma de mejorar la habilidad en la roca y no sólo en fin de semana, algunas partes de Ciudad Universitaria fueron tomadas para ello, principalmente paredes naturales.
Pero había una pared muy atractiva que llamó desde el principio la atención: la pared del Puma. Es una construcción hecha por el hombre y sus paredes son de bloques basálticos y sus paredes exteriores tienen bordes que se pueden usar para escalar. Pared vertical, ejercitación de antebrazos, ¡genial! Y se le llama “El Puma” porque en la parte frontal se colocó el emblema deportivo de la universidad: un puma.
Con la escalada masiva y la obligación de entrenar al menos una vez por semana para estar en forma (muchos entrenan más veces), la pared fue invadida y poco a poco lo que antes fueron ligeros agarres se conviertieron en profundas zanjas, tanto por el trtabajo continuo como por la labor de hacer mejores agarres.
Por supuesto, las autoridades se alarmaron. Ya no existían algunos grandes bloques que soportaban la pared hace años. Por Facebook corrió un comentario sobre un escalador que había negociado que no se impidiera el paso a los escaladores si éstos cuidaban el área. Labor muy generosa pensando en la comunidad.
El Puma, se ha convertido en una pista para escaladores tanto como las pistas de tartán lo son para los atletas, las canchas para los futbolistas o la alberca para los nadadores. Así de importante es la labor que hizo aquel escalador.
Las labores de reconstrucción del muro se llevaron a cabo: un servicio de mantenimiento llegó a dar un cambio refrescante a la escalada en ese muro porque se taparon y rellenaron la mayoría de los agujeros con concreto. Básicamente, cualquier agarre gigante entre el cemento y las piedras quedó tapado, obligando a los escaladores a usar las facciones finas de las rocas.
Everardo Barojas comentó que “aunque he escuchado a varias personas quejándose, desde mi punto de vista, se trata de una excelente noticia. No sólo tenemos una pared diferente y nueva, si no que ahora es bastante más difícil y con eso, el nivel universitario tiene que subir.”
Al parecer, las quejas no se detuvieron ahí. Hubo quienes se dedicaron nuevamente a tallar la roca para hacer el paso a su gusto.
Desde nuestro punto de vista, esto no es correcto. En primer lugar, se trata de un muro que no fue pensado para ser usado por los escaladores, sino que sigue la arquitectura de toda Ciudad Universitaria. Pese a ello, los escaladores actuaron como parte activa dentro del deterioro del muro, un deterioro que llegó a extraer rocas de la pared.
Repararlo llevó su tiempo y dinero. Aquí es donde bien se hubiera podido obligar a los escaladores a abandonar la zona, como se ha hecho en otras partes. Pero entró el escalador que negoció. El acuerdo era que se permitiría el uso del muro si los escaladores cuidaban del lugar. Sencillo, ¿verdad? Esa es la otra razón por la que creo que no es correcto lo que se está haciendo en ese muro.
En muchos lados se cierran accesos a lugares de escalada por diferentes razones y han surgido agrupaciones que se dedican a negociar el acceso libre. Ya había un acuerdo. ¿por qué romperlo y poner en riesgo esa área de entrenamiento? Esperemos que se detenga. Prefiero ver intacto un patrimonio de la humanidad.
