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Montañismo y Exploración
Jirishanca: un ascenso exitoso a cien metros de la cumbre
30 noviembre 2012

Un grupo de montañistas alemanes realizaron un intento al Jirishanca, una de las montañas más difíciles de la cordillera Huayhuash. Por las condiciones de la montaña, se quedaron a escasos cien metros de la cima, pero ellos lo consideran un ascenso exitoso.







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Nunca había escalado nada igual, ni siquiera en Alpes.

Michi Wohlleben

La cordilerra de Huayhuash, al sur de la Cordillera Blanca en los Andes peruanos, encierra todavía el sentido real de aventura en casi todas las escarpadas montañas que la conforman. Aunque es común ver una cantidad significativa de personas en sus zonas bajas realizando el famoso trekking (uno de los 10 más hermosos del planeta), es poco usual ver montañistas escalando montañas como el Yerupajá (6,634 metros), el Siulá Grande (6,354) o el Jirishanca (6,094). Las tres son conocidas como montañas muy difíciles y el mundo entero las conoció a través de la película Tocando el vacío, de Joe Simpson.

El Jirishanca fue visitado por un equipo alemán que realizó un importante intento a una de sus cumbres, retirándose de la montaña cuando les faltaban menos de 100 metros para llegar a la cima.

Michi Wohlleben, Arne Bergau y Johannes Jähn, del Equipo Salewa, acompañados por el fotógrafo Hans Hornberger, alcanzaron el campamento base, por encima del lago Carhuacocha (unos 4,500 metros), a finales de mayo, tras dos días porteando sus suministros.

El grupo decidió seguir la vía italiana (Deluca, Stopinni, Piccini, 2003) sobre la pared oriental de la montaña. Las condiciones no fueron las mejores durante los primeros días de su estancia: con lluvias continuas y nevadas, la pared acumuló 20 cm. de nieve, lo que hizo su progreso bastante lento.

Al décimo día alcanzaron el “vivac Italiano” (5,350), escalada que Wohlleben califica de “terreno mixto traicionero y horrible…” Tras fijar cuerdas en todo este tramo, regresaron al campo base para descansar un día completo. Cuando alcanzaron nuevamente el vivac italiano lo hicieron en una sola jornada y cavaron una cueva de hielo donde pasaron la noche antes de su ataque a la cumbre.

Las verdaderas dificultades empezaron ahí: tramos con dificultad de 6c+, A1/WI 6- en terreno mixto. Jähn y Wohlleben hasta tarde y fijaron la cuerda para ganar tiempo al día siguiente. Mientras, Bergau excavaba una cueva en el hielo para pasar otro vivac: ya estaban a 5,800 metros.

Al día siguiente alcanzaron la arista cimera, a unos 6,000 metros. Desde ahí vieron por primera vez la cumbre, casi al alcance de la mano, pero las condiciones de la nieve eran demasiado peligrosas para llegar a ella: cornisas inestables, nieve “coliflor” y demasiada acumulación de nieve que hacía imposible asegurar. Una apuesta demasiado riesgosa para seguir adelante y sobre todo para el descenso. Decidieron retirarse de la montaña y quitaron toda la cuerda fija que habían usado en los días que se quedaron en la montaña. “Nunca había escalado nada igual, ni siquiera en Alpes”, comenta Wohlleben.

El relato del grupo Alemán no difiere mucho a los escritos por Walter Bonatti en 1961 (Rondoy, cumbre al segundo intento) Ricardo Cassin en el Jirishanca, cara oeste (1969) y Reinhold Messner en el Yerupajá Grande, cara este (1969, sin cumbre), entre otros. Todos coinciden en la extrema dificultad y los grandes peligros objetivos de las montañas que conforman este macizo.

Conquistar una cima es lo más importante para los montañistas, pero Wohlleben considera esta expedición como un gran éxito.

“Veo la meta 100% lograda cuando se asciende a través de una ruta difícil donde veo la cumbre, así que hay un poco de buen sabor en este intento. Las condiciones eran muy difíciles y me empujaron a forzar mis límites, tanto física como mentalmente. Ahora sé que puedo subir las secciones difíciles, incluso a gran altitud y estoy motivado para la próxima expedición. Después de todo, el objetivo más importante se logró: ¡todos los participantes llegamos a casa sanos y salvos!”


El Jirishanca es conocido también como Jirishanca Grande, para diferenciarlo del Jirishanca Chico, que está cercano. Su nombre en quechua es traducido como “Pico de colibrí de hielo”. En 1939 comenzó su exploración y desde el principio se le catalogó como una montaña muy difícil. El primer ascenso lo realizaron Toni Egger y Siegfried Jungmeir en 1957.

Michi Wohlleben es un montañista de alto rendimiento. Ha realizado escaladas de dificultad en Europa y otras cordilleras. Entre ellas, el ascenso a la pared norte del Eiger en sólo 5:10 horas y las Grandes Jorasses en 8:31. Su incursión al Jirishanca es una muestra de la calidad técnica que tiene.


Fuente

Michi Wohlleben


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