Se abre la ventana
Los magos que predicen el tiempo adelantaron un pronóstico: habría dos ventanas de buen tiempo: mayo 18 y mayo 25. Los equipos comenzaron a tomar sus decisiones. La primera ventana sería más corta y con viento; la segunda sería más larga y estable, pero demasiado lejana. Con la incertidumbre y el drama de la temporada hasta entonces, muchos tomaron al pájaro en la mano, como dice el refrán.
Mayo 18, 19 y posiblemente 20 serían los días con poco viento, quizá un poco altos, pero cercano al límite de 30 millas por hora que aceptaban la mayoría de los líderes; los equipos estaban listos. Los campos base de ambos lados de la montaña revivieron con nueva energía y excitación. Había llegado su hora.
Los equipos regresaron de sus campos superiores al valle donde estaban sus tiendas individuales del campo base. Escalaron la Cascada de Hielo del Khumbu de nuevo, esperando que fuera su último viaje por ella. Llegaron al Campo 2, tomaron un día de descanso y luego escalaron al Campo 3 para dormir con oxígeno por primera vez.
En su ascenso al Campo 3, una pequeña avalancha de hielo golpeó al C3 destruyendo varias tiendas e hiriendo a un sherpa. Fue evacuado a Katmandú.
Comenzó a pensarse que quizá Russ había tenido razón. La segunda conjetura prevaleció.
Los gritos de advertencia de las multitudes se hicieron más fuertes. La escalada del Campo 3 al Collado Sur tomó un par de horas extras porque algunos escaladores tuvieron problemas en la Banda Amarilla, en la parte superior del Espolón de los Ginebrinos. La ansiedad creció porque esta ventana duraría poco, quizá 48 horas. Los equipos planearon levantarse en la noche del 18, encumbrar el 19, repetir el 19/20 y regresar. Y una cosa más: la cuerda fijada aún tenía que ser fijada hasta la cumbre para seguridad de todos por los más hábiles y experimentados.
En la vertiente norte emergía un escenario similar, con un numeroso equipo chino dominando las pendientes y creando una preocupación similar en los cuellos de botella.
Primeras cumbres
Un grupo de sherpas salieron la tarde del 17 de mayo para establecer la ruta hasta la cumbre. Este equipo de hábiles sherpas provenían de IMG, AAI, Peaks Freaks, chilenos y 7 Summits.
En sus talones iba el equipo chileno, 20 fuertes montañistas dirigidos por la leyenda chilena Rodrigo Jordán. Ellos, los sherpas que fijaban la cuerda y Ueli Steck, quien subía sin oxígeno suplementario, hicieron cumbre la mañana del 18 de mayo, las primeras de la temporada.
Comienza la carrera
La noche siguiente, mayo 18, más de 200 escaladores dejaron el Collado Sur sabiendo que la ventana era muy corta y que los vientos podrían soltarse. Fue una noche exitosa con los más experimentados sherpas llevando a sus clientes más temprano, escalando más rápido y bajando para evitar las multitudes. Aparecieron reportes de filas en los cuellos de botella. También reportes de vientos inesperadamente altos. Pero algo más sucedió en las aristas del Everest.
Mayo 19, sábado por la noche. La última de esta primera oleada de escaladores partieron de nuevo. LA misma carrera, la misma pista, diferentes caballos. Pero esta vez los vientos y la nieve eran brutales. Poco después de haber dejado el Collado Sur, algunos regresaron. Algunos ni siquiera pusieron en duda el juicio de guías experimentados que sentían que la noche era demasiado peligrosa entre las multitudes y los vientos.
Fue una noche estresante para aquellos que se dieron la vuelta, pero para quienes continuaron, estuvo más allá de la imaginación. Las fotos de los escaladores en la cumbre esa noche mostraban la ropa repleta de nieve, el rostro cubierto de hielo, la tensión reflejada en su postura. Sus figuras oscurecidas por las nubes y la niebla.
Cuando llegaron los reportes del fin de semana, se supo que en el Escalón Hillary hubo una espera de entre una y dos y media horas. Inaceptable en cualquier término. Los escaladores más lentos ralentizaban al resto. Los líderes se rehusaban a regresar. El lento se hizo más lento, el oxígeno comenzó a escasear, sus reservas de energía disminuían rápido, pero se negaban a regresar o regresar ellos mismos. La responsabilidad personal se echó para atrás ante la fiebre de cumbre.
Los equipos exitosos alcanzaron la cumbre y regresaron, escalando como un grupo muy unido, moviéndose libremente, revisándose uno al otro. Escalaron como uno, encumbraron como uno y descendieron como uno. Validaron el modelo de las guiadas comerciales en el Everest en condiciones difíciles. Confirmaron que con experiencia, entrenamiento y apoyo adecuados, el Everest podía ser controlado en situaciones difíciles. Y sintieron que habían pasado lo peor.
Conforme los escaladores iban más alto, veían cuerpos de la noche previa. Cuando descendieron, vieron más de su propia noche. Algunos fueron separados de las cuerdas fijas para permitir el paso a los vivos. Historias de horror emergían de nuevo desde el Everest y no sólo era desde la vertiente sur. El norte estaba experimentando su propio show de horror. No era como se suponía que pasaran las cosas.
Más allá de los límites racionales
Cualquiera puede escalar el Everest, no hay reglas ni requerimientos. Si consigues un lugar con un organizador, puedes escalarlo. Todas las advertencias están en letras pequeñas, pero el atractivo, la magia y la seducción son convincentes. Es una prueba contra la naturaleza, para probarse a uno mismo, para hacerse un lugar entre tantos. Las motivaciones de las personas están más allá de lo racional.
Se requiere experiencia, pero no es una exigencia para algunos organizadores. “Entrené mientras me aclimataba”. ¡No!, debes haber entrenado años antes de venir al Everest. Ponerse los crampones en el músculo de tu memoria, cambiarse los guantes debe ser sistemático, no un pensamiento consiente. Debes llegar al Everest con una fortaleza mental para empujar duro pero tener la disciplina para darte la vuelta cuando sea necesario.
Cuando los escaladores se enganchan a las cuerdas fijas, frenados por las multitudes, también bajan sus esperanzas de sobrevivir. Algunos regresaron, otros siguieron hacia arriba. Las advertencias desesperadas de regresar fueron ignoradas. Su oxígeno disminuyó y por la tarde ya no tenían. Las lecciones de cumbres tardías de 1996 fueron ignoradas.
Otros empujaron más allá de sus límites personales, muchas veces sin saberlo. No hicieron nada malo, sólo sucedió. Las oscuras señales de advertencia de líquido o mal de altura se escondieron en el paso lento y metódico de seres humanos anónimos en un lugar donde no puede vivir ningún humano. Todos asumían que todo estaba bien, nadie preguntaba, nadie decía, todos empujando hasta que fue demasiado tarde: la caminata de la muerte.
En la vertiente norte, un escalador se rehusó a retirarse a pesar de una severa advertencia, aun pidiéndoselo los sherpas o los escaladores que pasaban. Tenía su historia en ese lado de la montaña, todos lo sabían. Sin embargo, se quedó, terco, determinado o peor. Eventualmente un grupo de rescate lo bajó con mucho riesgo para todos ellos. Inmediatamente dijo que quería volver a subir.
Los montañistas no ignoran a los montañistas como tantas veces se dijo después de estos acontecimientos. En el 2012 se produjeron las mismas historias de egoísmo, de conducta inhumana, de actos inmorales por encima de la zona de la muerte.
Lo que no se dirá como sucedió en realidad son las historias de carencia de medicinas de gran altitud llevadas para las personas que las necesitan, el conocimiento de ellas para usarlas con eficacia, las inyecciones que fallaban porque las agujas del grosor de un cabello, se rompían contra la piel congelada, de la carencia de radios en los compañeros de equipo, de la ausencia de planes de contingencia del organizador por su costo, de…
El drama ganará a la realidad.
¿Podrían haberse previsto estas muertes? No me toca decirlo porque no estaba ahí. He visto muertes en las altas montañas, enterrado compañeros, sentido impotencia sabiendo que no había nada que pudiera hacerse. La muerte en las montañas no es trivial, no es pastura para el noticiero de la noche. Es real, devastador para las familias. La búsqueda por culpables, entendimiento o respuestas impulsan la calma hacia el frenesí.
Aun así, más gente volverá a escalar y los mismos errores sucederán de nuevo.
De regreso en el Campo Base, los escaladores vieron y escucharon los acontecimientos del fin de semana. Se esparcieron los rumores de muertes, el conteo de cuerpos desconocido. Los que estaban en el norte escucharon los rumores, los que estaban en el sur, escucharon rumores desde el norte. Una enorme montaña pero una comunidad muy pequeña.
Las estaciones de televisión se apresuraron a hablar con alguien en vivo desde el Everest, conseguir video de las largas filas. Los encabezados hablaban de otra marcha de la muerte en la segunda ventana. “¿Por qué no se detienen?” Himex se había puesto como un ejemplo de liderazgo: si todos actuaran de manera tan responsable, entonces nadie habría muerto.
Pero las muertes no tuvieron nada que ver con el que Brice se fuera. Los muertos murieron por sus propias ambiciones, no por el desprendimiento de rocas o hielo o alguna caída. Murieron porque tomaron un riesgo de estar en donde los hombres no están destinados a estar. Y perdieron. Duro, pero es la verdad.
La segunda ventana
La ventana de buen tiempo para mayo 25 fue tan buena como puede serlo en el Everest: vientos bajos, si nieve. De nuevo, los escaladores tomaron posiciones. Con lo pasado el fin de semana anterior, los organizadores colocaron sherpas adicionales en el Collado Sur con oxígenos de emergencia, mano de obra dispuesta a ayudar a sus escaladores.
Esta nueva oleada parecía más experimentada, los grupos pequeños habían ido primero y algunos pagaron el precio. En esta ronda algunos miraron afuera de la tienda el 24 de mayo y regresaron a la cama. Era el lujo de tener una ventana amplia y estable de bien tiempo.
En medio de todo este drama de la vertiente sur, los esfuerzos en la Arista Oeste fueron cancelados. Las condiciones en la ya peligrosa cresta eran demasiado peligrosas para hacer un intento.
Conforme avanzaba la tarde del 24 de mayo, los montañistas ascendían rápido, casi demasiado rápido para llegar a la cumbre antes de que el sol apareciera en el este. No había filas. Las condiciones, excelentes. Así es como se suponía que debía ser el Everest esos días.
El 25 de mayo fue similar, pero aún mejor. Los escaladores dijeron que no había esperas al subir o bajar. Los titulares sensacionalistas estaban equivocados.
El descenso
Los diferentes equipos regresaron al Cwm Occidental temiendo a la Cascada de Hielo y con advertencias de condiciones de calentamiento inaceptable al final de la temporada. Se preparaban para el viaje final al Campo Base. La Cascada de Hielo superior era diferente a como estaba en abril. Los bloques de hielo se habían movido, los seracs de habían liberado, las escaleras se habían colocado en otros lugares. Pero el regreso no tuvo complicaciones para la mayoría. Están a salvo. Están en casa.
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Inspiración
Escalar el Everest ofrece una oportunidad para destacar y algunos lo hicieron este año. La japonesa de 73 años de edad Tamae Watanabe, rompió su propio récord de ser la mujer con más edad en encumbrar. Escaló por el lado norte. Dijo que se sintió “vieja” en la cumbre.
Ngim Chhamji Sherpa, nacido el 14 de noviembre de 1995 y ahora con 16 años, se convirtió en la mujer más joven en llegar a la cima del Everest alrededor del mediodía del 19 de mayo. Miss Ming Kipa Sherpa continúa siendo la mujer más joven que ha escalado, a los 15 años, la cumbre desde el norte en 2003. Hubo muchos que fueron los primeros de su país, en subir sin oxígeno suplementario y otras distinciones pero prefiero no mencionar una por una y que no lleguen las felicitaciones a todos y cada uno.
Hubo muchas cumbres en el Lhotse este año. NO monitoreo al Lhotse, la cuarta montaña más alta del mundo, pero probablemente fueron más de 50. Este fue un año difícil y escalaron la cima rocosa con coraje y determinación.
También bajo el radar estaba una escalada en el Nuptse, que forma el lado Sur del Cwm Occidental. El 17 de mayo Gerlinde Kaltenbrunner y David Göttler alcanzaron la cima escalando la larga y difícil Arista Norte por la ruta Scott. Kaltenbrunner es la primera mujer en haber alcanzado los 14 ochomiles sin el uso de oxígeno suplementario.
La lista final de cumbres en el Everest no estará disponible por variosmeses. Toma largo tiempo certificar cada cumbre, desentrañar los nombres de los sherpas para garantizar que el “Dawa” correcto reciba el crédito debido. El Ministerio de Turismo de Nepal y la Asociación de Montañismo Chino Tibetana mantienen la lista pero el esfuerzo personalo de Ms Elizabeth Hawley en el Himalayan Database es un estándar de oro. Otro excelente recurso para las cumbres de ochomil metros, es el sitio de Eberhard Jurgalski 8000ers.com
Mis estimaciones muy burdas y no confirmadas: total de montañistas en ambos campos bases: 446 occidentales más 500 sherpas, sumando 946. 548 cumbres por ambos lados, con un 57.93% de éxito. Diez muertes en total.
No perdamos el hecho de que más de 500 personas alcanzaron la cumbre con seguridad. Mis sinceras felicitaciones a todos y cada uno de los escaladores, sin importar el resultado.
Lecciones desde el Everest
Las montañas son para todos. Digo esto a menudo y creo en ello profundamente. Las montañas no son un lugar para que haya más regulación, más oxígeno, más filas o más guías. Se trata de un lugar de refugio, los más altos que los montañistas han ganado a través del aprendizaje de sus habilidades, del conocimiento, del compromiso personal para cuidarlos para las futuras generaciones, una oportunidad para demostrar responsabilidad personal.
Vamos a aprender de Everest 2012, no como una industria, sino como individuos y comprometernos para ayudar uno al otro y ser mejores montañistas.
Cortesía de alanarnette.com ©
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